EDWARD
El día que Miles se presentó en la puerta de mi departamento no le pude negar la entrada. «¡maldita sea!», odiaba a este puto imbécil, lo odiaba por lo que me estaba obligando a hacer con Emily. Yo no quería exponerla y él lo sabía, pero eso obviamente no le importaba, lo único que quería era tener los malditos videos para así venderlos, gracias a dios que nunca le dije que Emily era virgen o me haría darle el puto video del día que la desflore, es por eso que me había negado varias veces a follarla, lo que no sabía era que ella se presentaría un día y terminaría de acabar con mi poco autocontrol; lo último que me quedaba, además lo había dicho en serio después de esa vez no tendría ninguna contemplación con ella.
—Buenas noches, Jefferson, ¿puedo pasar? —habló con su puto aire de
