EL DUEÑO
-Natalia mueve tu trasero ahora te necesito aquí. - Hoy ha sido un día de mierda en la cocina siento que me derrito, estamos en pleno afán ya casi termina la jornada y todo el cliente se dignan a venir a la hora del cierre, el chef nos grita como el propio histérico, todos estamos metidos en lo nuestro, ya tenemos la cara que no damos para nada y más porque el lavaplatos hoy se enfermó para completar, corremos de un lado a otro tropezamos, unos se les caen cosas, otros nos quemamos, el administrador entra a putearnos por la comandas atrasadas, mejor dicho, creo que se volvió un infierno el que no pensamos salir.
-Joder. - Suspiro al ver llevarse el último plato, todos nos quedamos en completo silencio nadie dice nada buscamos dónde acomodarnos y terminar de sacar lo que no tenemos.
-Iré atrás, tú y tu se quedan a cargo y no me vayan a molestar, porque les juro que los mato. - Nos ordena el chef señalándome y a mi compañero, yo ni subo la mirada tengo mi cabeza metida entre mis manos.
-Chicos afuera solicitan al chef. - Dice Orlando uno de los meseros, pongo los ojos en blanco sé que Jonny no irá nunca le gusta salir hablar con los clientes y el chef ya nos advirtió, me levanto de suelo y trato de limpiarme para poder salir, Jonny me hace señas de suerte, mierda no soy la chef y tengo que dar la cara, salgo al salón y lo primero que siento es el choque frío del aire en el salón, debemos de estar en cincuenta grados en la cocina, Laura desde su puesto me saca la lengua disimulada para que no la vean, ella es la Hostess, el mesero me guía hasta la mesa, es una pareja me presentan como la chef, no es así, estaba mirando la peli teñida que se ve que es la histérica cuando veo quien lo acompaña es un hombre hermoso, sus labios carnoso que me provocaron rozar, el no sube la mirada está tecleando algo en su celular, desde donde estoy es perfecto para una gran noche, mierda saca esa cosas de ti, Laura no es buena influencia para mí.
- ¿Así que tú eres la encargada de esto tan asqueroso? - Me gruñen la peli teñida sacándome de mi ensimismamiento.
-Disculpe señora - Digo sin entender.
-Señorita para la próxima. - Me grita respiro hondo.
-Bien señorita, ¿Cuál es su problema? - Le digo ya con un tono sarcástico, en eso sí veo que voltea es el hombre a mirarme, también lo hago y sus ojos marrones se clavaron a los míos, esa mirada es profunda penetrante hace que mi piel se erice y mis piernas estén flácida, es intimidante esa cara sería me hace parecer de esos que los que manda es el, siento una punzada en mi vientre, vuelve hacer lo que estaba haciendo, sé que la peli teñida está diciendo miles de cosas y por mi cabeza está todo el cansancio de puto día, ahora este hombre..
-Esto es el colmo ¿me estás entendiendo? - Me grita, cierro mis ojos y al instante los abro.
-En nombre de todos en la cocina, le ofrecemos nuestras disculpas, si usted no quedo complacida con este plato, nos permite y le podemos ofrecer otro o simplemente no se le cobra, sería cortesía de la casa. - Le digo seria y cabreada, este hombre que me impacto deja su copa de vino en la mesa y le dice algo a la histérica en otro idioma, ella resopla.
-Ya te puedes ir. - Dice la muy imbécil, hago una reverencia de que está bien.
- ¿En dónde está Michelle? - Dice el hombre antes de que me gire para irme, tragó saliva no sé si por preguntarme por el chef o porque su voz era tan autoritaria, me habla sin mirarme.
-Está en su descanso. -Trato de decir.
-Bien. - Yo salgo casi que corriendo.
- ¿Qué paso? - Dice Jonny ya limpiando su zona de la cocina.
-La estúpida esa quedó insatisfecha. - Me voy a mi zona a limpiar, entra el chef una furia, mirando por la ventana queda el salón.
-Mierda, no sabía que el dueño estaba aquí. - Dice Michelle gruñendo, nadie le prestó atención seguimos en lo mismo, me voy a los baños a cambiarme primero veo mi celular a ver si Martin se ha dignado de escribirme y fue falla, ni siquiera un hola.
-Holaaaaa. - Entra Laura con su gran entrada.
-Hola cariño. - Le digo ya triste, cansada agotada.
