Primera señal

1667 Words
EMILY No cabía de la felicidad, no podía creer que por fin Edward se me había declarado, estaba tan feliz que no cabía de la emoción, jamás imagine que esta sería la peor decisión que pude tomar en mi vida, cuando llegue a casa lo primero que hice fue llamarlo. —Hola, solo quería avisarte que acabo de llegar. —Hola nena, está bien, que bueno que me avisas. —Yo... también quería decirte otra cosa. —¿Cuál? —Quiero que tú seas el primero —guardo silencio. —¿El primero en qué? —El primero en estar dentro de mí, el primero en explorar mi cuerpo, el primero en conocerme totalmente, el primero en todo —escuché como su respiración se volvía más irregular. —Yo únicamente quiero que estés segura nena, no quiero obligarte a nada. —No lo haces, por eso te estoy diciendo todo esto, quiero estar contigo de todas las maneras posibles. —Nena yo… estaré encantado de ser el primero, pero todo a su tiempo vale. —Está bien, como tú digas. Así pasaron unas cuantas semanas. Antes de entregarme completamente a Edward, a veces parecía que él no quería tomarme, pero todas mis suposiciones quedaban en eso, cuando notaba la gran montaña que se formaba cada que nos besábamos, así que una noche me decidí, al otro día me plantaría en su departamento, hasta que me hiciera suya. Me desperté un poco antes para prepararme un poco mentalmente, y también para arreglarme más de lo habitual, tenía la llave de su departamento, así que nada me impediría entrar. Subí a mi auto y salí disparada hacia allá, mi corazón latía rápidamente al entrar, sabía que estaba durmiendo porque las llaves de su auto estaban en la mesita de la entrada, me quite la ropa que traía encima solo para quedarme en ropa interior, la cual había comprado previamente. Entonces entre a su habitación, aún seguía dormido, estaba acostado boca abajo, la sabana únicamente le tapaba de la cintura hacia abajo. Me acerqué a él, y comencé a acariciar su espalda, comenzó a moverse un poco hasta que abrió sus ojos por completo. —¿Emily? —se talló los ojos, fue cuando se dio cuenta de que me encontraba solamente en ropa interior; me miró de arriba abajo, tragando saliva ruidosamente. —¿A caso esperabas a alguien más? —Ven —se sentó sobre la cama— no puedo creer que estés aquí y vestida solamente... así —comenzó a acariciarme haciendo que mi piel se erizara ante su tacto— eres tan hermosa —me desabrocho el sostén y este cayó al piso, mientras su mirada se concentraba en mis tetas. —Quiero que me toques Edward —agarre su mano que estaba en mi cintura y la subí hasta colocarla sobre una teta— quiero sentirte dentro de mí —al parecer esas palabras parecieron incentivarlo, porque comenzó a amasar mi teta mientras que la otra subía lentamente para pellizcarme el pezón. —¿Estás segura nena?, aún puedo detenerme. —No quiero que te detengas —me situé a horcajadas sobre él y comencé a besarlo. —Realmente eres hermosa nena, no puedo seguir esperando para meterme muy dentro de ti. —No lo hagas —salió más como un gemido, que como una oración, si esto me hacía sentir solo porque me estaba tocando así, entonces no quería imaginar lo que era tenerlo dentro, de un momento a otro me dio la vuelta, para que yo estuviera debajo de él. —Voy a ser un poco delicado, esta vez únicamente porque aún no estás preparada para mí, pero después de este día, te follaré duro, ¿de acuerdo?, no tendré compasión —asentí con la cabeza porque no podía ni hablar, se paró y me quito el tanga, se quedó observando demasiado tiempo mi entrepierna hasta que hablo— primero necesito probarte. Volvió a besarme mientras con sus manos recorría mi cuerpo, de a poco fue bajando hasta llegar a mi ombligo, se arrodilló y me abrió lentamente las piernas, pasó sus dedos pulgares alrededor de mi coño. —Ya estás mojada —sabía que lo estaba, desde hace mucho sabía lo que era sentirse mojada solamente por un beso o unas cuantas caricias— deja así tus piernas —asentí nuevamente, no podía ni siquiera decir un monosílabo, en cuanto sentí su lengua recorrer mi coño, me perdí. —¡Oh, Dios, esto se siente tan bien! —Lo sé nena, que bueno que te está gustando —, hablo entre lametones— pero te aseguro que te gustara más tenerme dentro de ti —siguió con su lengua en mi coño y después comenzó a meter un dedo dentro de mí— ¡por dios nena!, estás tan apretada, ya quiero sentir mi pene dentro de ti. —Yo también lo quiero sentir dentro de mí. —Solo espera un poco más —siguió dando lametadas mientras metía y sacaba dos dedos dentro de mi coño y con el pulgar de su otra mano comenzaba a jugar con mi clítoris. —¡Sí, sigue así!, no pares, por