Tuve que quedarme dormida, porque abrí los ojos al instante mientras entrábamos en un estacionamiento. Miré a mi alrededor desorientada, chocándome contra el pecho de Hunter. Levanté la cabeza y me encontré con la sonrisa de ese hombre que era un misterio por resolver. ¿Cómo podía dar la sensación de poder abrirte la cabeza en dos segundos y al mismo tiempo de querer protegerme? Eran cosas totalmente incompatibles. Aun así estaba cómoda en su regazo y aunque me hubiese matado allí mismo, no me hubiese importado. Mi cerebro, aun en un estado de sopor semi-profundo no estaba trabajando correctamente y la situación le pareció de lo más normal. Y todo cayó por su propio peso. — ¡Ah! — Me levanté de golpe y le miré con los ojos entre cerrados— ¿Dónde estamos? — ¡Caperucita está viva! — G, c