Capítulo IV

1128 Words
Yo no salía de mi asombro ¿Cómo podía ser tan hijo de fruta? Me había citado solo para dejarme ardida. Ni siquiera esperó a que yo me terminará de limpiar sus fluidos. ¡Se largo! Por lo menos había pagado la habitación del hotel. Allí en medio de mi confusión no podía creer que las estúpidas flores y las palabras que me había dicho solo eran para endulzarme y conseguir su propósito. Regresé a la fiesta y me serví un vaso repleto de puro ron. Quería perder la conciencia por completo para olvidarme de ese granuja, fachoso, traidor… Se me ocurrían mil maldiciones a cada segundo… Busqué el teléfono y le marqué a mi amiga Rosa, ella estaba durmiendo, no había podido acompañarme en la fiesta porque estaba de reposo por neumonía. —Amiga, Gerard me volvió a ver la cara, me llevó a un hotel para cogerme por última vez y solo me lo mencionó cuando ya había terminado, encendió un cigarro y salió de la habitación sin despedirse. ¡Creo que ahora sí me voy a morir! ¿Por qué tiene que lastimarme de esa forma? —Ella estaba teniendo un ataque de tos y me pidió unos segundos para controlarlo… Mientras esperaba al otro lado de la línea veía el panorama donde estaba, cientos de chicos bailando con su chica, otros se besaban y yo picha de la envidia porque no tenía a alguien que dedicará su tiempo para mí. —Mamita, usted todavía con eso. ¿No había dicho que ya todo había terminado? ¿Qué pasó? —Eso era lo que yo no entendía, como tenía el poder de hacerme cambiar de parecer tan solo con una maldita sonrisa perfecta. Era como si al sonreír ejerciera sobre mí una especie de hechizo que me hacía olvidar todas las lágrimas que gracias a su actitud derramaba. Y entonces añadí: —Si, ese era mi propósito pero todas mis promesas se me olvidan cuando lo veo… Y él sabe de memoria que cada vez que hacemos el amor yo necesito que hablemos y estemos en contacto más seguido, pero siempre me hace lo mismo… ¡Se desaparece! —Cada vez que lo hacía me sentía usada. Juraba no volver a caer en sus mentiras pero yo soy muy débil. Con mucha ironía dijo: —Mira Virginia, hace unos meses te dí unos consejos buenos, hágame el favor y busca los audios y los escucha porque no tengo ganas de gastar saliva porque en unos meses el ñero ese vuelve a buscarla y usted afloja esa panocha como si fuese mantequilla. ¡Estoy harta de sus mamadas! Pórtense como adultos, ya es hora de madurar y dejar de andar creyendo en cuentos de cocodrilos. —No me dió chance de nada y me colgó… ¿Qué tenía todo el mundo que hoy la tenía agarrada conmigo? Estaba tan enojada que tenía que hacer algo para desquitarme un poco, sabía dónde era su residencia y salí derechita hasta allá, por el camino encontré lo que necesitaba para darle un claro mensaje. Me pare frente a la ventana y grité: —¡Gerard! Degenerado… Aquí estoy, dame la cara… —Y saqué las rocas de mi cartera y antes de lanzarlas dude un poco de ¿Cuál era su ventana? Bueno intenté recordar y me decidí por una… Tenía buena puntería así que no iba a fallar. La lancé y en efecto la partí… Luego partí la de al lado… Y fue allí cuando salió una señora para asomarse por la ventana y gritó: —¿Qué le pasa maldita loca? Cómo me va a partir los vidrios de la ventana. —Tenía una escopeta en la mano… O eso parecía. Así que tuve que salir corriendo de allí antes de que me fuese a disparar… Como esas no eran las ventana de su departamento, ya no recordé cuáles podían ser. Me marché a casa con las piernas temblorosas, es muy probable que me busquen para que reponga los vidrios de la ventana pero lo tendré que hacer por abusadora. Ahora ya estaba de vacaciones y me quise quedar con mis tías unos días más. De pronto una tarde veo una llamada perdida de un número desconocido e intento devolverla y me respondió una hermana de Gerard. Son tres en total, dos hembras y él. —Prima es Berty, quería saber si tu tía la que conoce al Doctor que trabaja en el Seguro Social nos puede colaborar hablando con el médico porque mi hermana se está sintiendo muy mal, es algo relacionado con su embarazo y no la han atendido desde ésta mañana. —El Doctor Farelo era muy amigo de mi tía Lendy y a través de él se conseguiría un avance. Quise averiguar si ahí estaba Gerard así que muy sutilmente pregunté: —¿Prima usted con quien anda? Déjeme y habló con tía para ver qué nos ayuda a solucionar. —Me preocupé un poco cuando me respondió: —Estoy sola prima, ya no aguanto más. Si usted pudiera venir a ayudarme a estar pendiente, él esposo de mi hermana se quedó con los otros niños en la casa, ya sabe que a mamá no le gusta cuidarlos. —Bueno a mí no se me quitaba nada con ir y cubrirla para que pudiera ir a bañarse y a comer. Hablé con mi tía y consiguieron que la atendieran. Llegué al hospital con comida preparada para mis primas y las encontré desconsolada. Ambas estaban llorando y yo no entendía que sucedía entonces Berty explicó: —Virginia a mi hermana se le murió el bebé en la panza, están preparando todo para cirugía de emergencia pero nos dicen que puede ser muy riesgoso por la cantidad de horas que han transcurrido desde que sucedió eso. —Sentí como se me paralizó el corazón, esa noticia era muy dolorosa, las abracé y no pude evitar contagiarme de su nostalgia. Sin embargo allí estaba dispuesta a colaborar en lo que fuese necesario, le ayude a quitarse la ropa y a ponerse la bata clínica, ya cuando estaba a punto de ingresar me agarró una mano y me dijo: —¡Virginia si me muero dígale a mi mamá que me cuide los niños bien! A ellos les dice que los amo con toda mi alma y a mí esposo que fui muy feliz a su lado. —La abracé con el corazón partido y le dije: —Eso no va a pasar tú saldrás victoriosa, ten fe. Dios te bendiga prima linda. Ten mucha fe. Aquí nos quedaremos rezando por ti para que todo salga muy bien. —La enfermera se la llevó y me fuí sentar al lado de Berty que estaba temblando de nervios.
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