Capítulo 2

1061 Words
Antón. Mi vida ha sido monótona, trabajar y coger con quien se me cruzara hasta que conocí a mi esposa Laila, una chica maravillosa que me hizo querer una familia. Pero cuando ya estuvimos casados ella dejó mostrar su verdadera personalidad, la maldita jugo bien su papel de niña buena y pura. Su familia era muy amiga de la mía, por imposición de por mi abuelo y un trato con el de ella, nos casamos. Pero el mismo vio como me era infiel, algo que yo ya sabia y que no me importaba porque jamás me enamore de ella, nuestro matrimonio si bien se consumió, desde hace 6 años que no la tocó, de los 7 años que llevó de matrimonio. No dire que no tengo aventuras porque sí las tengo y muchas, pero solo de una noche. No quiero a una mujer a mi lado. Cuando mi abuelo muere hace 3 años decido irme a América, necesitaba poner distancia en mi vida, dejé todo en manos de mi amigo Philips, y también porque tengo negocios y los he dejado a su suerte. Una vez llego a América, más específicamente a estados unidos a la ciudad de nueva York. Mis días pasan entre, mis bares, en donde consigo mujeres para coger, en mis hoteles, a donde las llevo, jamás llevo a nadie a mi casa, la cual es como un oasis, en pleno nueva York, el cual es mi refugió. El restaurante es para todo lo demás encuentro con mujeres y listo. En él tengo mi propia mesa, y no se me acerca nadie, ya que mi fama es de un ser frío, sin corazón. Bueno, tienen razón por algo, lo dicen. Todo transcurrió bien por 2 años hasta que llega a trabajar a mi restaurante, una chica hermosa que despierta en mí cosas que jamás en mi vida había sentido por una mujer. La miro de lejos me encanta su personalidad tan conformacional, pero lo que más llama mi atención son sus ojos de un gris tan puro que da hasta miedo que te mire y pueda ver tu alma. Y que hablar de su cuerpo, que es de infarto y sus labios gruesos, los cuales se han vuelto una constante fuente de deseo. Solo imaginar en donde los quiero, mi erección crece de forma monumental. Desde que entro a trabajar me he preocupado de que nada le ocurra sigo sus pasos como si fuera un psicópata, pero algo en mí me hace querer protegerla. Saberla bien es mi necesidad. Me encantan sus comentarios sarcásticos y me terminó de encantar más cuando le dijeron que tenía que ponerse linda para mí y ella se miró y dijo. Este es mi uniforme, mi apariencia es presentable y no vengo a que elogien por mi apariencia. Las veces que no estoy en el restaurante estoy en mi departamento u oficinas viendo todos sus movimientos. Lo que jamás me he perdido en este mes desde que está acá, es su salida. Yo mismo me encargo de verla subirse a su moto y que vuelva a su departamento. Que gracias a dios es cerca. De lo que me he dado cuenta es de que ella no está saliendo con nadie, y si la he seguido de día y me he aprendido su rutina, puede sonar mal, pero no quiero que nada malo le pase.es algo que sale de mi interior. Lo que colmo mi paciencia y el maldito lo p**o, fue cuando un cliente intento tocarla sin su permiso, me encanto que se haya defendido y como lo hizo. Al maldito lo esperé en el callejón en donde se hacen las descargas de los camiones que nos surten con mercadería. Le indiqué que si volvía a verlo cerca de mi mujer lo mandaría por encomienda a su familia. Jamás fui posesivo o celoso, pero con ella es diferente, ni yo mismo me entiendo. Menos me reconozco. Es viernes y ella está esperando a su amiga para irse, escucho que habla, o algo por el estilo. Cuando me acerco, miro sobre su hombro y veo un cuaderno con mi rostro dibujado en él, a todo esto ella no sabe quién soy, solo sabe que soy un cliente nada más. Me atrevo a tocar su hombro y salta por el susto, toma el lapicero que tiene en sus manos y lo toma como si fuese un arma letal, me rio por su cara y por la acción, es tan linda. Le digo si gusta ir a tomar algo conmigo en una hora, le doy mi tarjeta en donde revelo quién soy, ella la toma, la mira y sonríe, cuando me doy cuenta ella me está abrazando, yo respondo y mi corazón late a mil por hora. Se siente maravillosamente bien. Se separa y me agradece, yo la miro extrañado y me explica lo del pleito con el tipejo, mis manos toman vida propia y acaricio, su mejilla y un escalofrío recorre todo mi cuerpo, su piel es muy suave, me imagino estar besando su piel y que mis manos recorran cada centímetro de su cuerpo. Acorto la distancia y mis labios caen sobre los suyos, son tan tibios, acerco su cuerpo al mío, sus manos van a mis brazos y aprieta mi camisa, mis manos van a su cintura, la cual es diminuta, el beso sube de tono, pero me obligo a soltarla. Alguien nos puede ver. Y no quiero que nadie la juzgue o piense algo malo de ella. Ella solo me mira, cuando quiero decirle algo, ella solo me toma del cuello y me besa, pero no me deja disfrutar, ya que se aleja y me pega en mis partes íntimas. Caigo de rodillas y ella se acerca a mis oido y me dice. .— está muy bueno y me has dado los mejores orgasmos en mis sueños, pero no te equivoques, sé cómo son los de tu clase.— .— nos vemos jefe. Y sin más la veo subirse a su moto y salir corriendo, definitivamente no es como las demás, pero aun asi serás mía. Mi amor. Como puedo me levanto, miro hacia arriba y me doy cuenta de las cámaras, les hago una señal de silencio, me encamino a mi auto con una cojera leve, una vez dentro, me voy a mi departamento. Y otra vez sueño con ella.
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