- ¿Y creo que Laura si se consiguió si millonario? -Entra Jonny al salón de descanso.
-No se. - Agarro mi celular que está que revienta, pensé que era Martin y no es, me ha mandado varios mensajes y no le respondo, ni las llamadas.
-Holaaa. - Me gritan del otro lado y es Laura, me levanto y empiezo a cambiarme para irme.
- ¿Hasta que apareces cariño? - Digo sorprendida.
-Mañana estás de descanso, quiero que venga a la villa Cassiari. - Esta muy alegre.
-No iré por allá. - Recuerdo lo de esa mañana y me da una punzada en mi vientre, agarro un taxi para irme a mi piso.
-Vamos NATI, vienes almorzar, aquí no hay un no.
-Pues si lo hay. - La regaño.
-Por favorcito. - Se pone como siempre y empieza a decirme que está sola que me necesita, que tiene que contarme muchas cosas.
-Que no. - Agarró a mi Happy, le doy mucho cariño está diferente, algo intranquilo y molesto.
-Se que si vendrás y tendrás una lasaña para las dos. - Ella cuelga sin que le diga nada, enciendo la luz.
-Martin. - Está sentado en el mueble de la sala, su cara es de cabreo.
- ¿Con quién andas? - Dice levantándose, sus ojos están fijos y su respiración agitada, está drogado.
- ¿De qué hablas? - Suelto mi bolso al suelo.
-Vine por ti hace dos días atrás y no estabas, te envío mensajes y nada.
- Hace dos días atrás, ¿seguro? - Le gruño.
-Eran las cinco de la mañana, te quería sorprender, y vez el sorprendido fui yo. - Se me acerca aún más y me agarra por mi cabello tan fuerte me besa, ese beso del cual te dan ganas de vomitar y te duele, más si sabes que anda con otra, lo empujó en esa viene su mano tan fuerte pegándome en mi mejilla.
-Tu a mí no me engañas, perra. - Me grita, estoy aún medio agachada tratando de pasar el dolor y el sabor a hierro en mi boca, primera vez que me pega y en la cara, esto ya no debe seguir así debo darle por terminado tengo que hablar con él, pero este no es el momento, drogado no.
-Lárgate. - Le gruño, Happy está ladrando desesperado atacándolo, él le da una patada.
-Me iré, hay te dejo para que mañana en la noche lleves eso.
-No llevaré nada. - Le gritó.
-Lo harás o ya veraz. - Me amenaza como siempre, cierro mis ojos apenas el sale por la puerta, la cierro con seguro voy por Happy que está llorando del dolor, me quedo un rato acariciándolo, lo llevo hasta mi cama se duerme, me quito la ropa y hago lo mismo.
-Ho Dios mío. - Veo mi mejilla morada y mi labio roto, mis lágrimas fluyen, pongo mis dos manos en el lavamanos para recuperarme un poco, me meto a la ducha, ya Laura está que me revienta el celular, cuando le contesto, me regaña porque no he llegado, le doy la excusa de que me levanté un poco enferma que igual iré me maquillo lo más que puedo mi labio me delatara me acomodo mi gran cabello para que me cubra un poco la cara, agarre la bolsa que me dejó Martin la echo a la cartera, me bajo del taxi miro hacia el jardín, los recuerdos de esa mañana me invaden.
-Cariñoooooo. - Aparece Laura detrás de mí saliendo de la casa, se ve radiante y con ropa nueva.
-Hola. - Nos damos un abrazo.
-Desgraciado. - Dice con toda su furia al verme el labio, no me quito mis gafas porque si no iría por él.
-No hablemos de eso, por favor. -Le suplico, ella pone los ojos en blanco, se ve tan feliz que sé que le vale por ahora.
-Hooo NATI, esto es una mini vacaciónes espectacular. - Nos sentamos en una de las mesas cerca del jardín, ya casi tiene listo todo lo del almuerzo.
- ¿Por qué hay dos puestos más servidos? - Digo al ver la mesa lo único que faltaba era sentarnos y servir.
-Buenas tardes. - Llega Patricio muy alegre y sin darme cuenta me da dos besos en la mejilla, respire hondo para no gritar, cuando veo a mi lado ya estaba Alessandro sentado con un una camisa blanca y pantalón de Nilo n***o y sus gafas de sol.
-Hola. - Solo le digo no lo veo mucho, atreves de sus gafas me veo mi labio, él se le tensa la mandíbula no responde ya que nos interrumpe con la llegada de la lasaña.
- ¿Cómo te ha ido? - Me dice Patricio metiéndose un pedazo de lasaña en su boca.
