El mismo día
New York
Williams
Parezco que estoy de suerte, porque sin esperármelo me cruce con la chica de la tienda, no voy a negar que es hermosa, tiene unos bellos ojos azules, pero a mí no me interesa una simple empleada, más bien sigo intrigado pensando en Adriana, igual disfruto del momento dándome cuenta que le incomoda mi presencia, hasta que vuelvo a escuchar su voz.
–Disculpa de nuevo, buenas noches– me repite con una mirada tímida para escaparse.
–Muchacha tan rápido te vas, ¡Buenas noches…! –le grito confundido.
¿Qué fue eso? Solo hice una pregunta, no fui descortés, ni grosero, pero sino me equivoco se escapo de mí, en realidad es extraña la chica, tal vez escucho los comentarios de Charlie, ¿Pude ser?, Ahora que lo menciono me debe estar esperando para darme un sermón por haber faltado a la lectura del testamento.
Al día siguiente
Por más que hubiera querido aprovechar el colchón suave para disfrutar de un sueño reparador, no pude escaparme de las pesadillas, volvieron a estar presente, recordando las burlas, los maltratos de mis compañeros del internado, sobre todo sigo recordando la cara del maldito de Rupert, hasta su risa burlona la escucho como si estuviera presente a mi lado, pero para suerte pude ajustar cuentas con el desgraciado.
En fin, sintiéndome obligado tuve que salir de la cama, porque por mi hubiera dormido todo el día, aun así me levante para ducharme, vestirme y asistir a la lectura del testamento de mi abuela Lily, ahora estando en la recepción de las oficinas de los abogados de mi familia, donde nos anunciamos con la secretaria que enseguida nos pide tomar asiento en la sala de espera, así mi tío solo se relaja hojeando un periódico mientras yo contemplo unos segundos el lugar, hasta que soy sacado de mi burbuja por la voz del abogado.
–¡Buenas tardes! Williams, Charlie, por favor acompáñenme, vamos a realizar la lectura del testamento.
–¿Norman! ¿Estamos todos presente para la lectura? ¿Llegó Vivian? –pregunta mi tío.
–Charlie, Vivian está esperándonos en la sala de juntas.
–Norman, no entiendo qué diablos tiene que hacer Vivian en la lectura del testamento de mi abuela Lily, ¿No habrá manera de no verla? –repito frustrado.
–¡Williams!, tu madre tiene todo el derecho de estar presente en la lectura, ella es parte de tu familia, porque sigue casada con tu padre– me afirma el abogado mientras caminamos por el pasillo.
–Hay una cosa que se llama divorcio, pero conociendo a Vivian no lo ha hecho porque está esperando adueñarse de la fortuna de mi padre, y no lo ha podido hacer porque mi abuela puso cláusulas en su testamento, que solo se leería y ejecutaría cuando yo cumpliera 18 años de edad.
–Williams, yo quiero honrar la última voluntad de Lily, pasemos a la sala– nos explica Norman abriendo la puerta de la sala de juntas.
–Buenos tardes Vivian, acabemos de una vez con esto, por favor Norman inicia la lectura– le pido con malestar.
–¡Hijo! Me alegra verte, todos estos años la culpa me invadía por no poder hacer nada más por ti– me repite mientras intenta abrazarme.
–¡Sácame las manos de encima Vivian! No se te ocurra volver a hacerlo, porque no respondo.
–¡Williams! Soy tu madre, aunque no te guste y me debes respeto– me reclama furiosa.
–¡¿Madre?! El título te queda grande, eres solo la mujer que me trajo al mundo, nada más, hasta un animal es capaz de sentir amor por sus hijos, pero tú me diste desprecio, así que no me pidas algo que no mereces de mi– le repito furioso.
