Gardenia sintió una súbita urgencia en el tono profundo con que él formuló la pregunta Y también, que un pensamiento extraño pasó a la vez por la mente de monsieur Worth y la Duquesa, que ella no pudo comprender. Por un instante ambos la miraron y después la Duquesa dijo en tono estudiadamente casual: —Le he dicho a mi sobrina que debemos encontrarle un esposo apropiado. Ha tenido muy pocos placeres en la vida, pues se la pasó cuidando a su padre enfermo primero y a su madre después. Espero, monsieur, que pronto pueda ordenarle su ajuar. —Exactamente, múdame, ello me agradaría mucho Gardenia comprendió que la pregunta había sido contestada y que ahora él sabía cómo proceder. —Tráigame tafeta, tul, encaje blanco— ordenó a la vendedora quien se acercó presurosa. Le llevaron cortes de be