Los vestidos con los colores más chillones parecían gritarme desde la percha y cuando digo “gritarme”, me refiero chillar. Me avisaban de que tenía que huir. Que eran horribles. Miré de reojo a uno de los guardaespaldas que se había quedado justo en la puerta. No creía que me fuese a dejar ir así como así. Como si sintiese mi mirada, cruzó los brazos, haciendo su pose un poquito más amenazadora. Quizás elegir uno de esos vestidos era mejor.
Junto con Cami empecé a rebuscar. Ella los descartó casi antes de que yo pudiese decirle lo feos que eran. Ella sabía vestir bien. Era una Cindy. ¿Una Cindy? Sí, como la protagonista de mi libro. Una Cindy es una chica 10 que tiene todo en esta vida y que es casi completamente perfecta. Cami era una de esas chicas. Estuve a punto de suspirarle en la ca
