Capítulo 2 Egoísta

1589 Words
Britney — Hay una explicación lógica para esto —señaló el ventanal —, pero primero —camine para cerrar la puerta. Una queja colectiva se escuchó desde adentro, los mire molesta antes de señalar dentro de la casa. — Dudo mucho que lo haya —gire para mirarlo —. Hemos salido por meses, he tolerado tus cambios de frío a calor, los comentarios despectivos de tu familia —señaló dentro. — No es tan así —papá habló a través de la ventana. — ¡HAMILTON! —gruñó. — Me rindo, ya no puedo Bri —junté mis cejas. — ¿Te rindes? ¿Con respecto a qué? —me había perdido una parte de la charla, estaba segura. — De tus cambios, que pases de "quererme" —hizo las comillas —a apenas tolerarme, de los caprichos, de cada cosa que hay en el medio —me observó —. Espero que te vaya lindo Britney, sobre todo porque estoy seguro de que ni siquiera escuchaste cuando te dije que iba también para Boston —abrí la boca, la cerré, e hice una mueca. — Dylan —di un paso. — No, no quiero escucharlo, no quiero saber sobre tu egoísmo, gracias, pero no —movió la mano —. Suerte con medicina, serás una gran doctora, ojalá se compense con lo otro —me miro —, quizás cardiología, tal vez así aprendas que pasa con aquel órgano cuando lo tratas como si no importara —auch. Sabía muy bien que me merecía sus palabras, pero no quitaba que no doliera, aun cuando tenía todo el derecho del mundo a estar enojado. Me había dicho que viajaba a Boston y yo ni siquiera lo sabía. No tenía ni idea de que iba a estudiar, porque en realidad jamás me importó averiguar nada sobre él, pues la realidad es que salíamos, pero no lograba llegar a ese punto. Había pensado que literalmente tenía un problema, quizás no iba a conseguir jamás esa parte familiar. Aunque Aarón lo había hecho, él había conseguido su otra mitad, quizás yo también la había encontrado y ni siquiera me había percatado de ella. Tal vez con alguno de mis primos, igual que mi hermana, Emma. Pensé en eso, amigos y me sacudí un poco por la impresión. No, joder, eso sería asqueroso. Me resultaba asqueroso, algo que dejaba en claro que no había ninguna oportunidad para que aquello pasara. Si no toleraba pensarlo, mucho menos lo iba a llevar a cabo. — Espero que seas feliz Bri. Dylan habló una vez más y se alejó sin siquiera mirarme, sabía que era lo mejor, que debía dejarlo así, pero quería ser mejor persona. Me sentía buena persona, hasta hoy. — Eso fue peor que un golpe en la sien —lo fue —, te dijo egoísta y te trato como alguien sin sentimientos —Marcelo habló mi espalda y gire para mirarlo mientras Dylan se iba. Estaba a punto de decirle que hacía aquí, quería reclamarle que estaba escuchando, pero en lugar de hacer eso lo miré abrumada. Lo que sentía en ese momento no me gustaba, me dejaba parada en un lugar que no me agradaba, porque implicaba un proceso extraño. Volví a Marcelo, sus ojos verdes brillaban con el sol, se había hecho tatuajes como Bruno y llevaba un piercing de chico malo en la cara, pero era un oso de peluche cuando lo conocías. Hice una mueca, me observó con otra y abrió los brazos para mí. No lo dude, tampoco pensé mucho solo afirme y caminé hacia él. Sus brazos me rodearon, no dejaba que todos lo hicieran, mis padres me abrazaban, Oliver, Aarón, Denis no permitía que no la abrazara, aunque no me molestaba su abrazo, sólo la molestaba para que pensara que sí. — Supongo que tiene razón —solté el aire exageradamente —soy medio egoísta, ni siquiera lo escuche —Marcelo suspiró y acarició mi cabello. — El hecho que no logras conectar con él, no quiere decir que seas egoísta —esperaba que tuviera razón —, sabes lo que nos pasa a la mayoría de nosotros. Eso es verdad, nosotros estábamos en otra sintonía. Pero Marcelo hablaba de que el amor llegaba una vez, lo hacía en plural porque todos dijeron que le pasaría a él, que solo se enamoraría de una chica, porque era de la familia. — Lo que pasó es que simplemente él no logró captar esa parte tuya. Marcelo se había convertido en un gran amigo, el mejor de todos, nosotros éramos muy unidos, él era sin dudas como mi otra mitad. Pero no en el aspecto romántico, no funcionamos así, simplemente éramos