-Vengo por ti. - Se para frente a mí.
-No iré. - Tiene toda la semana hablando de la dichosa fiesta que hay en una discoteca en la que no todos pueden entrar, al menos que uno tenga unos bueno millones encima.
-Vamos por favorcito, tú me lo prometisteeeeee. - Empieza a rogarme.
-Joder. - Declinó y ella comienza a saltar, quedamos en vernos frente el dichoso pud en una hora, llegó a mi casa y mi querido Happy está esperándome moviendo la cola, lo consiento muchísimo busco algo que ponerme en mi mente recuerda la palabra sexy, me dijo que quería que me viera, busco un vestido color caramelo con lentejuelas, me queda a media pierna es más me queda corto que si me agachó se me ve lo que no debería es sueltico así que me siento muy cómoda, busco los tacones, me recojo el cabello para que se me vea el escote de mi espalda, veo a Happy acurrucarse a mi lado, sabe que lo dejaré solo de nuevo le doy un beso, agarro el taxi, cuando llegó al sitio ya está Laura cruzadas de mano esperándome afuera.
-Era una hora, no dos. - Me refunfuña, antes de decirle algo me lleva arrastra dentro, ella tiene como entrar aquí uno de sus pretendientes le dejo los permisos.
-Mierda. - Entró y es grandísimo de dos pisos, la gente está eufórica se ve claramente que el piso de arriba está reservado para los más prestigiosos, no se ve mucho porque las luces te opacan, sigo a Laura bajando unas escaleras para ir a la pista, me detengo al ver a Martin en la pista bailando con una pelirroja.
- ¿Pero que cojones? - Dice Laura mirando dónde mismo yo vi.
- ¿Así que de viaje? - Gruño, trato de irme Laura no me deja.
-El no arruinara nuestra noche. - Me gruñe.
-Que quieres que vaya y le diga hola - Digo sarcástica gritándole, porque la música no deja hablar bien.
-No tiene por qué saber que estamos aquí. - Me arrastra a la barra.
-Dos tequilas. - Le gritó al barman y Laura grita de emoción.
-Esta es mi chica. - Las dos nos tomamos los tragos de una vez.
-Otro. - Le ordenó al que sirve en la barra.
-Esta noche de que me llevo a un millonario a la cama, me lo llevo. - Dice buscando entre la multitud a su candidato.
- ¿Cacería? - Soy sarcástica.
-Tú también. - Me regaña al ver que estoy buscando a Martin, no está por mi vista.
-Yo no estoy en busca de ningún millonario. - Le replico.
-Lo sé, pero si en busca de un imbécil que lo único que sabes es. - Se queda a media.
-Te odio.
-Me amas. - Me da un beso en la mejilla y la abrazo, ella es mi única amiga aquí desde que llegué a Sicilia, soy una migrante y me ha dado duro los últimos meses.
-Aquí les mandan. - Dice el barman dándonos unas margaritas.
-No gracias. - Lo rechazó.
- ¿Y quién lo manda? - Dice Laura tomando de su margarita.
-También les mandan a decir si quieren hacerles compañía. - Él nos dice ya señalando arriba, las dos miramos dónde y está un hombre alto con vaqueros y camisa negra saludándonos, no se ve quienes están alrededor.
-Vamos. - Laura me arrastra con ella golpeándonos entre la multitud bailando.
-No subiré. - La detengo antes de subir las escaleras.
- ¿Por qué? - Pones sus manos en jarra.
-Si quieres ve tu. -Trato de quitarle mi mano.
-No pensarás dejarme solo, NATI - Ella me abraza.
-Porque siempre me convences. - Ella se ríe no me suelta, tiene miedo de que me vaya, este lado del VIP está solo ellos los demás están del otro extremo.
-Hola, Bella. - Le dice el que nos saludó, yo estoy detrás de ella mirando alrededor, hay mujeres bellas es más lo que me sorprende es ver a la peli teñida a la que estaba que le hacía tragar el plato
-Ella es Natalia. - Laura se quita para que me vea es un hombre muy guapo, Laura ya está que se lo come vivo.
-Mucho gusto, Patricio. - El me besa en la mano, cuando se agacha subo la mirada porque siento unos ojos encima de mí y hay está ese hombre hermoso el que me dejó boba hace unas horas, su mirada está puesta en mí, desaparece cuando Patricio deja de darme el beso en la mano.