Margaret
Yo soy una chica que no se deja impresionar con nada, ni con nadie, soy bastante centrada, pienso mucho antes de tomar una decisión, incluso cuando acepté mi noviazgo con Donald, creí que era lo más conveniente, porque él es inteligente, agresivo en los negocios, tiene sus encantos, es alto de 1,85 cm de altura, cabello rubio, ojos marrones, piel blanca, es un buen tipo que me llegó a conquistar con sus encantos, además de trabajar con mi padre, aunque anoche las palabras de las chicas sobre el amor me dejaron pensando, porque según ellas amar es pasión, obsesión, alguien a quien necesitar, perder la cabeza, en verdad yo no puedo decir que lo he hallado, no habido esa persona que me enloquezca con solo mirarme a los ojos, o tal vez sí y no quiero verlo.
En fin, hoy llegue temprano a mi hogar a pesar de todo el trabajo que tenía, así voy abriendo la puerta de la casa de huéspedes, cuando escucho unas voces en la salita que tiene el lugar quedándome sin palabras apenas ingreso al lugar.
–¡Amor! ¿No piensas saludarme? –me repite mi novio abriéndome los brazos.
–¡Donald! Me has sorprendido con tu visita, ¿Cuándo llegaste? –logro reaccionar para terminar abrazándolo.
–Margaret se presentó la oportunidad de viajar a New York y no lo pensé dos veces, además estaba loco por verte, te he extrañado muchísimo.
–Donald, yo también te extrañaba, incluso pensaba llamarte, pero ahora que estás aquí tendremos tiempo para nosotros.
–Amor anda a cambiarte para ir a cenar a algún restaurante, porque tengo que contarte todo lo que he hecho estos días, además que tenemos que ir de compras, porque quiero que me acompañes a un evento que habrá en la ciudad.
–¡Ahora entiendo! Estás aquí por negocios, no viniste por mí, era lógico, siempre soy la segunda opción– le respondo frustrada.
–Margaret no repitas tales cosas, además lo importante es que estoy aquí, por favor no discutamos, ve a cambiarte, te espero aquí para ir a cenar.
Creo que acabo de entender que no hay pasión en mi noviazgo, solo una amistad, o es tal vez solo conveniencia, ¿Podrá cambiar eso? ¿Donald me ama? Me tocará averiguarlo para no cometer la peor estupidez de mi vida, siguiendo en una relación que no tiene futuro.
Williams
Cuando crees que pasaste por todas las desgracias posibles, todavía te queda enfrentar una prueba más, como yo, que tengo que soportar la presencia de mi madre, muchos dirían que es una exageración mía, pero no conocen la serpiente venenosa que me trajo al mundo, yo de mano propia pude palpar la clase de mujer que es ella, no sólo utilizo a mi padre para salvar de la ruina las empresas de su familia, sino que apenas pudo se deshizo de él, encerrándolo en un hospital.
En fin, ahora lo que quiero es que termine la lectura del testamento de mi abuela Lily, para saber hasta donde puedo ajustar cuentas con Vivian, así escucho con mucha atención las palabras del abogado, pero somos interrumpidos por la voz de mi querida madre.
–¡Norman! Vamos al grano por favor, ¿Cómo quedan repartidos los bienes de la fortuna de Lily? –pide impaciente.
–Vivian yo solo quería leer la última carta de Lily, pero seamos pragmáticos, en una palabra, ella dejó estipulado en el testamento que su único heredero es Williams cuando cumpliera 18 años de edad, tú hijo es el dueño de todos sus bienes, ni Edward ni tú recibirán un solo centavo de la fortuna de los Mckeson, pero existe una cláusula, voy a leerla textualmente, si es voluntad de mi nieto, está en la facultad de darle una manutención a sus padres, lo dejo a consideración de él.
–¡Norman! Debe haber un error, porque yo recuerdo las últimas palabras de Lily, “cuida mi legado, no lo dejes morir”, además yo he dado mi juventud por estar al lado de Edward, por cuidarlo.
–¡Vivian! La abuela se refería a mí, te pidió que me cuides, por eso me mantuviste con vida, sabías de la cláusula del testamento, pero no te preocupes no dejare que te mueras de hambre, solo quiero que desocupes la mansión, ¡Lárgate hoy mismo de la casa! –le explico con ironía para terminar gritándole.