CAPÍTULO III —Tengo... miedo— dijo Millicent—, estoy segura de que voy a... hacer algo... mal. —Tú harás todo muy bien— manifestó Areta con aire tranquilizador—. Todo lo que tienes que hacer es mostrarte muy tímida y hablar lo menos posible. —¿Y si trata de... besarme?— preguntó Millicent en un tono medroso. —Si eres lista, lo evitarás— respondió Areta—, pero no creo que lo intente, ya que será vuestro primer encuentro. Todo esto era algo que habían discutido y discutido, hasta que Areta llegó a pensar, que nunca podrían volver a tener otro tipo de conversación. Salían las dos a montar, para encontrarse con Lord Winterton, en cuanta oportunidad tenían antes de su marcha a Londres. Y de nuevo repitió y repitió lo que Areta pensaba que tendrían que hacer. Volvieron a Londres el lunes