Elia recordaba poco de lo que estaba soñando, sus ojos continuaban cerrados pero el ruido la había logrado despertado. — ¡Que no, carajo! —El grito la sobresaltó y provocó que se levantara un poco. ¿En qué momento había terminado recostada sobre el sillón? ¿No se encontraban en el suelo viendo aquella película? La idea de Lucas cargándola la ponía nerviosa.
—Te estoy diciendo que haces las cosas mal y sólo te justificas ¿Por qué no haces algo de una vez? —Preguntó caminando apresurado hacia Elia, la joven lo miró nerviosa, parecía alterado. —Discúlpame, vuelve a dormir. —Susurró acariciando su cabello.
Elia frunció el ceño, aquella familiaridad y cercanía con la que Lucas disponía de acercarse y acariciarla resultaba nueva, él era usualmente distante y se mantenía detrás de su escritor
