MI DESICION, SIN RETORNO.

ES MAFIOSO

Después de media hora de camino al taxista le pareció extraño de haber salido de un sitio tan ricachón, ahora estoy en uno de los barrios más bajos de Sicilia, entro al lugar ya me conocen, pongo mi cara que ya quiero salir de todo esto, contaron el dinero logro salir del lugar, entre las calles hay vagabundos, drogadictos, prostitutas la verdad es se puede imaginar los peores lugares y esta este barrio entre caminata de salir de aquí, viene un taxi le saco la mano y entro sin mirar el conductor le doy la dirección, cuando veo al hombre por el retrovisor es un hombre de unos cuarenta y tanto con barba larga, sabe que lo estoy mirando y se pasea su lengua por su asqueroso labios me sonríe con sus diente amarillentos, el taxi huele a droga.

-Eres la mujer más bella, que he visto en todo el día. -Dice tan asqueroso, no digo nada, el sigue diciéndome cosas tan asquerosas.

- ¿A dónde vamos? - Le gruño ya que veo que se desvía.

-A su casa. - Me guiña el ojo.

-¿Esta no es la ruta? - Sigo gruñéndole, se para en un semáforo, las calles desoladas no sé, ni en donde estamos, salgo del taxi corriendo, el hombre me atrapa, es más alto y tiene más fuerza entre la lucha me mete en el maletero.

-Me encantan así de agresivas. - Tira la puerta tan duro, quedo a oscura empiezo a pegarle grito de que me suelte y golpeando la puerta del maletero, mi bolso está cerca busco mi celular, le marco más de mil veces a Martín y nada es un idiota, si llamo a Laura es preocuparla, veo el número de Alessandro.

-Hola. - Dice el muy serio, le cuelgo de una vez, mis nervios me atacan más fuerte no se si porque estoy aquí o escuchar su voz, el me devuelve la llamada. - ¿Para qué llamas, si no te atreves hablar? - Dice el muy arrogante.

-Perdón, es que me dijiste que te podía llamar, si estaba en peligro. -Ya mis lágrimas comienzan a salir.

- ¿Que paso, en donde estas? - Su voz cambia.

-No lo se. - Digo ya llorando.

- ¿Como que no sabes? - Me regaña.

-Es que agarre un taxi y. - Ya no puedo hablar entre el humo del carro y mi lloradera me ahogó.

-No vayas a colgar. - Me ordena.

-Alessandro, tengo mucho miedo. -Mis lágrimas no dejan de salir.

-Todo estará bien. - Dice con una voz más dulce, se escucha que empieza a dar órdenes, no le entiendo muy bien mi celular empieza a pitar que se quiere descargar, buena la hora que quiere apagarse.

-El celular va a apagarse. -Le digo tosiendo.

-Ya te hemos ubicado. - Me dice entre sus gritos que le está dando a otros, siento una eternidad, mi celular se apaga y ahora si mi desesperación empeora, estoy dándome con todo lo que hay aquí adentro, no sé dónde vamos, se siente un camino de piedras, se detiene y apaga el coche, suena la puerta tan duro que sentí que el coche se iba a voltear.

-Vente mi cachorra. - Dice abriendo el maletero, empiezo a darle patadas el agarra mi cabello me pega contra el piso del maletero, mi cabeza empezó a doler, siento que algo me chorrea por mi nuca, me saca de golpe cayendo al suelo agarra mis manos, me arrastra por el piso, grito que me suelte me lleva dentro de una casa que huele horrendo, me tira en un sofá ata las manos ...

-Si te quedas quieta aquí, me puedo comportar como un caballero. - Me agarra por el cuello, su barba roza mi mejilla, huele a cigarro y un mal aliento terrible.

-Por favor. - Le suplico, mete su mano debajo de mi camisa que esta toda rota.

-Eres como un ángel. - Mete su cara en mi cuello y pasa su lengua hasta mi cara, me revuelvo de un lado a otro, mis manos están atadas sin poder hacer nada.

-Ayudaaaaaaa. - Grito me tapa la boca, se escuchan carros retrechando neumáticos y voces de hombre, el muy asqueroso esta tan drogado esta es tratar de abrir el botón de mi jean.

-Malnacido. - Entra Alessandro con un arma en la mano y como diez hombres más...

- ¿Quiénes son ustedes? -Le dice el hombre todo loco, Alessandro le da un puño en su estómago lo deja privado, uno de los otros hombres se lo lleva y él se viene a mí.

-Todo estará bien. - Dice aun molesto, mete su arma detrás en su espalda se agacha para estar a mi altura, soltando mi mano.

-Gracias. - Estoy llorando, lo abrazo él se deja.

-Ya paso. -Rodea sus brazos en mi cintura, tratando de calmarme, no dejo de llorar.

-Pensé que moriría aquí.

-Don Alessandro. - Le dice el que siempre está a su lado, es un hombre blanco muy bien acuerpado, alto, ojos claros y calvo.

-Cariño, te dejare un momento con Antuan. - Agarra mi cara con sus dos manos, limpiando mis lágrimas.

-Bien. -Estoy sollozando, el sale de la sala y se va afuera, Antuan es muy serio solo se queda en el mismo lugar mirando todo alrededor muy escrupulosamente.

- ¿A dónde va? -Me dice después de veinte minutos esperando aquí sentada.

-Afuera, no soporto estar más aquí. - El solo mueve su cabeza como que está bien, cuando salgo lo primero que veo es al hombre arrodillado todo golpeado pidiendo que no lo maten, Alessandro lo tiene apuntando con su arma, todos tenían silenciador, pongo mis manos en mi boca al ver que solo el cae en el suelo dejando un charco de sangre, sube la mirada y se encuentra con la mía, tenía mis manos en mi boca tratando de no hacer ningún ruido de lo asustada.

