Capítulo 3TAN PRONTO como vio el Palacio de cuento de hadas, Aldrina no tuvo más remedio que admitir que era exactamente lo que le convenía. Se trataba de un edificio alargado, construido en un terreno elevado, justo por encima de la ensenada, con un sendero que descendía hacia el mar. Detrás de la construcción, una fronda de árboles la protegía del viento. La edificación misma estaba pintada de blanco y brillaba como una joya, mientras se dirigían en un carruaje hacia ella, Aldrina le dijo, entusiasmada, a la Baronesa: −¡Hemos ganado!¡Nadie sabe dónde estamos y podremos pasar tres semanas disfrutando de la vida! −Es muy emocionante para mí− repuso la Baronesa. Aldrina entró en la casa y encontró que estaba muy bellamente amueblada. Los muebles habían sido tallados y pintados por artes