favor. —¿Te gusta nena? —Si, me encanta, no pares ¡Ahhh! —terminé viniéndome en toda su cara. —Sabes tan bien, me encanta tu olor y tu sabor Emily. —Quiero que me folles. —A tus órdenes nena —en cuanto bajo su bóxer me di cuenta de que se encontraba empalmado, por supuesto había visto algunos p***s en videos porno, pero este era impresionante. —¿Estás seguro de que eso entrará ahí? —rio por lo bajo. —Te aseguro que entrará a la perfección —se tomó su grande falo y comenzó a acercarse a mí, sentí como abría y me desgarraba por dentro, pero no podía parar— ¿te estoy lastimando? —No —negué con la cabeza manteniendo mis ojos cerrados, por supuesto dolía, no obstante, se suponía que eso era normal. —Ya falta poco —sentí como algo se rompía dentro de mí, así que solté un pequeño grito, mientras Edward se acercaba para darme un beso— ya pasó nena, ahora comenzaré a moverme lentamente, pero si sientes que no puedes más solo dímelo y me detendré. —Si —como dijo comenzó lentamente, aún me dolía, sin embargo, poco a poco comencé a sentirme mejor— muévete más rápido —comenzó a hacerlo hasta que deje de sentir dolor que rápidamente se convirtió en placer. —Te sientes tan bien, estás tan apretada que no creo durar más —comenzó a tocarme el clítoris nuevamente hasta que sentí como mi cuerpo pedía otra liberación, no pude aguantar más y me rendí, después siguió Edward cayendo sobre mí. Nuestras respiraciones eran entrecortadas, hasta que se fueron normalizando poco a poco. —Eso se sintió tan… liberador —ambos reímos y después de un rato nos quedamos dormidos. Meses después... Los meses pasaron volando, Edward y yo seguíamos en nuestra relación, Johanna se alejó un poco de mi debido a que ella y Edward no congeniaban; por ende, yo también me aleje de ella, aún seguíamos conviviendo en nuestras clases, pero fuera de ellas, ya no. Johanna seguía insistiendo en lo mismo, hasta que le deje en claro que yo confiaba plenamente en él, y que nada me haría cambiar de opinión, a no ser que tuviera alguna evidencia que lo delatara o que demostrara que ella tenía razón, así que lo dejo pasar. La única de mi familia que sabía que yo estaba saliendo con alguien era Jazmine, ella ya se había casado y pronto los pequeños gemelos nacerían. Estábamos tan contentos todos ante su llegada que casi nadie me prestaba atención, cuando les decía que saldría con mi amiga a hacer alguna tarea o simplemente a divertirme, no me cuestionaban, siempre había sido una buena hija, así que no tenían por qué preocuparse. Llevaba casi un año de relación con Edward, cuando comencé a notar algunas cosas que no me gustaron, pero decidí callarme para no pelear con él, grave error. Todo comenzó una noche cuando me escapé de casa para quedarme a dormir en su departamento. —Jefferson aún sigo esperando lo que acordamos —una voz que jamás había escuchado me paralizo, la puerta se encontraba entre abierta, así que me quedé a oír. —Estoy trabajando en ello, sabes que no es tan fácil con alguien como ella —¿de quién están hablando? —No quiero putas excusas Jefferson, ya llevas bastante tiempo con este puto jueguesito. —No son excusas y lo sabes —contesto un poco alterado. —Te daré un mes más, solo eso —se escucharon los pasos dentro, sabía que pronto saldrían, así que corrí para esconderme, cuando salió el tipo que hablaba con Edward, no lo pude ver bien, después Edward cerró de un portazo, pero yo seguí escondida, de repente sonó mi celular avisándome que había llegado un mensaje. "Nena, no podré verte el día de hoy, pero te compensaré mañana" Tenía que contestarle o sabía que se daría cuenta. “Está bien, no te preocupes, nos vemos mañana” Salí de ahí rápidamente antes de que me viera, regrese a mi casa sigilosamente y entre a mi habitación, no pude dormir por la noche al estar pensando en esa conversación, ¿a quién se referían?, ¿Quién es ella?; ¿seré yo?, no, no creo que… no, no puede ser que estuvieran hablando de mí, ¿en qué estará metido Edward? Quería llamar a Alex y contarle todo por lo que estaba pasando ahora, sentía una opresión en el pecho, pero había algo que me detenía y no sabía lo que era; no quería desconfiar de él, no creo que sea algo malo, ¿un mes para qué?, no entendía una mierda, pero tampoco podía preguntarle, o sabría que escuche a escondidas. Lo único que ahora necesitaba era saber que era lo que estaba ocultando Edward, antes de siquiera mencionarle aquello, pero ni siquiera sabía lo que estaba buscando, como empezaría a buscar una mierda si no sabía de lo que estaban hablando aquellos dos.
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