Todo acabo, todos estaban curados y como nuevos o bueno casi nuevos, ya que todos habían recibido una fuerte paliza no quiero imaginar como quedaron los otros poco a poco me acerque a la puerta por donde entre y cuelgue mi bolso en mi hombro mientras esperaba miré a todos a mi alrededor hasta que el mismo hombre al que había curado minutos antes se acercaba con pasos largos y firmes a mí abotonarse la camisa que yo le había quitado
—Creí que no podías mover tu brazo— dije mientras cruzaba mis brazos delante de mi pecho y levantaba una ceja en señal de disgusto
—Tengo una excelente doctora — dijo muy divertido pero sin ninguna expresión en su rostro
— Ja, ja, muy gracioso, ¿tú me llevarás o lo harán tus hombres?—pregunté muy cansada.
—Tengo hambre, ¿tú no?—dijo sin importarle mi pregunta.
—¿ALGUIEN TAN AMABLE PODRÍA LLEVARME DE NUEVO AL HOSPITAL TENGO TRABAJO?— grité, mirando por un costado del gran hombre.
Él me sujetó del brazo con mucha fuerza sacándome de la habitación a las corridas me arrastro por un largo pasillo y subimos unas escaleras de madera bastante viejas que crujían al pisar hasta una puerta de madera que había en la parte superior era como un tipo de sótano cuando salimos note que conectaba con una gran cocina muy lujosa no pude ver mucho y de ahí me arrastro hacia una puerta que conectaba la cocina con un lado de la casa no vi mucho, pero por lo que me dejó ver era una casa enorme y las habitaciones estaban muy bien amuebladas
—¿A dónde me llevas?—le dije mientras me arrastraba con él por el patio.
Sus pasos eran largos y los míos no. Haciendo que dé a ratos que me tropezará con mis propios pies, se ve que eso le molestó porque me subió a su hombro como si fuera una bolsa de papa sin inmutarse.
—Oye, bájame, no soy un costal para que me lleves así, bájame ahora— le grité enojada.
Me dio una fuerte nalgada en el trasero, haciendo que me retorciera del dolor. Un pequeño grito salió de mis labios cuando volvió a golpear mi trasero.
—Pórtate como una buena niña o te lo haré de nuevo, ¿acaso quieres que te castigue por portarte mal?—dijo en modo de advertencia.
No dije nada solo me quede en silencio no quería que lo volviera hacer me dolió mucho su nalgada, pero una parte de mí quería ver que era capas camino por unos cuantos metros que parecieron eternos se detuvo y me bajo lentamente estábamos frente a un auto deportivo lujoso n***o con rayas amarillas a los costados y vidrios polarizados muy negros él me abrió la puerta y me empujo lentamente desde mi espalda baja para que entre en él.
Sus asientos de cuero se sentían riquísimos bajo la piel de mis manos, me puse el cinturón mientras él terminaba de enviar unos mensajes fuera del auto yo lo veía por el parabrisas su esbelta figura estaba muy bien no había notado, pero era muy grande y musculoso más de lo que yo creía diablos y qué brazos
sacudí mi cabeza tratando de sacar esos pensamientos, de ahí él era el cuñado de mi hermana, no debía pensar en esas cosas. ¿Qué diría la gente que hicimos dos por unos en hombres, sí, claro, como si este adonis fuera a prestarme atención?
—¿Nos Vamos?—
Sus palabras me sacaron de entre mis pensamientos, haciendo que me sobresalté. ¿En qué momento había entrado en el auto? Me pregunté, solo asentí con la cabeza y él arrancó el ruidoso auto. Pisó el acelerador a fondo. Si creía que eso me asustaría, estaba equivocada. Me gusta la velocidad.
Mi codo estaba apoyado sobre el borde del vidrio de la puerta y sostenía mi cabeza que estaba apoyada en el asiento del auto comencé a sentir una presión en el muslo izquierdo primero leve y luego comenzó a apretar más fuerte haciendo que abra mis ojos haciendo que me diera cuenta de que me había quedado dormida
—¿Dónde estamos yendo? Este camino no va a mi hospital — dije mirando por la ventana tratando de reconocer alguna calle, pero eso fue imposible.
Él no respondió a mi pregunta, lo que hizo que me entrara un poco la desesperación. Odiaba que me ignoren. Mi pierna, que aún seguía bajo su enorme mano, comenzó a moverse por lo nerviosa que me ponía. Comencé a morder la parte interna de mis mejillas; sin duda este hombre sabía estresarme.
Piso el fresno haciendo que las ruedas del auto chillar no había autos en la calle porque aún no amanecía cuando el auto se detuvo por completo lo mire algo sorprendida por su repentino actuar creí que me obligaría a salir del auto, pero, en cambio, se desabrochó el cinturón de seguridad y me quito el mío
mis ojos lo seguían en todo momento con su mano derecha sujeto mi nuca acercándome hacia él y su mano izquierda me sujeto por la cintura atrayendo mi cuerpo hacia él haciendo que termine sentada sobre él con las piernas a cada lado de las suyas trague grueso cuando sus manos comenzaron a recorrer mis muslos subiendo por mis caderas hacia mi espalda donde comenzó a presionar obligando me a acostarme sobre su pecho
—Duerme un rato, yo te avisaré cuando lleguemos— dijo acariciando mi espalda
Encendió nuevamente el auto con su mano izquierda en mi espalda evitaba que me levantará mientras daba rítmicos golpes haciendo que me relajara aún más sobre el su corazón latía lento, pero muy fuerte haciendo una hermosa melodía y si perfume inundaba cada pared de mi nariz era dulce, pero muy varonil haciendo que poco a poco me volví a quedarme dormida en el pecho de ese adonis musculoso.