Ya todo estaba listo para la ceremonia. Sería una boda en la playa, como Bea siempre había soñado, con ese toque bohemio y un poco hippie. Los invitados eran pocos, pero muy importantes. Después de todo, los que se casaban eran la Lady Canciller y el comandante de las fuerzas especiales del canal interplanetario entre la tierra y marte. Así que lo mínimo que se podía esperar era ver entre los invitados a los reyes de Quinton, el ministro Gror y uno que otro m*****o del Concejo Intergaláctico. Mientras todos esos importantes personajes de la comunidad intergaláctica se saludaban afablemente entre sí y le deseaban éxitos a Raquiel en la nueva etapa que empezaría como casado, Bea estaba en su habitación en la mansión, ya casi lista. Le estaban haciendo los últimos retoques a su maquillaje,