El resto de la tarde se dedicaron a conversar sobre temas banales. Camila se sentía un poco más renovada sabiendo que por fin había terminado con todos los trámites que le habían ocupado la semana completa. Estaban sentados en el sillón, él la sostenía entre sus brazos, suavemente, disfrutando de acariciar su castaño pelo que enredaba entre sus dedos. — ...Y eso fue lo que pasó en el ascensor — terminó de explicar él mientras la castaña escuchaba atenta aquella historia. — Realmente no lo recuerdo para nada — dijo ella sorprendida. — Fue el día que firmaste el contrato — agregó intentando de ayudarla a recordar. — Ah… ¿y nos cruzamos en el ascensor? — volvió a preguntar ella. — Llevo quince minutos explicando la historia… Presta atención — regañó sonriente. — Ok… — Igual en ese mome