-Natalia. - Es lo único que puedo decir.
-Él es mi amigo, Alessandro. - Se pone de un lado y ya Laura lo conoce, porque le da el beso en la mejilla.
-Hola Natalia. -Se me acerca me extiende su mano yo hago lo mismo, al sentir su mano paso un corrientazo por mi brazo al llegar a mi estómago.
-Hola. - Es solo lo que tartamudeo, nos presentan el resto de las personas trato de no mezclarme mucho, uno estoy nervioso porque cada vez que cruzo la mirada dónde está Alessandro, él me está mirando y otra estoy cabreada como cojones Martin me mintió, entre todos tomando y bailando me hice la izquierda, Laura como siempre me convence al terminar la fiesta en otro lado, me voy a unos de los coches que están parados frente el pud, Laura ya anda de besos con Patricio, dos chicas estaban igual que yo, solas porque todos tenían pareja, hasta Alessandro que no lo vi tan acaramelado con la peli teñida, más bien ella era quien lo fastidia, llegamos a una villa muy hermosa super grande aparca los coches y todos salen como locas al jardín, estoy agotada me bajo me recuesto del coche, observando el lugar al fondo del jardín está el inmenso océano
-Señorita. - Se me acerca uno de los tantos hombres que hay vestidos de n***o, joder por lo que me fijo hay más seguridad que el mismo presidente.
-Si. - Lo veo intrigada.
-Es que Don Cassiari le mando a preguntar, ¿si usted quiere una habitación para descansar? - Abro los ojos como platos
- ¿Quién es el Don Cassiari?. - Digo sorprendida, el no hace nada solo me mira.
-Don Cassiari, es el dueño de la casa. - Dice buscándome una respuesta.
-Dígale que muchas gracias por su preocupación, si estoy cansada, pero que se quede tranquilo ya me iré a mi casa. - Le digo muy amablemente y él se va muy obediente, voy en busca de la salida, los tacones se me enroscan en las piedras del camino hacia el portón queda lejos.
-Natalia. - Escuche a Laura pegándome gritos detrás de mí, trato de ignorarla mis pies se dobla y se parte el puto tacón.
-Mierda. - Gruño quitándomelo.
-Joder ¿a dónde vas? - Me alcanza y le muestro el tacón, ella se echa a reír.
-A mi casa. - Digo volviendo a dejar sola.
-No seas aburrida quédate un rato.
-No. ya aquí todos están emparejados, no voy a estar de lámpara. - Ella me para en seco.
-Quédate y te prometo, que haré lo que me pidas. - Me sigue rogando.
- ¿Lo que te pida? - Entrecierro los ojos.
-Siiiii.. Me arrastra con ella y voy caminando terrible.
-Espera. - Le gruño.
- ¿Ahora qué? - Me grita, me quito los zapatos y empiezo a caminar detrás de ella deben de ser la cuatro de la mañana o pasadas, ella se va donde su cazado y yo me siento en una de las tumbonas, inconsciente busco con la mirada a Alessandro, no está por ningún lado, los otros hombres con las mujeres empiezan a desaparecer con las chicas yéndose en los coches y en esa veo a Laura desaparecer en la casa, se quedan las dos mujeres solas igual que yo, ellas si se están divirtiendo muy borrachas, me recuesto y empieza aparecer el amanecer, el frío ya empieza hacer estragos y me dan ganas de ir al baño, me levanto veo la casa aparecen unas de las de servicio ella me dice dónde puedo ir, apenas entró en la casa todo es grande y ya con tantos pasillos no lo encuentro.
-Diosss. - No me aguanto las ganas, igual estoy en unos de los pasillos, la casa es muy elegante de punta en blanco, todo en su sitio espero que esté sea, digo al ver uno pasillo con un corredor largo hay varias puertas voy a mitad de camino con mis sandalias en mano y se escucha cerrar una puerta, cierro mis ojos para que sea alguien de servicio.
- ¿Perdida? - Me dicen una voz ronca muy cerca de mí, me giro para ver quién es y hay está esos ojos penetrantes, recién bañado un olor cuyo perfume impregna todo el lugar, con esa camiseta blanca y ese chándal gris, está como para brincarle encima, tragó saliva para responder, él se le dibuja media sonrisa en su carnoso labio.
-Necesito un baño. - Ahora se ríe completo, me agarra de mi mano y me lleva con él, abre una de las puertas cerca de donde estaba.
