Segunda señal

2032 Words
EMILY Después de esa noche, Edward se comportó un poco raro, yo lo dejé pasar porque quería saber más sobre a lo que se referían, pero no había manera de saberlo. Era imposible preguntarle, además ni siquiera tuve la oportunidad de mencionarle que había escuchado la conversación con aquel hombre. No me busco toda esa semana y yo tampoco lo hice, entonces comencé a recordar lo que me había dicho Johanna, que algo escondía; que algo quería de mí, también recordé aquella noche cuando le había dicho lo de Johanna, ¿uso la cabaña como medio de distracción?, ¡Dios!, necesitaba hablar con Johanna. Le hable para quedar de vernos en una cafetería cercana a la universidad, necesitaba desahogarme con alguien y quien mejor que ella, me adelante para sentarnos en la mesa más lejana y que nadie escuchara lo que tenía que decirle. —Hola —me saludo, pero al ver mi cara me pregunto— ¿te encuentras bien? —No, creo que… tenías razón, todo el tiempo lo tuviste —se sentó con cara de preocupación. —¿De qué hablas? —De Edward, tienes razón, pienso que esconde algo y no sé si es grave o no, y sobre todo… no sé si tiene que ver conmigo. —Lo sabía —dio un manotazo en la mesa y todos nos voltearon a ver— ¿Cómo lo sabes? —Yo… escuche una conversación, pero no alcance a ver muy bien quien era la persona, solo sé que era un hombre más alto que Edward y su voz realmente daba miedo. Esa noche llegué a su departamento porque nos habíamos quedado de ver, Edward se escuchaba un tanto nervioso, así que escuche lo último de su conversación. Supongo... ni siquiera sé cuánto tiempo llevaban ahí metidos, o si apenas había llegado hace poco. —¿Pero qué fue lo que escuchaste? —Le dijo algo como que ya no estuviera jugando, y que nada más tenía un mes, hablaron de alguien, específicamente de una mujer, pero jamás mencionaron su nombre ni nada. —¿Y Edward que le dijo? —Dijo que era un poco difícil con alguien como ella. —¿Con ella se refiere a…?. —No sé si se refiere a mí, o a alguien más, además no lo he visto desde aquella noche, ni siquiera me ha llamado o mandado algún mensaje. —Necesitamos averiguar qué es lo que esconde. —Lo sé, pero no sé por dónde empezar, ¿y si estaba hablando de mí?, ¿si todo esto tiene algo que ver conmigo? —¡Por Dios Emily!, no sé en qué te has metido, pero estoy dispuesta a ayudarte. —Gracias, necesito ir a su departamento, lo he estado pensando, pero no sé si se encuentra ahí o no. —¿Por qué no llegas de sorpresa?, si él te llegara a ver o de plano se encuentra ahí, le puedes decir que lo extrañabas o algo así, no creo que no te crea. —Tienes razón, pero… quería que tú me acompañaras. —También quiero ir, puedo quedarme cerca de la entrada y te puedo avisar si es que lo llego a ver entrando al edificio, ¿Qué te parece?, o si, en cambio, él está dentro cuando tú llegues también te puedo llamar solo para cerciorarme que te encuentras bien. —Me parece buena idea, ¿podemos ir ahora? —Sí, vámonos. Estábamos las dos muy nerviosas, no sabía lo que podía encontrar, no obstante, sabía que al hacerlo no sería nada bueno, esperaba estar equivocada; pero algo dentro de mí, me decía que, “el que busca, encuentra”. Estacione mi auto cerca de la entrada, le dije a Johanna que se quedara dentro del auto, y cualquier cosa me avisara. En cuanto lo viera entrar, sería prioritario que lo hiciera, no quería, me viera infraganti; rebuscando entre sus cosas, sería lo peor que me encontrara así y más si no tenía nada que ocultar. Entre con la llave que me había dado hace unos meses, dije su nombre en voz alta para saber si se encontraba, pero no hubo respuesta, sabía que podía llegar en cualquier momento, así que comencé a buscar lo que fuera. Su departamento no era tan grande, primero fui a la habitación que usaba como oficina o al menos eso era lo que él me decía. Entre a hurtadillas, como si alguien me fuera a escuchar, la verdad es que jamás había entrado, durante todo el tiempo que llevábamos de relación, jamás había entrado a esta habitación, en primer lugar porque le creí y en segundo lugar, no me gusta hurgar en el espacio de nadie, además siempre que estuve aquí nunca me dijo que no podía venir a esta habitación, sin embargo, yo aun así no lo hice. Tenía un pequeño escritorio en una esquina, con su portátil, cajas de discos que parecía que estaban vacíos, había un sofá; un televisor pequeño, su silla de escritorio; en fin, un sitio cualquiera, no consideraba que ahí estuviera escondiendo algo. Camine hacia el escritorio, tenía la intención de abrir un cajón, entonces escuché unos pasos, ¡mierda!, ¿Por qué Johanna no me aviso que ya había llegado?, ¿y si le hizo algo?, ¡Diosito, ayúdame!, me acerque a la puerta para ver si escuchaba algo afuera, se oía que estaban abriendo y cerrando cajones en su habitación, solo se escuchaban un par de pasos, así que sabía que estaba solo, se escuchó que sonaba su móvil, pero no era el mismo tono de llamada que había escuchado otras veces, entonces escuché hablar a una mujer. —Ya estoy dentro, no, no entres; puede ser peligroso, mejor quédate ahí, y avísame si lo ves entrar, ese maldito degenerado lo debe tener escondido en algún lugar de este departamento asqueroso, sí, yo te llamo si lo encuentro. Busque con la mirada algo para atacar, pero no había nada, entonces vi un paraguas, reí internamente, ¿Qué puto daño puedo hacer con esto?, bueno de algo debe servir. Abrí lentamente la puerta, sabía que seguía en la habitación, así que camine sin hacer ruido, con paraguas en mano, hasta que grite. —¿Quién eres y qué es lo que buscas? —tiró lo que sea que tenía en la mano y sacó una pistola, ¡Dios!