Paramos frente al teatro. Ya había gente subiendo por las escaleras. Un escalofrío recorrió mi espalda. No podía esperar a entrar. Era mi musical favorito de todos los tiempos. Me sabía todas y cada una de las canciones. Por lo menos mi aventura estaba resultando ser beneficiosa de alguna manera. Casi estaba dando botes de emoción en el auto. Cami en cambio parecía aburrida, como si ella normalmente fuese a teatros. Yo no. ¿Por qué no solía ir a representaciones? Bueno, tenía dinero. No era como si no pudiese permitírmelo, sino que no me apetecía ir sola. Me parecía patético presentarme allí sin ningún tipo de acompañante. Mis amigas eran más de discotecas y Rob se quedaba dormido en cuanto las luces se apagaban. No tenía a nadie con quién ir. Triste, lo sé. Por fin, después de mucho tiem