—¡Amanda por favor, tú solo escúchame!–Suplicó Karim, pero la mujer al otro lado de la línea no le dejaba hablar.
—¡Me habían avisado de que esto sucedería, que volverías a tú país para estar con una mujer de tu religión y era cierto…me has traicionado Karim! –Lo acusó Amanda llorando, el príncipe de su cuento de hadas le había roto el corazón.
—¡Yo solo te amo a ti y esa boda es una farsa te lo juro! –Declaró Karim desesperado, no quería perderla. —Solo déjame explicarte todo Amanda, te lo suplico.
—Ya está todo explicado, no quiero que vuelvas a buscarme nunca más. –Contestó Amanda y antes de que Karim pudiera decir algo más, ella colgó la llamada.
El príncipe heredero estaba viviendo una pesadilla, había perdido al amor de su vida y no sabía que hacer para volver a recuperarla.
Dos días después de aquella conversación Karim junto con su padre y el tío de Rania organizaron todo para firmar el contrato matrimonial.
Al príncipe le importaba poco todo aquel protocolo, en realidad le resultaba repugnante. En varias partes del mundo algunos musulmanes ya no seguían costumbres tan retrogradas y anticuadas, pero para la familia real era crucial hacerlo.
Karim no puso atención a nada, apenas firmaba los papeles mientras pensaba en Amanda Tate, pero por la expresión de felicidad de Idris se imaginó que la dote que el Emir le había ofrecido lo había dejado excitado, algo realmente asqueroso.
Después de terminar todo uno de los hombres de la guardia real que tenía mucho respeto por el príncipe le hizo un gesto indicando que necesitaba contarle algo.
El hombre susurró la notificación que tenía que darle al príncipe en relación a su prometida y Karim lo miró preocupado, pero le dio indicaciones que el hombre no tardó en acatar.
Rania estaba agobiada con tantos trajes, telas y joyas que la rodeaban mientras que la diseñadora de las mujeres de la familia real daba vueltas alrededor de la chica sacando sus medidas.
—Es usted hermosa señorita, mire que la tercera esposa del Emir fue la novia más bella que tuve el honor de preparar para su glorioso día, pero la futura esposa del príncipe heredero es preciosa. ¡Será usted la envidia de todas las mujeres de Arabia Saudí. –Exclamó la mujer eufórica y Rania forzó una sonrisa viendo la expresión de envidia en la cara de su prima y de su tía, aunque Aisha a su vez daba saltitos de alegría. La chica le había cogido cariño a su nueva señora y Rania sentía lo mismo por ella, Aisha hacía que su infierno en aquel lugar fuera más ameno.
De repente los hombres del príncipe entraron en la habitación y todas las mujeres se sobresaltaron.
-¡No pueden entrar de esta manera en la habitación de la princesa señores!- Exclamó Aisha escandalizada.
-¡El príncipe exige la presencia de su prometida en el despacho real, ahora mismo!- Notificó el hombre que no tenía ninguna expresión en su rostro.
-Pero mi sobrina está haciendo las pruebas para su vestido de novia. – Contestó Hana molesta y sintiéndose que tenía alguna autoridad ya que su sobrina iba a ser la princesa, aunque le había dado rabia saber que el príncipe la trataba con tanta consideración.
—¡Son órdenes del príncipe señora y deben ser acatadas! – Replicó el guarda y Hana miró a Rania desconfiada cuando ella se dirigió a la puerta sin protestar. – Aisha puede acompañar a la señorita. – Permitió el guardia y Rania agarró la mano de Aisha para salir de la habitación.
Los guardias las guiaron por el palacio y Aisha se dio cuenta de que estaban tomando un camino contrario al despacho.
—¡El despacho real no está por ahí! – Avisó Aisha, pero los guardias no le hicieron caso y Rania la miró angustiada.
—¿A dónde nos están llevando Aisha? – Preguntó Rania nerviosa y la chica apretó su mano.
-Por lo que veo a los jardines de la parte trasera del palacio. -Susurró la chicay las dos se miraron sin entender lo que sucedía.
En la salida que daba a los jardines Karim daba vueltas de un lado a otro y cuando vio a Rania la miró con intrigado.
Sin decir ni una sola palabra el príncipe tomó a su prometida del brazo con suavidad para llevarla a otra parte y Aisha intentó seguirlos.
—¡Quédate aquí Aisha, regresamos en un rato! – Demandó Karim y Aisha lo miró desconcertada.
-Pero majestad no pueden estar solos! – Dijo Aisha preocupada por su princesa.
-No estaremos solos. – Respondió Karim dando una orden silenciosa a los guardias que decidieron seguirlo.
El corazón de Rania latía cada vez más rápido con cada paso que daban y por más que ella preguntaba Karim no contestaba ninguna de sus preguntas. Entonces entre unos árboles cerca de una pequeño lago artificial estaba él.
-¡¡Brian!!- Gritó Rania que lo reconoció aún cuando él estaba de espaldas. Brian se dio la vuelta para verla y la chica se emocionó mirándolo de lejos, después puso miró a su prometido suplicándole con la mirada.
-¡Ve con él Rania, no pasa nada!- Permitió Karim haciendo un gesto a los guardias que estaba al lado de Brian y estos se alejaron.
La chica corrió a los brazos de su novio y Karim sintió algo extraño revolviendose en su interior por ver a la pareja de enamorados, así que decidió darles la espalda para que tuvieran algo de privacidad.
-¡¡Mi amor!!- Habló Brian entre lágrimas.- Te he estado buscando como un loco Rania.
