Salimos del hospital con mucho cuidado, acompañé a Danna hasta la salida. —Creo que lo mejor será que vayas a casa y descanses —le digo. —Solo es algo ligero, puedo trabajar. —No. Tú siempre me cuidas y te preocupas por mí, ahora me toca a mí. Como tu amiga te pido que te quedes en casa a descansar, y como tu jefa, te lo ordeno. —Eli —me mira tratando de convencerme, pero ya sabe que cuando yo digo "no", la respuesta es "no". —Está bien, iré a casa —responde Danna. —La verdad es que me sorprende el comportamiento de ese muchacho —escucho comentar a la señora Vera, quien también había sido testigo del pequeño pleito en el hospital. Honestamente, me siento algo avergonzada. —Le pido disculpas, señora Vera, no hubiera querido que presenciara algo así. —No, querida. Tú no tienes la c