Capítulo III

1223 Words
—Gerard no quiero llevarles la contraria a mamá y papi… Ellos han decidido y creo que debemos mantenernos al margen. ¡Lo que está pasando me duele mucho! ✓✓ No podía verlo como la persona que deseaban los demás, a pesar de todas las indiferencias y los malos ratos que me hacía pasar era lo más perfecto que existía en el planeta. No tardó en marcarme pero yo le rechazaba la llamada, sabía que me iba a ahogar en llanto y no sería capaz de hablar. Entonces me envió un mensaje: —Vamos Virginia, no nos compliquemos nosotros. Podemos vivir lejos, los dos. Sin que nadie nos juzgue por lo que sentimos. ¡Escapemos amor! ¿Quieres? Sé que te acaba de llegar el pasaporte y el mío está vigente. Vámonos a España o México. ✓✓ No puedo fallarle de esa forma a papi. Está orgulloso de que casi estoy terminando el Técnico Medio y me quedarían cerca de tres años más para obtener la ingeniería. De ninguna forma quiero perder el esfuerzo de todos estos años, estoy a un semestre de recibir mi primer título. Así que le notifico: —Gerard, no… Ya casi me voy a graduar y no puedo dejar todo botado. Ha sido el esfuerzo mío pero el dinero de papi y por lo menos debe surtir un efecto positivo para él, así sea para que cuelgue el título en mitad de la sala solo para que lo vea. Mi intensión es seguir estudiando para culminar la ingeniería. Y después poder montar un emprendimiento que me genere dinero. ✓✓ Por simple que fueran esas eran mis aspiraciones para el futuro. Sabía que iba a botar el cambio porque no quería que yo me instruyera: —Usted y yo sabemos que usted con esa carrera no va a hacer nada, todo lo que necesites yo estoy dispuesto a dártelo para que vivas como una reina. Eso de estudiar es para encontrarse otro marido. Sabes que me muero de celos y siempre he querido que dejes de estudiar. ✓✓ Si así de machista y dominante era, pero como no teníamos nada serio no podía obligarme a dejar mis estudios. En cierto modo él sabía que yo estaba estudiando por obtener un título y no porque fuese mi gran aspiración para la vida. Bueno es que a decir verdad, no sé qué es lo que quiero para mi futuro… Iba a enviarle un mensaje aunque después me arrepintiera muchísimo pero necesitaba alejarlo de mí: —No tengo necesidad de buscar marido, esos me llegan sin yo buscarlos. A usted no le interesa que yo progrese, quiere tenerme dominada dependiendo de lo que a usted le de la gana de darme para yo comprar mis cosas. No me veo así, tengo muchas metas y sueños que a usted no le convienen. Entonces dejemos lo que no existió hasta aquí. Ocúpese de seguirse reproduciendo a diestra y siniestra como lo ha venido haciendo. ¿Qué cree? Me contaron que ya son tres hijos los que tienes y con diferentes mujeres “pipi alegre” ✓✓ Me daba tanta rabia, pero no podía hacer nada, mi amiga Rosa me decía que de irme a vivir con ese hombre iba a llevar más cachos que un venado. En momentos como ahora pensaba las cosas con frialdad pero luego de que me atacaban los sentimientos de culpa la terminaba embarrando… Y como se sintió ofendido me refutó: —Virginia, no sea “pajuda” usted no puede sentir nada especial por otros hombres porque usted es mía, yo la marqué, soy el primero y el único en su vida. Después de mí no hay nada bueno para usted. Y si tengo hijos o no a usted no le importa porque no le pido cuota alimenticia para ellos, así que ese temita no es de su incumbencia. ✓✓ ¡Habrase visto semejante descaro! ¡Qué tipo tan idiota! No merecía que le respondiera más a sus estupideces, así que fuí a ajustes y lo bloqueé, e inevitablemente me puse a chillar. Iba a ser muy difícil recuperarme del desamor que me arropaba, quería sentirme bien así que decidí responder algunos mensajes en f*******: de chicos que me habían agregado pero como quería ser fiel no había respondido. Tarde más pensando en que le iba a escribir que él pidiéndome un número de teléfono para hablar mejor. Empezamos a hablar desde esa noche y así sucesivamente ya teníamos semanas platicando, se llama Gregory. Siempre anda insistiendo en que le envié nudes pero le he mentido diciéndole que la cámara de mi teléfono está dañada. Por su parte si me envía fotos muy subidas de tono y debo borrarlas porque no puedo tener ese tipo de fotos en mi galería. Nos llamamos todos los días, él vive en Bogotá y al igual que yo esta saliendo de una relación tóxica. Quiere venir a conocerme pero yo tengo miedo. Asumo que se nos acabó la emoción porque dejamos de escribirnos de pronto y me dió igual. Pero había tenido mi mente ocupada pensando en otras cosas y Gerard había pasado a segundo plano. Cuando fuí de visita a la casa iba preparada para todo el discurso moral que me iban a dar, pero no… Nadie movió cuento alguno de lo que había pasado. Agradecí que no me hicieran pasar ese incómodo momento. Pronto debía empezar con los preparativos del acto de grado y papi me apoyo económicamente para todas las cosas que habían que pagar. Alquilé mi vestuario, todo de maravilla… Se llegó el día, recibí el título y se lo di a papi, nos tomamos fotos y luego nos fuimos a un bar a celebrar. Pero papi y mami decidieron irse temprano así que yo me quedé con los demás compañeros bailando y tomando ron. Debo admitir que cuando yo me pongo algo ebria la alegría se posesiona de mi cuerpo, bailo, grito, silvo… ¡Hago espectáculo! Y él muy bandido de Gerard debió enterarse que estaba allí porque me llegó con un ramillete de claveles. O sencillamente estaba esperando el momento para acercarse. —Luces como una diosa, felicitaciones por tu grado. —¡Uy papacito! Sonriendo de oreja a oreja y enseñando esos dientes perfectos se me abrieron las patas. Lo abracé y sin importar lo besé en los labios, estaba muy contenta y verlo a él en ese lugar hacía que terminará más borracha de emoción. —Necesito que hablemos. Pero no aquí… ¡Por favor! —Me serví un vaso más de trago y le avisé a mis compañeras que iba a salir a tragar un poco de aire fresco, les meneé las cejas para que entendieran que seguro iríamos por un polvo… Una vez en la calle me dijo: —Lo que quiero decirte te lo diré sin ropa, vamos a un hotel, quiero comerte hasta el apellido mi amor. —Esas palabras eran muy excitantes y le di la mano para que me guiará. Llegamos a un hotel barato donde ni el aire acondicionado funcionaba, me alzó el vestido y de una vez me penetró, yo gritaba totalmente excitada y él me aprisionaba más a su cuerpo. Una vez que conseguimos terminar me dijo: —¡Éste fue nuestro último polvo! Solo espero que lo hayas disfrutado…
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