-Me voy a donde me dijo busco mi ropa, no está donde la deje, todo lo acomodaron, lo que me percató es que mis documentos están en la mesita, sin cartera, ni celular, nada, ya el sol entra por la ventana, agarro mis botines, que hermosa me veo, en chándal, camisa y botines, muevo mi cabeza de un lado a otro, no tengo más opción, salgo de la habitación buscó la salida, en esa veo Antuan me le acerco.
- ¿Algún problema, señorita? - Dice muy educado, él da miedo y a la vez es lindo.
-Es que necesitó irme y no sé dónde está mi celular, para llamar a un taxi. - Su cara es que no entiende.
-Don Alessandro, no me ha dado autorización de que usted pueda salir.
- ¿Cómo así?, tengo que tener permiso para salir- Abro lo ojos tan grandes de la sorpresa.
-Si señorita. - Dice tajante.
- ¿Tengo que esperar a que él se despierte, para poderle decir que me voy? - Gruño.
- ¿Despierte? - Dice intrigado.
- ¿Sí?, debe de estar durmiendo.
-No, en esto momento está en el salón entrenando. - Dice entre una media sonrisa.
- ¿Me puedes llevar con él?
-Si. - Lo sigo y pasamos unos pasillos al final está el gran océano, si no estoy mal, está en mismo yate que estaba en la otra villa, escucho unos golpes y sonidos de quejidos, en esa que estoy mirando al océano, no me fijo de Antuan que se detiene.
-Mierdaaaa. - Digo al chocar con su espalda.
-Es aquí. - Me dice sin reclamarme de que lo choque y se va, Alessandro está peleando con un hombre más grande que el en el ring, me quedo en la puerta mirándolos Alessandro no sé qué tanto hace, el otro cae tan fuerte y le tiene una llave de esas que lo inmoviliza pide que lo suelte con su otra mano, él lo hace, se va por una toalla, el otro hombre si desaparece.
- ¿Porque no estas durmiendo? - Sabe que estoy aquí, no se gira para verme.
- Es que me tengo que ir. - Ahora si se gira, yo camino hasta donde esta.
- ¿Por qué? - Frunce el entre cejó.
-Porque hoy entro a trabajar temprano y tu casa queda lejos a la mía, necesito ir por mi uniforme. - Él se acerca más a mí, huele a sudor, pero es excitante.
-No debería de trabajar. - Pone su mano en mi hombro rozando tengo una raspadura, cierro mis ojos.
-Tengo que trabajar, no vivo del aire. -Digo sin abrir mis ojos.
-Tienes una incapacidad, puede usarla. - Abro mis ojos.
-No puedo en la cocina me necesitan.
-Yo también. - Pasea su dedo por mis labios.
-Hmm ¿y tú por qué? - Me muerdo mi labio.
-Eres una bambina. - Me da un beso en la frente.
- ¿Bambina?.
-Mi bambina. - Rodea su mano en mi cintura.
-Y tu un bebé. -Se ríe a carcajadas.
-Me han dicho de todo, menos bebe. - Dice sarcástico.
-Eres mi bebe. - Se le queda dibujada una sonrisa de lo más hermosa y sus ojos son lujuriosos.
-Gracias.
- ¿Y por qué? - Él fue quien me ayudo.
-Por no salir corriendo de mí. - Pasea su nariz con la mía.
-No te mentiré tenía miedo, me dijiste que confiara en ti. - Se aleja un poco para verme a los ojos, me suelta y odio que me deje así.
- ¿Confías en mí? - Su voz es seria.
- ¿A quién llame anoche?
-Si, después de que no te contestara tu novio. - Dice novio y siento que mi cabeza explotara.
-No tengo novio. - Gruño.
- ¿Él lo sabe? - Dice tajante.
-Lo sabrá. - Aspecto con ira.
-Tienes que cuidarte mucho. - Golpea su saco de boxeo.
-Si lo sé, no consigo mis cosas. - Le pega aún más rápido al saco, camino hacia él y disminuye sus golpes.
-Tu celular se consigo todo trizas en el suelo y el resto quedo casi igual.
-Bueno ya sé lo que necesitaba, me podrías hacer el favor y decirles a sus hombres de negros que me dejen salir de su casa. - Él se ríe a carcajadas, yo agarro el saco del otro lado, pego mi cara para verlo reír.
- ¿Hombres de n***o? -Dice ya entre risas.
-Me encantas cuando ríes. - Se me salió, me tapo la boca, él se le corta la risa, igual queda dibujada una media sonrisa.
-Eso me gusta de ti. -También agarra el saco.
- ¿Que? -Muerdo mi labio.
-Lo que sientes, lo dice tan normal. - Mete uno de mis cabellos rebelde en detrás de mi oreja.
-Hummmm. - Sale un sonido de mi garganta, él se está acercando a un más.
-Don Alessandro, está todo listo para que la señorita se vaya. - Y hay está de nuevo.
