Lord John se mostró particularmente complacido con los veleros amarrados en su puerta, que eran los mas modernos y veloces que había visto nunca. Casi todos los días se llevaba a su esposa y a su hija al mar. Era muy hábil en el manejo de las velas, como era hábil en mu chas cosas mas. Un día, cuando parecía soplar un poco mas de viento que habitualmente, junto con otro de los invitados, se decidió a organizar una carrera. Lord John hubiera querido llevar a Areta con ellos, pero la chiquilla habría sobrecargado el bote. Se la dejó con la hija del Príncipe, que era mas o menos de la misma edad. Areta se despidió de ellos con la mano, segura de que su padre ganaría, a pesar de que su oponente era también muy bueno. Fue sólo muchas horas después, ya avanzada la tarde, cuando el Príncipe