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1162 Words
El teniente bajo de la nube que envolvía su mente, cuando comenzó a hojear el diario de la víctima. Bianca no mentía cuando decía que era deprimente, la chica comenzó a escribirlo luego de perder a su madre. Sus notas eran claras y precisas, no quería seguir viviendo. Estaba cansada de ver a su padre con muchas mujeres una y otra vez, en viajes, fiestas, hoteles y hasta en su propia casa. Se sentía sola y vacía, su mente le jugaba malas pasadas, llenándola de ideas tontas como quitarse la vida. Pero por mas que lo intentaba no encontraba el suficiente valor para hacerlo, había intentado tomarse muchas pastillas, pero no logro tomarse mas de dos. Intento cortar sus venas, pero le tembló el pulso. Intento dispararse en la cien con el arma de su padre y no pudo apretar el gatillo. El detective se encontraba en completo shock al leer cada letra escrita del puño de la víctima, ya que era la misma letra de sus apuntes universitarios. Era entendible que el estado de salud mental de la victima se encontrara roto y muy decadente, pero su relato era muy triste. También encontró algo importante, ella había conocido primero a su hermanastro. Es decir, primero fue su amante antes de su hermanastro, lo conoció en una fiesta a la que asistió con Belén a las afueras de la ciudad. en Brooklyn, fue amor a primera vista, según describía la muchacha. Apenas lo vio sintió un cosquilleo en su interior, lo que ya no sentía por su entonces novio Luke.  Revivió en ella esas mariposas en su estómago, tiempo después como obra del destino. Su padre se casó con la madre de su amante, volviéndolo su hermanastro. Intento alejarse de él, pero este no se lo permitió. Aseguraba que la amaba con mucha intensidad como para dejar su relación de lado por la de sus padres, claro indicio que él sufría de algún problema mental.   El teniente lo leía como si se tratase de la mejor novela nunca antes vista, mientras bebía su café.  Era importante lo que encontraba en los relatos, le ayudaba a conectar los puntos. La victima estaba ilusionada con su embarazo, afirmaba ser lo mejor que pudo sucederle, ya que tendría la compañía que tanto anhelaba. Era por ello que había refugiado su diario en el escondite de su casillero, nadie podía saber que estaba siguiendo un control prenatal. Había engañado a Cristopher diciéndole que se había hecho un aborto, pensaba culpar de su embarazo a su entonces novio presentado Luke. ¿Qué tenia en mente esta chica? Pensaba el detective, mientras continuaba su lectura. Además de sus pensamientos deprimentes y la información de su hermanastro, no había más. Solo desahogos de su parte, alegando lo mucho que odiaba su vida y lo sola que se sentía, lo mucho que odiaba fingir tener la vida perfecta y ser la mejor estudiante y persona.  El teniente tenia mucho mas claro el panorama, ahora comprendía mejor la situación. Pero no lograba entender, ¿Qué ocultaba la madrastra de la víctima? Tendría que conseguir una orden en la cual debía presentarse le joven, necesitaría interrogarlo. Podría ser parte muy importante del caso, también necesitaría más pruebas acusatorias en su contra para que el juez presionara. Por otra parte, tenia que ir en búsqueda del acosador de la víctima, Elian Bennet. Salió de la comisaria con dirección a la universidad, volvió a aparcarse donde normalmente lo hacía. Camino por los pasillos hasta llegar a la facultad de odontología, recordaba el rostro del chico, Robert se lo había mostrado. Pero no parecía encontrarse por ningún lugar, les preguntó a algunos estudiantes por él. Pero nadie parecía haberlo visto, desde la semana anterior, lo cual era sospechoso. Justamente el suceso ocurrió en esos días, ¿Acaso era el asesino? Inmediatamente sin perder tiempo, llamó a Robert y le pidió que le encontrase la dirección domiciliaria del presunto sospechoso. Veinte minutos mas tarde ya la tenía, el teniente subió a su auto y condujo a la dirección marcada. Durante el camino hasta la residencia, pensaba a donde llevaría a almorzar a Bianca… Por otra parte, Gina, había entrevistado a Brenda. Ágilmente se hizo pasar por una de las amigas de Mónica y había conseguido cierta información. Aprendió del mejor investigador de la interpol, era imposible que no fuese una chica persuasiva y muy inteligente. Usando sus dotes logro comprobar que efectivamente la victima no era la chica estudiosa perfecta que todos creían que era buena. Ella tenia muchos secretos, era un acertijo y a Gina Montgomery le encantaba resolverlos, mientras más difíciles y complejos mucho mejor. Belén se encontraba ansiosa por colaborar con la policía, estaba harta de ocultar tantos secretos que no eran suyos. ¿Si ella estaba muerta que importaban? Pensaba una y otra vez. Pero sus padres la matarían si se enteraban que ella abría la boca, estaba atada de manos y pies. Solo seguiría ordenes, hasta que todo saliera a la luz. Quizá el detective hacia un buen trabajo y lograba atar todos los cabos posibles. Después de todo, aunque no lo supiera, Belén estaba dejándole pistas, rastros, que si era lo suficientemente minucioso encontraría. Mónica era mucho mas que la chica estudiosa y linda que todos conocían, había llegado la hora de que todos se enteraran de quien era realmente. Que su mascara se cayera, debía salir a la luz quien era Mónica Miller.  —¿Esta seguro de lo que afirma señor Bennet? —preguntó el detective, luego de haber llegado a la dirección. Toco la puerta y un señor de unos cincuenta años le abrió. Afirmando que no sabía dónde estaba su hijo. —Si, no lo hemos visto en días—respondió serio, pero el detective sabia que estaba mintiendo. —, Mi esposa tampoco sabe nada. —Necesito interrogar a su esposa—respondió el teniente con persistencia. Entonces escucho un golpe seco y al buscar de donde provenía se fijó que, por el callejón del lado derecho de la casa, se estaba escapando el acusado. Ignorando la muy planificada distracción del sospechoso, el detective corrió detrás del joven. Quien iba con una sudadera color gris oscuro y una capucha cubría su cabeza. Lo persiguió por las calles de la residencia, intentando alcanzarlo. Al igual que le sucedió con Belén, salto sobre él. Acaparando su peso en un costado, lo detuvo y le coloco las esposas. —Elian Bennet, quedas bajo arresto en nombre de la policía de New York, por resistirte a la autoridad—advirtió—, Tienes derecho a permanecer en silencio, todo lo que digas será usado en tu contra. Lo subió a su auto, bajo la atenta mirada de los padres. Era una decepción que fueran cómplices de la desfachatez de su propio hijo. Condujo por las calles hasta la comisaria, miró el reloj y era mediodía. Tendría que tenerlo retenido hasta regresar de su tan anhelado almuerzo con Bianca. 
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