-Deberías de entrar. - Me dice muy tranquilo, ya que no me muevo.
-Siiiii. - Le digo ya que me orino, cierro la puerta me siento en el váter, no sé cuánto dure hay sentada con las manos en mi cara, para tranquilizar estos nervios de sentirlo tan cerca, me lavo la cara trato de recogerme mejor el cabello, llamo a Martin son las seis de la mañana y nada, respiro hondo para salir ya no debe de estar ahí, tengo media hora aquí adentro.
-Lista? - Me dice arrecostado del otro lado de la pared.
- ¿Me esperaste? - Me sorprendo.
-Ya iba entrar, pensé que te había dado algo. - Se viene a mí, inconscientemente doy un paso hacia atrás.
-Ya vez que no. - Me pegó contra la puerta, ya no tengo más a dónde ir, al menos que vuelva entrar al baño.
- ¿No sabía que lo que p**o a mis empleados, alcanzaba para poderse dar esos lujos en el pud?. - Abro los ojos como platos, por mi cabeza pasa lo de anoche con su peli teñida y lo que dijo el chef que el dueño estaba ahí.
- ¿Tu eres?
-Si soy el dueño del restaurante. - Se me acerca pegándose un poco más a mí, casi podemos rozar nuestro cuerpo y mis piernas quieren volverse gelatina.
-Creo que debo irme. - Trato de salir, él pone su mano pegada a la pared para detenerme.
- ¿Que hacías anoche en el pud?. - Esta intrigado.
-Pasar la noche diferente. - Qué coño le importa no lo veo a los ojos, bajo un poco la cara.
- Si era así, ¿porque cuando entraste te quería regresar? - Ahora sí subo la mirada.
- ¿Como sabes eso? - Le gruño.
-Desde que entraste te observé. - Dice muy serio, su mirada va puesta a mis labios.
- ¿Para ver qué hacía tu empleada? - Soy grosera, sus ojos se tornan más oscuro, creo que no le gusta que le hablen feo.
- ¿No me has respondido? - Ahora el que gruñe es el.
-Eso a ti no te importa. - Lo empujó y salgo del pasillo, no sé cómo llegué al jardín todo está muy limpio no pareciera que hace una media hora estaba patas arriba, empiezo a caminar y siento unos pasos atrás.
- ¿A dónde vas? - Me gruñe detrás de mí
-A mi casa. - No me volteo.
-Ellos te llevarán. - Me paro en seco y veo un auto encendido en el estacionamiento.
-Me iré en taxi. - Sigo cortante
-No seas desobediente, ellos te llevarán. - Me gruñe, la verdad no sé porque dijo eso y tampoco porque me sigue.
-Ya te dije, me iré en un taxi y eso. - El me gira y me pega a él tan brusco, pego un grito.
-Ellos te llevarán, aquí no vendrá ningún taxi. - Está muy serio, sus ojos están fijos a los míos.
-Suéltame y si no viene un taxi, me iré caminando. - Le gruño.
-No hasta que deje de ser tan malcriada y dejes que ellos te lleven. - Su voz es algo autoritaria.
-Eres un gilipollas.
-Eso lo sé. - Dice secamente, no me suelta.
-Buenos días. - Pasa Patricio a un lado vestido igual deportivo, lo veo de reojo porque Alessandro no me suelta.
- ¿Te gusta? - Dice muy serio, abro los ojos como platos y lo empujó, con la misma me envuelve en sus brazos de nuevo.
-Me iré con ellos. - Digo ya resignándome.
-Así es. - Me suelta lentamente, no sé si quiero que lo haga.
-Si me gusta tu amigo o no, no es tu problema. - Su mandíbula se tensa.
-Tienes toda la razón. - Dice tajante y empieza a caminar hacia donde ya Patricio está dándole a un saco de boxeo cerca de la bahía, no puedo dejar de ver su trasero tan sexy y esa espalda.
-Mierda, mierda, mierda. - Digo una y mil veces lanzando mis sandalias, ¿Qué coño fue eso?, ellos hablan y me miran, me giro para no verlos que pena, comienzo andar ya uno de los hombres de negros me abre la puerta, le doy la dirección de mi piso, llegó y ya mi querido Happy está emocionado, me doy una ducha me pongo mi panty, ya Happy está en el lado de mi cama, pongo la alarma para despertar e irme a trabajar.
L.R.