-Bien. - Yo hago lo mismo, respiro hondo el vapor de la lasaña, hizo que la herida de mi labio se sintiera como una puñalada.
-Nati, Patricio me dijo que te podía invitar este fin de semana un paseo por su yate. - Subo la mirada para verla mejor, ella no ve el gesto que le hago ya que mis gafas no se moverán de mi nariz.
-No puedo, sabes que tengo que trabajar. - Tomo de mi vino.
-Eso no es problema, seguro Alessandro puede darte permiso, ¿no es así? - Ella mira Alessandro, dejo salir un poco el aire que contengo ya que trato de que ella no escoja por mí.
-Si Natalia, quiere. - Dice muy tranquilo recostándose de su silla.
-No me parece. - Le gruño a Laura.
-Biennnn. - Ella aplaude y Patricio se ríe.
-Te mataré. - Le gruño otra vez en español, para que ellos no me entiendan.
- ¿De dónde eres? - Patricio es más hablador que Alessandro, el solo observa y eso me intimidad.
-De Venezuela. - Dejo ya mi plato listo para que se lo lleven.
- ¿Y qué haces tan lejos?
-Quería experimentar algo nuevo. - Subo mis hombros y le doy una leve sonrisa, no muy larga porque mi labio pide piedad.
- ¿Te gusta experimentar siempre Natalia? - Por fin Alessandro le sale más palabras, se quita las gafas inclinándose un poco a la mesa.
-Si. -Le quitó la mirada, sus ojos son misteriosos, mi teléfono comienza a sonar lo tenía en el bolsillo del vaquero en la pantalla sale Martin, le cuelgo igual insiste.
-Llama para decirte perdón, no lo vuelvo hacer. -Dice Laura sarcástica en español, le enseñe hablar español ella es pura y nata italiana, Patricio está en su celular escribiendo y Alessandro no deja de mirarme se vuelve a poner sus gafas.
-Jodete. - Le apesto a Laura mientras vuelvo a colgarle.
-Listo ya el fin de semana es nuestro. - Dice Patricios muy tranquilo, Laura le da un beso en la boca como si fueran ya novios no sé despega de él.
- ¿Creo que me he perdido de algo? - Digo al verlos, en eso Alessandro se levanta muy brusco me agarra de mi brazo, me levanto de a golpe arrastrándome con él.
- ¿Quién te hizo esto? -Me pega contra la pared pasa su dedo por mi labio muy delicado, cierro mis ojos.
-Me caí. - Digo abriendo mis ojos está pegándose a mí.
- ¿Sabes lo que más odio en el mundo? - Pone su mano encima de mi cabeza y la otra la pone en mi cadera, gimo al sentir su roce esto me está poniendo cachonda y él lo sabe.
- ¿No sé, que odias? Estoy nerviosa.
-Las mentiras. - Su voz es canto a los oídos.
-Creo que todos odiamos las mentiras.
- ¿Quién fue el gilipollas? -Me sigue preguntando, está vez roza sus labios con el mío y se aparta un poco pensé que me besaría.
-Ya te dije que me caí. - Tensa su mandíbula y sus ojos se oscurecen, su mano baja y se va a mi cadera en la parte baja, llega hasta mi nalga saca mi celular se aleja un poco y yo respiro sentí que me iba a dar algo.
-Grave mi número, para cuando te vuelvas a caer, me llames. - Mete mi celular de dónde lo saco, vuelvo a suspirar que mierda me pasa con este hombre.
- ¿Por qué tendría que llamarte? - Digo como boba.
-Porque nunca te haría daño, siempre te cuidaría. - Vuelve a posar su mano en mi cintura, pasea su punta de la nariz desde mi mejilla se va hasta mi cuello subí la cara para que él tenga acceso.
- ¿Por qué tendría que confiar en un desconocido? - Se detiene lo que hace, aprieta un poco su mano en mi cintura, siento que se quiere llevar un pedazo de mi piel.
-Si me permites no podría ser un desconocido para ti. - Mis manos están pegadas a la pared, creo que necesito agarrarme de algo, siento mis piernas van a desfallecer.
-Eres el dueño del restaurante donde trabajo y no salgo con mis jefes. - Se le dibuja una sonrisa sarcástica.
-Podría despedirte entonces. - Abro los ojos como platos.
-No por favor, necesito el trabajo. - Le suplico.
-Me gusta mucho. - Se acerca más, muerdo un poco mis labios si no lo hago, soy yo la que necesita cortar distancia y lo besaré.
-Te deben de llover mujeres más bonitas. - Natalia date con una piedra por boba.
-Siente como me tienes. - Afinca su polla en mi vientre y mi respiración se acelera.
