POV Elinor
—¿Desmond? —Al reconocerlo, me quedé sin palabras.
—Pequeña Lirios —dice con una sonrisa ladeada, recorriéndome con la mirada de pies a cabeza.
—Por favor, no me llames así —respondo, recordando el antiguo apodo que solía usar cuando aún creía que era una buena persona.
—Lo siento. Aunque me sorprende verte aquí. La última vez que nos vimos fue…
—En el funeral de Arnav —murmuré, reviviendo el dolor de aquel trágico evento que aún pesa en mi corazón.
—Tienes razón —baja la mirada por un instante, pero pronto vuelve a sonreír—. Te ves hermosa.
Desmond entra en mi oficina, echando un vistazo a Danna, a quien le guiña un ojo. Ella, sin prestarle mucha atención, se concentra en sus muffins.
—Imagino que tú sigues siendo el mismo de siempre.
—Podría decirse que sí —ríe, acercándose para tocar suavemente mi frente—. Dime, ¿aún disfrutas nadar en el río?
—¿C-cómo? —lo miré, desconcertada.
Él soltó una carcajada.
—No te preocupes, en realidad vengo agotado de un largo viaje. Esperaba encontrar a Benedict aquí, pero parece que me llevé una gran sorpresa. Tal vez me equivoqué; mencionó que hoy se nombraría al nuevo director.
—Y eso ocurrió —interviene Danna, sacando otro muffin que tenía guardado—. Ella es la nueva directora de Bercelli.
Los ojos de Desmond se abrieron en sorpresa.
—Vaya, esto sí que no me lo esperaba. Claro, ahora entiendo por qué estás aquí. Solo lamento no haber estado presente para ver la cara de Benedict. Aunque, por tu expresión, parece que no fuiste recibida con los brazos abiertos.
—No soy una moneda de oro para agradarle a todo el mundo. Si mi presencia le incomoda, tendrá que aceptarlo. Estoy aquí para trabajar, y eso es lo que haré.
—Vaya, eres toda una rebelde. Me gusta esa actitud. Ahora entiendo por qué Arnav estaba enamorado de ti. ¿Sabes? Quizás podríamos reunirnos tú y yo. Por supuesto, solo por temas de negocios.
—No tengo inconveniente. Si es por negocios, cuenta conmigo, siempre y cuando no intentes nada inapropiado.
—Me ofende que pienses así —finge indignación, pero rápidamente se recompone—. Está bien, te doy mi palabra de caballero —levanta la mano en señal de promesa.
—Bueno, disculpa que te corte, pero tengo mucho que hacer y debo ponerme al día.
—Claro, lo entiendo perfectamente —mete la mano en su bolsillo y saca una tarjeta, entregándomela—. No olvides llamarme cuando quieras. Estoy disponible para ti en cualquier momento —dice, guiñándome un ojo antes de salir.
Conocí a Desmond cuando era muy joven; él era compañero de Arnav. Aunque hoy se mostraba como un conquistador coqueto, recuerdo el día que Arnav murió. Lo vi tan destrozado que tuvo que marcharse antes de que el funeral terminara.
—¿Puedo preguntarte algo? —interviene Danna detrás de mí.
—Claro.
—¿Por qué te llamó "Pequeña Lirios"?
Suspiré antes de responder.
—Los lirios siempre han sido mis flores favoritas —dije—. En aquellos tiempos, cuando todo era alegría y tranquilidad, Benedict solía llamarme así. Cada vez que desaparecía, sabía que me encontraría entre los lirios.
—¿El "bendejo" era buena persona?
—Son cosas del pasado —respondo, regresando a mi escritorio—. Y el pasado está pisado.
—Yo a quien quisiera pisar es a esa bruja del mar —añade Danna—. Que mujer tan detestable, que finge que no rompe ni un plato, esas son las peores, lo supe desde ese día que la conocí.
Cuando lo mencionó recordé el momento donde nuestra amistad empezó.
Fue justo cuando me graduaba, si bien no tenía ni un solo familiar entre las personas que celebraban, recibí una carta de felicitación de la señora Vera, pero esa no había sido la única sorpresa de aquel día, pues como si alguien la hubiera llevado hasta mí, Úrsula apareció, haciéndose pasar por algún familiar mío.
Nunca había conocido la hipocresía en persona hasta que traté con ella.