-Estoy empezando a odiar a Antuan. - Digo cerrando mis ojos.
-Ya son dos veces. - Él también se acuerda de la primera vez que casi nos besamos.
-La espero afuera. - El sale, me quedo mirando a la nada, mientras que Alessandro busca un termo de agua.
-Gracias por todo, espero volverte a ver algún día. - Empiezo a caminar a la salida.
- ¿Porque hablas como si no los volviéramos a ver? - Me gruñe.
-Porque me imagino que eres un hombre muy ocupado y...
-Antuan te dará algo, no hay un no, tienes que aceptarlo. - No me deja terminar de hablar.
- ¿Y porque no puedo decir que no? - Ya estoy casi en la puerta para ir al estacionamiento.
-Porque si no, no te dejo salir de aquí. - Dice muy serio, me giro para verlo y esta con sus brazos cruzados.
- ¿Para qué me quisiera aquí todo el día, te aburrirías?
-Yo no lo creo. -Tan arrogante.
-Pues abría que averiguarlo. - Me muerdo mi labio.
-Ten por seguridad que así va a hacer. -Tragó saliva, él se viene a mí, me giro empiezo a caminar al carro muy rápido.
-Por hoy te dejare huir, pero para la próxima no. - Me grita tan arrogante.
-Señorita. - Antuan me da una bolsa de regalo, la abro antes de subir al coche y es un celular súper hermoso, me volteo para verlo ya no está.
-Nos vamos. - Le digo Antuan ya subiéndome al carro. - ¿Antuan que pasa si no lo acepto? -El detiene el coche antes de salir.
-No puede salir de la propiedad. -Dice muy serio.
-Hummmm y tu siempre cumples todas las órdenes? - Él se me queda mirando por el retrovisor.
-Señorita, es mejor que no le busque la cinco patas al gato.
- ¿Por qué? - En esa entra una llamada y es Alessandro.
- ¿Porque no han salido? -Dice con un tono bastante diferente.
-Porque Antuan, siempre cumple tus órdenes.
- ¿Entonces si quieres averiguar si me aburriera contigo un día entero? - Mi vientre palpita al imaginármelo desnudo.
-Aceptare el regalo. - Digo duro para que Antuan de ordenes al chofer de que siga.
- ¿Porque tan cobarde?, si siempre que estamos solos me quieres besar.
-Que creído, si más bien, el que quiere besarme eres tú. - Le digo ya indignada.
-Se que no te gusta depender de nadie, por eso te deje ir.
-Gracias. - Le digo con una sonrisa, aunque no me vea.
-Cuando te vi caminando al carro, te juro que lo que quería era llevarte arrastra a mi cama, ese chándal lo quiero devuelta y no lo quiero limpio. - Joder este hombre me está poniendo cachonda.
-Te lo devolveré limpio ya que no tengo panty.
-Es que no me quedan muy bien. - Me río a carcajada.
-Siempre debería de cargar una muda de ropa encima, así no tendría que quitarte tu chándal que reclamas. - Aun sigo entre risas.
-Yo te quiero sin ropa. - Dice muy serio.
-Joder. -Susurro.
-Sabemos que los dos nos tenemos ganas. - Cierro mis ojos.
-No me acuesto con un hombre al menos que se, que volverá a repetirse una y mil veces más.
-Me estás diciendo, ¿que no eres de esas mujeres que te acuesta solo por sexo? - Dice tajante.
-Se que me vez con Laura y voy a fiestas y te llame anoche, pero me da miedo ir a la cama con un hombre que solo será esa noche.
- ¿Por qué? - Dice muy serio.
-No quiero ser una mujer que la vean fácil, de que la agarren de trapo. - Ya estoy llegando a mi piso.
-Llegamos. - Me dice Antuan, me bajo del carro.
- ¿Eres romántica? - Se mofa de mí.
-No lo sé, solo me gusta estar con alguien que me diga buenos días, que me dé una sonrisa porque se alegra al verme, que siempre pueda decir, el esta para mí y yo para él. - Hubo un silencio muy largo, es más hasta llegue a mi piso, apenas abro la puerta. -Happyyy. - Este Beatles empieza a ladrar y quiere que lo consienta.
- ¿Tu perro se llama Happy?. - Ahora volvió.
-Si. - Digo entre risa Happy, me está lambiendo por todos lados.
- ¿Está loca? - Dice tajante.
-Porque estar cuerdo en un mundo loco.
-No es loco. - Gruñe.
-Tu deberías de sonreír más. -Le gruño ahora soy yo.
-No tengo, porque sonreír.
-Claro que sí, tienes todo.
-Natalia saldré de viaje, quiero que pase lo que pase igual me llames, apenas yo llegue a Sicilia te llamare. - Pero que cambio.
-Bien, cuídate y sonríe más por favor, bebe.
-Ya veremos, bambina. - El me cuelga yo sigo consintiendo a mi Happy.
L.R.