-Don Alessandro. - Dice uno de los de seguridad, la pega la frente contra la mía para calmar su excitación se aleja de mí de mala gana, gruñéndole en otro idioma no sé qué hablan, mis oídos están aturdidos yo estoy paralizada aún en la pared, me saca de mí el puto celular, Alessandro me mira cabreado ya que salgo del pasillo atendiendo.
-Que cojones quieres? - Le gritó me voy hacia el jardín aún Laura y Patricio están en su festín de besos.
-Natalia, tienes que ir a la siete a entregar ese dinero. - Dice sin preguntar, si estoy bien o mal.
-Martin te haré este último favor, pero no contarás más conmigo. - Me pongo las gafas de sol de nuevo, él se ríe muy fuerte.
-Eso lo veremos. - Dice entre risas.
-Martin tenemos que hablar, porque esto ya llegó a su límite. - Trato de calmarme.
-Sea quien sea, con quién te estés acostando, te juro que se la vera conmigo. - Dice ya serio.
-No tengo porque acostarme con nadie, para que me dé cuenta de lo cretino que eres. -Le gruño.
-Ve a llevar eso y después veremos amor. -Me cuelga me agachó para pasar un poco la adrenalina, hace rato estaba que me besaba aún papasito y ahora estoy peleando con el imbécil de mi novio.
- ¿Espero que, de verdad, allá llegado a su límite? -Dice Laura sentándose a mi lado me terminó de tirar en el césped.
-Hablare con él. - Limpio mis lágrimas.
- ¿Porque tienes que darle dinero? - Ella sabe que siempre soy yo quien le paga las deudas.
-Esta vez solo le llevaré el dinero, no puse ni un euro. - Me tiró en sus piernas ella empieza acariciar mi cabello.
-Pobre la que está cayendo en sus redes. - Mira mi mejilla.
-Tiene que tener a una amiga como tú, para que me abriera los ojos. - Dejo mi celular en el césped.
-Esto se te ve horrible. - Acaricia mi mejilla.
-Y esto también. - Un buen chupón en su cuello.
-Esto por lo menos fue delicioso. - Ella es toda una maestra en la cama.
- ¿Y qué haces aquí, porque no estás en lo delicioso para que te hagan otro? - Hace pucheros.
-Es que se tuvieron que ir.
-Hummmm.
-Ya a ver, tú qué me dices ese agarradito así tan exótico, que paso?... Nos reímos a carcajadas ella siempre tiene algo que decir.
-No paso nada, ni siquiera un beso. - Ahora hago pucheros soy yo.
- ¿Queeee?, pero que lenta - Me gruñe.
-Que quieres que haga, Alessandro es un hombre intimidante.
-Si eso sí, es más, cuando subimos a las escaleras, hay pensé que me como a mi jefe, pero después me dio como miedo y Patricio no es que se quede atrás, pero es más social, al igual está guapisimo también. - Ella suspira.
-Y millonario. - Le termino a risas.
-Sabes así no tuviera dinero, pero sé cómo es en la cama, te juro NATI que no me importa lamber el piso, con solo tenerlo entre mis piernas. - Se sonroja.
-Laura Capri, está embobada. - Me burlo de ella y empieza a darme manotazo y doy vueltas en el césped.
- ¿Y cómo es eso de que no vas a trabajar, porque está enferma? - Ya me siento frente a ella.
-Enferma sí, pero de lujurias. - Ella me da una copa de vino, nos los trajo uno de los empleados.
-Todos me preguntan qué fue lo que paso contigo, que no les avisas ni nada. - Tomo de mi vino.
-Patricio le pidió que mientras el este aquí, yo estuviera a su lado.
-No entiendo, como así, ¿que mientras el este aquí?
-Patricio vive en Alemania. - Dice volviendo a llenar nuestras copas.
-Alemania, joder.
-Si ellos por lo que veo tienen negocios en común, también veo que son muy amigos.
- ¿Así que eres como su acompañante aquí en Sicilia?
-Pero sin paga. - Ella se ríe muy cachonda.
-Sin paga, tu no haces nada, donde no hay dinero. - Suelta la carcajada.
-Si me pagara, pero le deje muy en claro que yo no soy una puta y eso fue lo más le gusto. - Arqueo una de mis cejas. - Biennn lo soy, pero solo en la cama, no de esas que le pagan por acostarnos. - Ahora sí soltamos las carcajadas. -
-No quiero que vayas. - Ella me gruñe ya cayo la noche y me tengo que ir, pedí el taxi, aunque se me pusieron a la orden de llevarme prefiero no molestar.
-Iré, te prometo que esto es lo último, que haré por él, iré hablar de que ya se terminó todo. - Ella me abraza.
-Es lo mejor...
L.R.