Violet tomó un poco de distancia con Gabriel. Él accedió a darle su privacidad, porque, con aquella timidez repentina, obtuvo la respuesta.
—¿Nunca has intentado por lo menos tocarte? —preguntó Gabriel. Ese era su problema, era demasiado directo cuando tenía curiosidad.
Violet estaba demasiado avergonzada como para responder.
—Pero, corazón, no debe apenarte, es normal que una chica se toque. Se llama autoconocimiento físico —explicó—. Así, cuando tengas sexo, podrás saber lo que te gusta y lo que no.
Violet llevó una mano a su rostro. ¿En serio debía tener esa conversación con Gabriel?
—Sí, obvio que me he tocado —dijo. Era mentira, ella era tan miedosa y pudorosa que jamás intentó tocar sus partes íntimas. De hecho, lo más interesante que había hecho hasta ese momento fue desea