amigos. — Quizás solo soy yo —suspire. — Mi pequeña, no eres mala Bri, ya va a llegar la persona correcta —dejo un beso en mi frente —Por lo pronto, yo estoy aquí para evitar que los idiotas se pasen de listos contigo. Me alejo para mirarlo, sus ojos brillaron mientras sonreía, Marcelo era sin duda el prototipo de chico malo, cabello rebelde, ojos verdes, mandíbula cuadrada, abdominales de acero. Tenía toda la apariencia de bad boy, pero con un corazón enorme que ponía a cualquiera a suspirar. — ¿Por qué dejamos que la toque tanto? —Aarón habló. — Porque son mejores amigos, mi hijo la quiere como una hermana —Bruno dijo lo obvio. — Además todos sabemos que mete su lengua a Sophie —Ben soltó aquello y alguien se ahogó. — ¿Qué? —ah, era Mateo. — Creo que me quieren muerto —susurro mirándome divertido. — Sí te pones a ver, ahora parecemos demasiado íntimos y ellos no parecen molesto con ello —observe por encima de su hombro a Sophie —. Pero Sophie sí. Marcelo no se movió, solo entrecerró sus ojos y negó antes de tomar mi rostro. — No le importo, ahora —toco mi nariz —¿Cómo estás? ¿Necesitas que lo golpee? Comencé a reír, ahora sabía qué hacía esperándome, él venía acá para asegurarse de que no me hiciera daño y que no se pasará. Algo que solamente Marcelo y Chase lograban llevar a un nivel preocupante, el primero se ha controlado un poco más, pero Chase había hecho una especie de obsesión sobreprotectora con Emma, qué ocasiona —en varias oportunidades —problemas. Como la fiesta de hace unas noches, se suponía que lo tenía controlado, pero eso no fue así, yo hablaba con Marcelo con respecto a lo que iba a hacer, me dio consejos, habló de las ilusiones y lo mal que uno lo pasaba cuando sentía que tenía oportunidad. Entonces Sophie vino a mi mente y su cara de contrariedad, esa que ponía aun cuando sabía que éramos mejores amigos. — Si no consigo el amor, ni tú tu otra mitad —lo apunté con el dedo —, hasta los treinta, te casas conmigo —ahora el jadeo fue comunitario. Marcelo me observó entretenido. — ¿Casarnos? —afirmó —¿Qué pasa con los besos? —lo mire. Ya lo había besado, no lo hacía mal. — Eres alguien para besar, oí que lo haces bien —mi padre pegó el rostro al vidrio. — Los matrimonios tienen sexo pequeña Bri —siguió tirando la cuerda, pensando que me acobardaría. — Tendremos sexo, quiero hijos ¿Tú? —papá abrió la puerta. — ¡No! —nos alejó —, lejos de mi nena Marcelo, no funciona así —me miró —. Uno se casa con quien ama, se acuesta con quien ama —pase la vista por todos. — Claro, todos ustedes se acostaron solo con el amor de su vida —se miraron entre ellos. — ¡JARED! Gritaron al unísono, quería reírme porque los estaba molestando, pero la cara de Sophie era un poema, me pegue a Marcelo y pellizque su brazo, su rostro giró para mirarme y desvié la vista divertida. No se movió solo se acercó para dejar un beso en mi frente y se acercó a mi oído. — Poner celosa a Sophie no cambiará nada, hay veces que no se puede —se alejó —, pero acepto tu propuesta, aunque estoy seguro de que encontrarás a quien te merezca —dudaba —, quizás no está en este lugar, tal vez es más grande o no ha nacido —gemí en un quejido. — Jodida mierda, quizás mi otra mitad es un bebé, me convertiré en la sugar mommy de alguien —mi amigo soltó la carcajada y pasó su brazo por encima de mi hombro. — Vamos a comer pequeña Bri, es tu última noche aquí, mañana viajas a Boston. Aquel día pasaron dos cosas, disfruté con mi familia una vez más, pasé tiempo con mis primos, hicimos competencias y apostamos plata. Pero eso no fue nada comparado con lo que pasó en la noche. Sophie terminó llamando a Marcelo, salieron a caminar, ellos pasearon y ella le preguntó por nosotros. No hay un nosotros, algo que dijo, pero quiso saber si en verdad se casaría conmigo si no encontraba a su persona. Cuando le dijo que sí, ella soltó las palabras que él necesitaba. Era buena haciendo de cupido, lo sabía, al menos con las relaciones ajenas, las mías eran un caos, pero se suponía que ahora todo iba a mejorar, entraba en una nueva etapa de mi vida, la mejor de todas. ¿Qué podría salir mal?
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