No sé qué habría querido lograr, pues su aire de superioridad apareció frente a mí, recordándome y recalcando que yo había conseguido esto gracias a la muerte de Arnav, como si yo hubiera deseado la muerte de la persona con la que estuve a punto de casarme, sé que no debía exhaltarme, pues motivos no me faltaban para echarla de los pelos, pero sabía que eso era lo que ella estaba buscando.
Hasta que la ira me cegó, cuando me acusó de ser la autora de su muerte, mis puños resaltaban mis venas y estuve a punto de darle un golpe, sin embargo, la champagne que era llevada por una de las empleadas terminó sobre el vestido de Úrsula.
—¡Ya estoy harta de tratar con gente como usted!
Ambas volteamos a ver, y ahí fue la primera vez que conocí a Danna, quien era una de las empleadas.
—Trabajo para pagar mis estudios, y sé que perderé mi trabajo por esto, pero al demonio, ¿cree que no he visto como ha venido a incomodar a la señorita?
—¡Mi vestido! —se había quejado Úrsula—. Vas a perder tu empleo por esto.
Yo solo pude mirar con sorpresa a la joven que me había ayudado.
—¡Al demonio! —la joven camarera tiró la charola y me extendió la mano, no sé qué me llevó a hacerlo, pero acepté. Aquel día ella perdió su empleo, pero ambas ganamos una amiga en la otra.
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POV Benedict
—¿Qué tengo de malo? —¿Soy mala persona? —me pregunta Úrsula, estando en mis brazos.
—No, no lo eres, esto no es tu culpa, es ella quien quiso venir a causar problemas.
—Tu sabes que yo no quiero causarte problemas, que lo último que haría es perjudicarte, pero Benedict… ¿por qué hasta hoy no le has firmado el divorcio? Se supone que la desprecias y que a quien amas es a mí.
—Úrsula… Ya hemos hablado de esto antes.
—Lo sé, pero me parece absurdo, el hecho de que al divorciarse ella se quede con la mitad de tus bienes no me parece excusa suficiente.
—Úrsula, no es momento para tus reclamos por favor, tengo suficiente presión con el hecho de que mi madre haya expuesto ante todos que mis decisiones trajeron consecuencias que perjudicaron a Bercelli, lo último que quiero pensar en estos momentos es en mi matrimonio, solo te pido que me dejes respirar.
—Pero Benedict…
—Úrsula, ¡solo quiero estar solo por un momento!
Ella guardó silencio y así se retiró.
—Maldición… —suspiré, pasando mis manos por mi cabellera.
Todo esto era culpa de ella, su presencia había traído tragedia en mi familia y ella era la culpable.
Culpable de la muerte de mi hermano, de que ahora mi cargo haya quedado en sus manos, no se conformaba con lo que tenia que ahora quería más. Solo eso explicaba su presencia aquí, era una mujer ambiciosa que no estaba conforme con nada, y pensar que un día…
Pronto mis pensamientos fueron interrumpidos, cuando oí que alguien tocaba la puerta de mi oficina, creí que se trataba de Úrsula y respiré hondo para no perder la paciencia, pero al abrir descubrí a Desmond en la puerta.
—Lo que me faltaba…
—Ya me enteré de la noticia, y solo puedo decir que realmente eres patético.
—Fuera.
—Enojate con quien quieras, Benedict, pero la culpa es tuya. Tuviste la empresa en tus manos y tus malas decisiones provocaron esto, y sabes que… Me agrada la idea de que Elinor esté a cargo, es algo que Arnav hubiera decidido.
—No tengo el tiempo para hablar contigo, yo…
De repente, un grito nos alertó, reconocí que se trataba de Úrsula y salí a revisar.
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POV Úrsula
Esto no se iba a quedar así, de eso estaba segura, y ya tenía en mente como lograrlo.
Solo esperé a que esa idiota saliera de la oficina, nunca olvidaría la cara de esa idiota que un día estropeó mi vestido.
—Es ahora o nunca —dije, sabiendo que ella estaría sola, pero cuando estaba por entrar a su oficina, fuí detenida abruptamente.
—¿A dónde crees que vas? —la voz de Danna resonó detrás de mí.
—¿Qué? ¿De dónde saliste?
—El hecho no es de donde salí, es a donde vas.
—Solo quiero ser buena y recibirla.
—¿Quién te crees pedazo de perr@ desgraciad@? ¿Pretendes ser amiga de mi querida Elinor? Si piensas que estás a su nivel, estás
delirando peor que el "bendejo" Solo eres una r@mera sedienta de atención, atrevete a hacer una de tus estupideces y te arrancaré los pelos para que te los tragues, ¿me oíste pedazo de mierd@?