GIOVANNI
Nos hemos reunido varias noches a cenar en la casa de los Lester, pero por alguna razón Emma ponía escusas y no venía, no es que yo la esperara, pero quería verla, fui a su trabajo y pregunte por ella, pero no había ido a trabajar, luego de salir hacia mi casa revise los correos que me habían llegado uno de ellos era de la rata siendo el primero que abrí
VÍCTOR GAEL PAULINO
EDAD: TREINTA
NACIONALIDAD: MÉXICO
Siendo la mano derecha del chaval es uno de los proxenetas más famosos y más buscados en toda Latinoamérica, emigró a Italia hace ocho años, está casado con la señorita Lester desde hace cinco años de los cuales tres paso en prisión por violencia doméstica (la información fue borrada), salió hace dos meses bajo fianza por buena conducta, no tiene hijos, sé lo ha visto entrando y saliendo de bares y cabarets de mala muerte desde que salió de prisión, vive en la residencia de la señorita Lester a la cual no se la ha visto desde que él salió.
(Es todo lo que se pudo encontrar, al parecer un agente del gobierno puso mucho de su parte para que borraran partes del expediente del señor Paulino).
Golpeé con mi puño la mesa, como diablos, estos malditos habían conseguido tener a alguien del gobierno en sus manos. Una idea recorrió mi mente, froté mis labios antes de tomar la encantadora invitación de mi cuñada.
Ya en mi auto me dirigí a la exposición de arte de Sara con la intención de buscar algunas respuestas de alguien que sé que sabe de primera mano quién es este hombre, estacione mi auto en frente a la galería y le entregué mis llaves al Guarda coches entre y tome una copa de vino mientras recorría la galería, ya que estaba ahí podía buscar nuevas piezas para mi casa.
—Cuñado, me alegra que hayas podido venir— dijo Sara parándose frente a mí con su encantadora sonrisa.
—Que tal Sara tu exposición se ve muy pintoresca— le choque si copa con la mía
—Gracias, por ahí están tus padres junto a los míos, por si te les quieres unir, si me disculpas, voy a recibir a la gente— dijo y se fue hacia la entrada.
Caminé entre las esculturas y pinturas hasta encontrarme con el señor Lester parado frente a una pintura de una mujer de espaldas semi desnuda cubierta con una sábana blanca.
— Algo interesante que pueda recomendarme— dije parándome junto a él admirando la familiar pintura
—Todo en esta exposición es perfecto, pero esta pieza, es especial. Emma fue la modelo de esta pintura —me miró muy orgulloso.
Mis labios se curvaron en una especie de sonrisa, carraspeo la garganta y bebí un sorbo de vino.
—Que puede decirme de Víctor Paulino—sin más preámbulos fui directo al grano
Francisco abrió sus ojos como platos y se atragantó con el sorbo de vino que había estado tomando. Comenzó a toser, así que lo ayudé palmeando su espalda.
—Sé que borro cierta información sobre él de los archivos, pero lo que quiero saber es si aún tiene algún tipo de conexión con él, ya que eso perjudicaría a mi familia y no lo puedo permitir—. Le susurré al oído mientras apretaba mi mano sobre su hombro.
—No sé quién te lo dijo, pero será mejor que no menciones a ese bastardo otra vez. No tengo ninguna relación con él, solo, le hice un favor a alguien, nada más, no he vuelto a tener contacto con él —dijo muy enojado quitando mi agarre de su hombro.
En eso le hice un gesto con la cabeza señalando detrás de él para que volteara, en eso entraba Emma con un hermoso vestido rosa pastel ajustado hasta la cintura y unos zapatos negros poco altos sujetando el brazo de Víctor el cual al ver a Francisco esbozó una media sonrisa antes de darle un beso a Emma en la mejilla
Se acercaron a nosotros y pronto llegaron todos a saludar. Podía ver con Francisco y Víctor que cruzaban mirandas que podían matar a cualquiera que se pusiera en medio. El ambiente era muy tenso y Emma solo podía ver cómo esos dos pronto se matarían el uno al otro.
—Víctor, tanto tiempo como has estado hace mucho, no te vemos con Emma —dijo Sara, muy alegre de ver a ese mal nacido.
—Estuve de viaje, unos negocios en Cuba me mantuvieron ahí por más tiempo del que pensaba, pero ya volví y no pienso irme —contestó Víctor abrazando a Emma por las caderas, sujetándola con fuerza. Emma solo sonreía sin decir ninguna palabra.
—Vamos, querida, quiero ver las obras de tu hermana, si nos disculpan— tomó a Emma de la mano y comenzaron a caminar por el salón.
—Veo que no soy el único disgustado con esa presencia, espero, Francisco, que tengas una buena explicación para que tu hija esté con ese maldito— dijo mi padre cerca del oído de Lester para que solo él lo escuchará.
—Cuando todo esto termine, les diré lo que quieran saber, ahora déjenme vigilar a ese bastardo —dejó su copa de vino sobre una mesa y puso sus manos detrás de él caminando a una distancia apropiada detrás de Víctor y Emma.
— ¿Tú que opinas de todo esto?—Preguntó mi padre mirando al hombre alejarse de nosotros.
—No sé qué pensar, pero esto no me da buena espina. —dije entrecerrado mis ojos
—Espero que esto no sea un problema a futuro o nos arrepentiremos de la unión de tu hermano — expreso mi padre con temor.
—Tranquilo, sea lo que sea, lo podremos solucionar por las buenas o por las malas, ahora disfrutemos el arte de tu nuera— dije chocando mi copa con el vaso de mi padre.