— no, no me dispares por favor, yo no estoy armada. —¿Quién eres tú? —pregunto la mujer. —Tú estás en el departamento de mi novio, así que la que hace las preguntas aquí soy yo —sonrió con burla, guardo la pistola y después me miro. —Eso, es lo que le dice a todas antes de… —¿Cuáles todas? ¿De qué estás hablando? ¿Él está saliendo igual contigo? —no puede ser, ¿me está engañando con otras? —Supongo que aún… No te ha… hecho nada. —¿No me ha hecho que? —se me quedó viendo como evaluándome, pero seguía sin decir una mierda— ¿vas a hablar, o solo te quedaras mirando? —Tú… no pareces su tipo, sea cual sea el caso del por qué te escogió, se lo tendrás que preguntar a él, solamente puedo decirte que no estás a salvo, es mejor que lo alejes de tu vida ahora, si no es que ya es demasiado tarde. —¿Tarde para qué?, nada más hablas y hablas sin explicar una mierda —en eso sonó mi celular, era Johanna, sabía lo que significaba— ¿ya viene? —pregunté alarmada. —Si —aseguró— está hablando con alguien afuera, así que lo que sea que hayas o estés haciendo ponlo en su lugar, el tipo con el que está se ve raro, parece como si lo estuviera… entreteniendo. —Bien, gracias por avisar — miré a la mujer, la cual aún no sabía su nombre, pero la cual tenía información que yo no— él está por entrar —, la alerte— quiero que me expliques algunas cosas, así que llévate mi celular yo te contactaré, creo que ya deberías irte, si no quieres que te vea aquí. —¿Y tú? —preguntó sorprendida. —Yo puedo justificar mi presencia aquí, tú no. —Bien, gracias, esperaré tu llamada —salió del departamento y yo me quedé sin saber qué hacer, con cajones en el piso, cosas tiradas y revueltas en el piso. Entonces se escuchó la puerta, sabía que era él, así que para disimular mi nerviosismo corrí a abrazarlo. —¡Edward! —lo abracé exageradamente— pensé que te había pasado algo —expliqué con unas cuantas lágrimas en mis ojos, soy una puta genio, considero que debería estudiar para ser actriz, mejor. —¿Qué haces aquí, Emily? —preguntó un poco molesto. —Te llamé, sin embargo, me mandaba a buzón —¡mentirosa!— entonces vine aquí y cuando vi tu habitación revuelta me asuste, creí que te había pasado algo. —¿Mi habitación? —Camino hacia ella y yo fui detrás de él— ¡que mierda paso aquí! —No lo sé, cuando entré, vine a buscarte, habías faltado a clases todos estos días y no me llamabas, así que me preocupe; por eso vine a buscarte, y mira con lo que me encontré. —¿Pero tú te encuentras bien?, ¿no viste a nadie? —No, como te dije cuándo entre ya no había nadie, ¿Qué era lo que buscaban? —me dio la espalda mientras veía que se tensaba— ¿Edward? —No lo sé Emily— gritó. —No me grites, yo solo quiero ayudar —le dije igualmente alzando la voz— ¿acaso escondes algo? —lo observé a la cara, quería saber si escondía algo y hubo algo... algo pequeño, entonces supe que sí, si estaba metido en algo, y lo averiguaría, a como diera lugar. —No escondo nada —contesto mirando hacia otro lado. —¿Sabes qué?... Me largo, cuando quieras hablar ya sabes dónde buscarme —agarre mis cosas y salí dando un portazo, estaba muerta de miedo y mis nervios destrozados, así que únicamente esperaba que eso no se notará; en cuanto salí, subí al auto y arranque. Mi cara se lo dijo todo a Johanna, así que por unos minutos no dijo nada, me veía de reojo, sabía que quería preguntar, pero quería estar lo más lejos posible de ahí. Después me estacione cerca de un parque y baje, me sentía atrapada en el auto, Johanna se acercó a mí unos minutos después. —Habla. —Si lo hace, esconde algo y no sé qué es, presiento que es algo muy grave —le conté lo de la chica, lo que me había dicho y después recordé que le había dado mi móvil— necesito hacer una llamada, préstame tu móvil, el mío se lo di a ella. —Si —lo saco del auto y me lo dio— toma. —La voy a llamar —sonó, pero no contestaba, así que volví a llamar— ¡mierda! No contesta. —Mándale un mensaje, diciéndole que eres tú la que marca. —Tienes razón —eso fue lo que hice, después de mandarle el mensaje y esperar unos minutos a que lo leyera, volví a marcar. —¿Hola? —dijo la mujer con un poco de cautela. —Soy yo, la persona que te dejó el móvil. —Bien, por un momento pensé que no eras tú, sino él. —No te preocupes, parece que no sospecho de mí, necesito verte, ¿crees poder ahora?, necesito que me expliques todo lo que sabes sobre él, tal vez yo te pueda ayudar a encontrar lo que sea que hayas ido a buscar. —Está bien, pero iré acompañada. —No te preocupes, yo también estoy acompañada. No sabía si era la mejor manera de esperar por la mujer, pero no tenía alternativa, además no sabía que opinar sobre todo lo que me había dicho cuando estábamos en el departamento de Edward.
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