—No puedes estar aquí Jax. —Recriminó Malika antes de salir corriendo despavorida y se meterse bajo las sábanas. —¡Márchate ahora mismo! —No puedo acercarme a ti y cuando tengo una oportunidad huyes como si fuera el mismísimo diablo, así que tendrás que aguantarme aquí porque no soporto más estar en este palacio sin poder hablar contigo. —Replicó Jax parado delante de la cama viendo como la chica solo asomaba la cabeza para verlo, intentando esconder su cuerpo. —No eres el diablo, pero eres una de sus semillas sobre la Tierra, una tentación pecaminosa, el mal con cara de ángel. —Lo acusó Malika con el ceño fruncido mientras que el piloto se reía. — No es gracioso Jax, puedes llevarme al infierno tan sólo con mirarme y yo no quiero eso. —No hagas caso a las tonterías que dice que Fáti