Lo Lamentarás

1000 Words
EMMA Víctor y yo caminábamos por la galería parando en cada una de las obras prestando mucha atención a cada detalle, Víctor era muy buen conocedor de arte así que solo hablaba del significado de cada pincelada y como él analizaba los colores usados y las técnicas, me limite a asentir muy asombrada por sus conocimientos sin duda mi marido era muy brillante, él estaba satisfecho con mi interés en que siguiera hablando continuamos adentrándonos en la galería, tomamos unos minutos para descansar junto a una mesa de comida, Víctor me sirvió una copa de vino y me la entrego él se sirvió un baso de whisky y choco su baso contra mi copa bebimos un sorbo y él se acercó a mí pasando su mano libre al rededor de mi cintura y posando su mano sobre mi espalda acercándome más a su pecho — Me gustaría saber por qué tu padre nos está siguiendo por toda la galería — dijo bebiendo otro sorbo a su trago. — No creo que nos esté siguiendo cariño, es la muestra de su hija y de seguro quiere ver todo, igual que nosotros, no creo que haya algo de que preocuparse— trate de calmar su temperamento. — Puede que tengas razón, pero aún hay algo que no me está agradando para nada— se acercó aún más a mí posando su rostro junto al mío, quedando junto a mi oído. —Y ¿qué es?—pregunté pasando mi mano libre por su brazo hacia su hombro. — Me está disgustando como ese maldito te está mirando.— dijo a mi oído. — ¿De quién me estás hablando?—pregunté, poniéndome un poco tensa. — El hijo de Romano, ese maldito te ve con lujuria como si quisiera comerte, lo detesto, eres mía — dijo mirando por encima de mi hombro, él estaba muy enojado. Deje mi copa en la mesa y rodeé sus hombros con mis brazos, acaricié su nuca y lo miré fijamente a los ojos. Él bebió el resto de su trago y dejó su vaso en la mesa, me sujetó con ambas manos la cintura, atrayéndome hacia él lo más cerca posible. — No tengo ojos para nadie más que para ti, cariño— dije en un tono suave tratando de calmarlo. — Eso espero, eres mía y de nadie más, el maldito que se atreva a tocarte, le cortaré las manos y a ti te asesinaré— dijo clavando un beso en mis labios tan posesivo que me dejó sin aliento pero con un mal sabor de boca. Limpie la comisura de los labios de Víctor para evitar que quede con brillo labial, volví a tomar su brazo y seguimos caminando por la galería. Nos encontramos con mi hermana y mi madre, la cual estaban junto al señor Romano y Giovanni. Víctor tomó la iniciativa y se acercó para hablar con mi madre. — Víctor, qué bueno es volver a verte, ya te estaba comenzando a preguntar cuándo volverías — dijo mi madre abrazando a Víctor. — Señora Lestes, el placer de volverla a ver es todo mío. Lamento no haber traído presentes de mi viaje, pero fui estrictamente por negocios— dijo Víctor, aun sujetando las manos de mi madre. — Víctor, por Dios, llámame, Amanda, somos familia, querido, no necesitas tanta formalidad, y te dejaré pasar lo de los regalos solo porque veo a mi hija muy feliz con tu llegada— dijo mi madre sujetando el brazo de mi padre y clavando su mirada en mí con una gran sonrisa. — Bien, Amanda, Sara, quería avisarle que me llevaré a Emma por unas semanas a una fiesta familiar. Tengo entendido que la está ayudando con el tema de la boda, espero que no haya problema, que se ausente por unos días —pasó su mano por detrás de mi cintura atrayéndome hacia él. — No creo que se caiga el mundo, si mi hermana se toma unos días. Ha ayudado en la mayor parte de la boda y solo quedan algunos detalles, pero pueden esperar, que vayan tranquilos y disfruten— dijo mi hermana sujetando a su prometido. — ¿Cuándo saldrían?—preguntó mi padre. — Hoy en la noche sale nuestro vuelo hacia México — dijo Víctor un poco enojado. — Guau, eso es pronto, pero está bien. Pásenlo bien, envíame fotos, hija— dijo mi madre, algo sorprendida por la rapidez con la que nos íbamos. —Sin duda traeremos muchos recuerdos del viaje— Víctor me presionó contra su pecho y me dio un beso corto en el cuello. — Bueno, creo que deberíamos irnos, debemos preparar las maletas— Víctor, tomó mi mano y nos despedimos de todos saliendo de la galería. Salimos y nos dirigimos hacia el auto. Víctor me abrió la puerta y me ayudó a entrar. Él se acomodó en el asiento del conductor, colocó sus manos sobre el volante sin moverse ni encender el auto, solo quedó ahí mirando hacia el frente. — ¿Sucede algo, Víctor?—dijo mirándolo directamente al rostro, buscando algún tipo de expresión, pero no demostró ninguna. En un abrir y cerrar de ojos, me miró al rostro y, con el dorso de la mano derecha, me dio una bofetada en mi mejilla derecha, encendió el auto y salimos del lugar. Aun cubriendo mi rostro, me coloqué el cinturón, ya que íbamos muy rápido. — Ese maldito no dejó de verte hasta que salimos de la galería. Dime, Emma, ¿te divierte que ese malnacido te haya cogido con la mirada?, ¿Acaso te gustó? Qué no va a gustarte si eres una zorra como todas las mujeres en tu familia—La irá de Víctor era muy notable. — Lo... lo lamento— fue lo único que pude decir, mi rostro dolía por la fuerte bofetada que me había dado. —Lo lamentarás en casa eso dalo por hecho—dijo Víctor tando el volante con mucha fuerza.
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