Erica se encontraba con las manos apoyadas sobre el rostro, estaba cansada y deseosa de salir para ir a la cena a la que había sido invitada por Elia, le emocionaba ir al apartamento de Valente, seguramente era gigantesco. —Ya estoy harta ¿Por qué nos retienen aquí si ni siquiera hay gente? —Preguntó. —Quince minutos más, ya huele a libertad. —Murmuró Elia, le dolía la espalda. La hora pico en el restaurante ya había terminado y pronto se encontraría fuera, tranquila. Lo que más ansiaba era recibir una respuesta sobre el trabajo de sus sueños, haciendo prácticas en una escuela, si la aceptaban entonces renunciaría al fin de aquel trabajo, con Alondra y Andrey alrededor, no se lo había contado a nadie para evitar la vergüenza de que la rechacen. Habían pasado dos días desde la entrevist
Download by scanning the QR code to get countless free stories and daily updated books