-¡Me secuestraron, la familia de mi padre me tenía encerrada y apenas me permitía contactar con mis tíos!- Declaró Rania y Brian tomó su rostro entre las manos.
-Vi las noticias de que te vas a casar con ese hombre.- Escupió Brian mirando a Karim con desprecio, pero al príncipe que lo escuchaba, no le molestó su tono.-¡¿Por qué Rania…por qué has aceptado esa boda, si es por dinero…?
-Por favor no me ofendas Brian.- Rebatió Rania su comentario, que sí molestó bastante a Karim preguntándose que clase de juicio tenía él sobre su novia. -Nos están obligando a hacerlo, pero no será para siempre.- Rania miró a Karim de reojo.- Cuando podamos nos divorciaremos y volveré a Estados Unidos para estar contigo, te prometo que está vez no ocultaré mi amor por ti de nadie.
-¡No puedo permitir que te cases con otro hombre Rania!, ¿tienes idea de lo qué significa eso para mí?!
-¡Lo sé amor y lo que más temo en la vida es lastimarte, pero te juro que solo será un matrimonio de mentira y nada más!- Afirmó Rania con seguridad.- Dame tiempo para salir de todo esto y estaremos juntos, por favor.
Brian no sabía que pensar de todo aquello, la mujer de su vida le estaba pidiendo que aceptará su boda con otro hombre y ese hombre estaba justo allí escuchando todo sin decir nada…pero ¿qué clase de locura era aquella?
Rania sabía que lo que le estaba pidiendo era demasiado, pero ella no tenía más opción y entendía si él decidía olvidarse de ella.
-Si no quieres esperarme lo comprendo, sé que es demasiado egoísta lo que te estoy pidiendo.- Murmuró Rania avergonzada y Brian la miró a los ojos, él la amaba y no quería perderla.
-Prométeme que no te va a tocar. –Exigió y Rania lo miró con incomprensión. – Puedo entender un matrimonio por obligación, conveniencia o lo que sea, pero no que te ponga un dedo en cima. – Aclaró y Karim aguzó el oído para escucharlo.-¡Prométemelo!
-Yo jamás podría hacer algo así Brian, te amo a ti y no me sería capaz de entregarme a otra persona.- Aseveró Rania y Brian vio la resolución en sus ojos.
-¡Tenemos que volver!- Avisó Karim cuando uno de sus hombres les notificó que empezaban a echarla en falta.
-¿No puedo estar un minuto más con mi chica, ya que serás tú quien se casará con ella?- Espetó Brian molesto y Karim se giró para verlo.
-Si de verdad la amas esperarás por ella y un minuto no serás nada comparado a la vida que te espera a su lado, ahora por favor espero que entiendas que esto que estamos es muy arriesgado y seguramente la que saldría más perjudicada de esto si alguien nos descubre sería Rania.- Contestó Karim con vehemencia y estiró la mano llamando a Rania.
Ella se despidió de Brian, pero antes de regresar al palacio con Karim, Brian la tomó con fuerza pegándola a su cuerpo y le dio un largo beso.
El príncipe notó la intención de Brian de marcar su territorio y esa actitud no le gustó ni un poco, al parecer era un hombre que estaba más preocupado en demostrar que Rania era suya antes que la seguridad de la chica.
-Esperaré por ti el tiempo que haga falta, porque eres y siempre serás mía. -Afirmó Brian y Rania le dio un suave beso en los labios para despedirse, pero el hombre no cerró los ojos apenas echó una mirada de advertencia a Karim que seguía sin entender su antagonismo, claramente fruto de sus celos.
En el regreso al palacio Karim estaba reluctante a meterse en la intimidad de Rania, pero había algo que necesitaba saber. Si querían que aquella farsa saliera bien no podía haber secretos entre ellos y menos alguno que pudiera ser utilizado en su contra.
Entonces Karim la tomó de la mano parándose en seco. Rania lo miró con interrogación y más cuando Karim pidió a sus guardias que los dejarán solos.
—Rania hay algo que necesito preguntarte y te pido por favor que seas franca conmigo. — Habló Karim con un tono un tanto inseguro, algo muy poco apropiado de él.
—Sí claro, ¿Qué quieres saber?
—¿Eres virgen? –Preguntó Karim mirándola a los ojos, pero por la edad que tenía, la vida que había tenido en Estados Unidos donde había tanta libertad y por la posesividad de su novio Karim dudaba de que aquello fuera posible.
—Eso es algo íntimo. —Dijo ella incómoda con la pregunta y decidió continuar caminando, pero Karim la detuvo.
—Lo sé, entiendo que es una pregunta muy invasiva, pero necesito saberlo Rania. —Insistió
—¿Por qué, para saber si tengo valor? –Espetó la chica y él negó.
—Rania sabes que después de nuestra boda pasaremos a la segunda parte de la ceremonia y nuestra primera noche de casados. Algunas familias ya no lo hacen, pero la mía sí y te aseguro que mi madre estará pegada a la puerta esperando la prueba de tu virtud y yo necesito saber si lo eres o no para planear todo bien. Dime, ¿eres virgen o te has entregado a ese hombre?
Aquella no era una pregunta que Rania quisiera contestar, pero sabía que Karim tenía razón. Entonces susurró.
—Sí, aún soy virgen.
Karim la miró un tanto impresionado y después suspiró incómodo.
—Está bien, puedes estar tranquila que no te voy a tocar, pero buscaré la manera de que pases por eso sin que nadie te moleste. —Aseguró y ella asintió.
Pero en su noche de bodas sucedería lo que ellos menos se imaginaban. Lo para muchos debería ser una noche de entrega y amor, para ellos sería una noche de humillación, dolor y vergüenza.