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1301 Words
El detective condujo hasta su punto de encuentro con Brenda, al llevar a la residencia Buenaventura, donde vivía la familia Miller y también la Smith. Aparcó cerca de los contenedores de basura y espero por su testigo. Quien luego de unos minutos le dio unos toques a la ventana del asiento copiloto. El teniente le quitó el seguro a la puerta y la mujer se subió rápidamente. Estaba agitada y nerviosa y no era para menos, estaba por traicionar a la esposa de su jefe. —Buenas tardes, Brenda—saludó, el teniente—, ¿Le parece si vamos por un café? —Buenas tardes, si por favor. —respondió—, Lo mas lejos de esta zona, si es posible. —Como ordene—respondió atento el detective. Condujo de regreso por las mismas calles que había transitado antes, buscando alejarse lo más posible de la tan refinada zona. El teniente conocía un muy buen lugar para platicar, el café tenia un ambiente relajante y muy conservador, se aparcó en el estacionamiento y entró acompañado de Brenda. Buscaron una mesa retirada de las demás y tomaron asiento.  En seguida apareció el mesero y tomo la orden de ambos. —¿Qué podría decirme que no haya notado? —preguntó el detective, minucioso. —¿Sabia acaso usted de la relación que mantenían los jóvenes? —respondía segura. —Por supuesto, lo descubrí esta mañana, estimada—respondió cortés, esperaba que ella le diera un poco más de información al respecto. —, ¿Conoce usted más detalles? —La joven Mónica, era muy precavida, señor. —respondió nerviosa, mientras miraba a ambos lados del lugar—, Era muy astuta, jugaba bien sus cartas. Para hacernos creer a todos que era una estudiante aplicada, buena hija y amiga—finalizó. —¿A que se refiere? —preguntó el detective confundido. —A que no era ninguna santa, tiene que ver mas allá de lo que se muestra—respondió convencida la ama de llaves—, Mónica estaba embarazada del joven Cristopher. —¿Qué? ¿Cómo lo sabe? —preguntó sorprendido el detective, no contaba con ello. —Porque los escuche hablando una noche en el sótano, él insistía en que ella debía abortar. Pero la joven Mònica estaba rehacía hacerlo. ¡El es el asesino! ¡Yo escuche como le gritó que si no lo hacia la mataría! —¿Está usted completamente segura? Le recuerdo que acusar de esa manera a un posible sospechoso, la comprometería a usted a servir como testigo—respondió el teniente. —¿Qué? ¡No! ¡No puedo testificar, agente! —respondió exaltada la mujer—, ¡Perdería mi trabajo! ¡Tengo bocas que alimentar! —Cálmese por favor, estamos en un lugar público. Le recuerdo que está llamando la atención de los presentes y es exactamente lo que no queremos—respondió en voz calmada el policía, el mesero apareció con sus cafés y muffins.  —Le repito que lo escuche amenazar a la señorita, él dijo que eso jamás podía salir a la luz—respondió mas calmada, la mujer—, ¿No cree que es mucha coincidencia que él amanece a la muchacha y ella aparezca muerta después? —¿Quiere decir que él la amenazo la semana anterior? —preguntó el teniente confirmando la información, la mujer asintió. El detective anoto en su libreta, siempre la llevaba con el guardada en su chaqueta—, ¿él tenia programado su intercambio fuera del país antes de la muerte de la joven? —No, nunca se habló de semejante intercambio. Me pareció muy extraño que el joven se fuera, estaba por graduarse de su curso de saxofón. Tendría un concierto que ha esperado como loco, el fin de esta semana—respondió la mujer, el detective alzó sus cejas. Se encontraba muy sorprendido y convencido de que el hermanastro de la víctima era más que sospechoso. —¿Sabe a qué país era el intercambio? —preguntó nuevamente el teniente, la ama de llaves parecía tener una excelente información de todo lo que acontecía en esa mansión. —A Francia, el joven ama esa ciudad—respondió la mujer segura, el detective ladeo su cabeza. La madrastra había dicho que era en Rusia. ¿Por qué mentirle a la policía? Interesante- pensó el teniente. —¿Sabe usted algo más? ¿Alguna otra conversación que haya escuchado? —preguntó el teniente, la mujer ha sido de mucha ayuda.  —¿Qué más podría ser importante? Le he contado lo mas relevante, esa señora y ese chico son muy extraños. Me atrevería a decir que peligrosos. Yo creo que ella sabia del embarazo, esa mujer lo sabe todo—respondió la mujer asustada, refiriéndose a la madrastra y señora Miller. —¿Cree usted que la muerte de Mónica tiene que ver con ese hecho? ¿Su embarazo? —preguntó minucioso el detective. —Puede ser, ¿Usted se imagina que el señor Miller se enterara de semejante atrocidad? Su hija embarazada de su hermanastro…Vaya escandalo para la sociedad—respondió la mujer, rectificando la importante posición que tiene la familia. —Tiene mucha razón, muchas gracias, Brenda—agradeció el teniente con una sonrisa—, ¿Sabe usted si la señorita Mónica se hizo algún test de embarazo? Me temo que necesito pruebas, ya que usted no quiere servir como testigo. No puedo obligarla. —Si, ella tenia un eco. Lo atesoraba como algo preciado, un día la escuche hablar con su mejor amiga Belén. Le contaba de su bebé y que lo tendría a como diese lugar. Dijo que le haría creer a su novio, que era de él— respondió Brenda, el detective estaba más que sorprendido. —¿Y donde cree usted que guardaría ese eco? Digo en su habitación no encontré mayor cosa—respondió el teniente. —No lo sabría, solo puedo decirle que en la mansión no lo haría. Por miedo a que lo encontrara su madrastra o peor aún el joven Cristopher—respondió segura—, Bueno detective, ha sido un gusto colaborar con usted. Pero como sabrá tengo que ir a ver a mis hijos. Es todo lo que se, de igual manera si recuerdo algo más, lo llamare—finalizó, levantándose de la mesa. —Muchas gracias por todo, Brenda—agradeció el teniente—, Permítame llevarla a su casa. —Prefiero volver por mi cuenta, no me gustaría ser vista con usted en la calle como comprenderá—respondió sutil. —Lo comprendo, permítame recompensarla—le dijo entregándole un billete de cien dólares, los cuales gustosa acepto porque su situación económica no era muy buena, ganaba bastante bien, pero tenía el doble de gastos desde que su marido murió. —No tenia porque molestarse, pero son bien recibidos—respondió—, Muchas gracias, agente. Por favor, encuentre al responsable de la muerte de la muchacha. —Lo hare, cuídese, Brenda—despidió finalmente. El detective había llenado su libreta con cada detalle contado por la ama de llaves, algunas piezas encajaban en el rompecabeza que estaba esforzándose en armar.  p**o la cuenta y salió con dirección a la estación, tenía que llevar los avances y ver si encontraron otros. Al llegar recibió una llamada de un numero desconocido. —Detective Owen, ¿Quién es? —descolgó la llamada. —Soy la rectora Natalie, detective. Me temo que se ha saltado la revisión del casillero de la difunta—respondió. —, La estudiante de intercambio Gina Montgomery, ocupara el casillero. Por lo que quizá haya alguna pista pertinente. —Salgo para allá, gracias por llamar—respondió colgando, dio retro y condujo con dirección a la universidad.  
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