- ¿Perdona?.- Fruncí el ceño y volví a mirar a su creciente erección. ¿Cómo había pasado eso? Apenas habíamos hecho nada. - Lo has empezado tú vistiendo como si fueses un regalo de navidad esperando a ser desenvuelto.- Pasó su dedo índice por mi clavícula y bajó la mirada a mi pecho, donde se veía claramente mi sujetador n***o. Parecía un cartel de neón en la vegas. Me cogió de la cintura y me sentó en su regazo. Ahora lo notaba mucho más contra mi feminidad. Interesante. - ¿No estás yendo demasiado rápido? Acabamos de besarnos por primera vez.- Yo tenía que ser la que sacaba el tema incómodo a colación. - Ha sido la segunda vez, lindura.- Se río mientras mordía el lóbulo de mi oreja.- La primera vez fue en casa de Hunter, donde te portaste como una virgen vergonzosa.- Me puse colorada