Jax tenía una taza con té entre las manos, mientras estaba apoyado en la barandilla de la terraza de su cocina. Observaba cada detalle de su reina, guardando todo de ella en su memoria. Cómo entrelazaba las piernas sentada en una silla alta, mientras devoraba el pedazo de sandía que tenía en las manos, y la mejor parte es que estaba desnuda. Para una chica como ella, que había pasado toda la vida cubriéndose de los pies a la cabeza, después de sentirse cómoda desnuda delante de un hombre, Malika ya no quería ni siquiera mirar una pieza de ropa. —Despacio o te vas a atragantar. —advirtió Jax viendo como ella manchaba la comisura de sus labios comiendo su fruta. —Tengo prisa, mucha prisa. —declaró antes de soltar lo que restaba de la sandía y tomarse un vaso con agua hasta dejarlo vací