-Ich habe dir nicht befohlen, sie nicht rauszulassen. - Le grita a Antuan al verme, mi cara debe de ser todo un poema, no sé qué le dijo porque esta vez no fue en italiano, lo que si se, es que Antuan se fue a darle órdenes a otros.

-Cariño. - Alessandro se acerca a mí.

- ¿Quién eres? - Doy un paso atrás.

-Te diré todo, pero tenemos que irnos. - El trata de ser amable conmigo.

-Quiero irme a mi casa. -Mis lágrimas salen.

-Eso haremos. - Llega hasta a mí, ya no podía retroceder más, una pared se me atravesó.

-Lo mataste. -Tiemblo.

-A ti nunca te haría daño. - Se pega a mí y toma mi cara con sus dos manos.

- ¿Por qué? - Estoy en shock.

-Porque me gusta mucho. - Me pone su chaqueta, agarra mi mano me lleva con él, entramos en la USV Cadillac, empieza hablar por su celular, no es la vía para ir a mi casa y tampoco a la de él.

- ¿A dónde vamos? - Lo interrumpo, el bajo su celular.

-A mi casa, te tiene que ver un médico. - Mira mi nuca, no quise decir nada ya estoy adolorida, como para pelear a que me lleve a mi casa, subimos unas cuantas lomas hasta llegar a un portón grandísimo de madera, me extraño porque no recuerdo la casa así, no sé, si sea porque es de noche o porque el golpe ya no me está dejando ver bien, entramos, no es la misma casa, nos detenemos al frente, uno de los de negros viene abrirme la puerta, salgo me quedo tiesa no me muevo, el frío, el dolor y lo que acabo de pasar creo que vuelven a invadir mis ojos, me recuesto del coche me voy arrastrando hasta quedar agachada, meto mi cara en mi rodillas, siento los brazos de Alessandro agarrándome en peso como si fuera una barajita que no soy.

-Perdón. - Meto mi cara en su cuello.

-Perdón, ¿por qué? - No sé en qué momento llegamos adentro, me deja en uno del sofá inmenso que hay, es un lugar hermoso, más acogedor que la casa que le conocí primero.

-Por a verte llamado.

-Hiciste lo correcto. - Mete mi cabello detrás de mi oreja.

-Buenas noche. - Llega un señor bajito canoso con un maletín.

-Es ella. - Le dice apartándose de mí, me quedo callada el medico comienza a ver mi cabeza, cierro mis ojos todo me duele, Alessandro si se desaparece de la sala, el medico me pregunta cosas para ver si el golpe no me afecto, me cura las raspaduras de mi espalda y costado.

-Poco a poco, se te quitara el dolor con esa pastilla y el resto con la crema. - El me da todo y le doy una sonrisa.

-Gracias. - El mueve su cabeza y se va con uno de los negros, me levanto como puedo del sofá, veo el lugar, los muebles son blancos, la mesa del centro es de madera que hace juego con la gran chimenea que está ardiendo, encima esta un cuadro de una mujer muy hermosa, me acerco un poco para verla bien, es rubia, el cabello un poco más arriba de sus hombros, los ojos color del cielo azul y su sonrisa irradia paz.

-Es mi esposa. - Pego un Respingo, no sé en qué momento apareció, me giro para verlo y tiene su cabello mojado una camiseta negra con un chándal gris, sus pies descalzos.

-Es hermosa. - Lo veo a los ojos, la mira el cuadro con gran adoración.

-Ella era la mujer mas hermosa, todo lo que le rodeaba era paz, alegría, era todo para mí. - Dice ya todo el final con una tristeza, trago saliva.

- ¿Porque hablas como si fuera pasado? - Él se va a un minibar que hay a uno de los rincones.

- ¿Como te sientes? - Cambia de conversación.

-Bien. - Veo mi ropa y es un asco, subo la mirada y está observándome, se viene a mí.

-Ven. - Deja su vaso encima de la chimenea me lleva con él en uno de los pasillos entramos a una habitación, me deja en medio de la habitación es más grande que mi piso, se mete en otra puerta que esta al fondo de la habitación, hay una chimenea y la cama podemos dormir cuatro personas tiene el edredón color ámbar, las almohadas es como para dormir tres días seguidos.

-Ya está listo. - Sale de donde entro, yo aun sigo donde mismo, no me muevo.

- ¿Qué está listo?

-Necesitas un baño. - Toca mi camisa rota.

-No tengo que cambiarme aquí. - Me da media sonrisa.

-Te buscare algo mío. - Sale de la habitación, me voy de donde el salió.

-Ho Dios que rico. - Entro al baño que es igual de grande, el jacuzzi está lleno con muchas burbujas me quito la ropa muy delicada ya que todo me duele, tiro la ropa a un rincón, entro me recuesto cierro los ojos, siento que estoy en las nubes, no sé cuánto tiempo dure así que abrí los ojos y giro un poco la cabeza, el esta con sus brazos cruzados, recostado del borde la puerta.

- ¿Qué hacías en ese barrio tan peligroso? - Me hundo en el jacuzzi, mierda, mierda, mierda, no quiero salir, pero no aguanto.

-Joder. - Tomo una bocanada de aire y me quito el jabón de la cara.

-Te espero en la sala. - Gruñe al ver lo que hice, me deja sola.

-Mierda. - Sale un poquito de agua le di un manotón al agua, salgo del jacuzzi casi a regaña diente, es primera vez que me bañaba en uno y me viene a pasar así, agarro una toalla que está cerca, salgo titilando del frío, encima de la cama hay un chándal n***o y una camisa blanca, sin ropa interior, término de peinarme.

L.R.