CAPÍTULO IV —Estás preciosa, mi amor— dijo la Duquesa—, ahora, quiero que no tardes en bajar mas de cinco minutos. Tu padre te estará esperando en el vestíbulo. —Está bien..., mamá— musitó Millicent. Habló en un tono de voz deliberadamente bajo y sombrío, como Areta le había dicho que lo hiciera. La Duquesa la miró disgustada y pareció que estaba a punto de decir algo. Pero prefirió callar y dirigirse hacia la puerta. Nanny la cerró tras de ella. Tan pronto como la Duquesa desapareció, Areta salió del vestidor donde se encontraba escondida. La Duquesa había reaccionado tal como ellas deseaban que lo hiciera, tras la sugerencia que Millicent le había hecho respecto a vestirse en uno de los dormitorios mas grandes, de los reservados a los invitados especiales, en lugar de hacerlo en e