CAPÍTULO VI —Regresaremos antes de la hora del té— dijo Caryl—, estoy muy entusiasmada con la idea de partir mi pastel de cumpleaños. —¡Se supone que no sabes que vas a tener pastel!— contestó Romara—, y no llegues tarde. —No, claro que no— contestó Caryl, mientras caminaba hacia la puerta de la granja. Se detuvo de pronto y se volvió hacia su hermana. —¿No te gustaría venir con nosotros, Romara? Ella movió la cabeza. —No quiero hacer “mal tercio” para ti y el Squire. —Nunca lo harías, queridita— protestó Caryl, pero añadió con una sonrisa—: aunque, la verdad sea dicha, ¡me encanta tenerlo para mí sola! Romara comprendía lo que quería decirle, se le encogía el corazón al ver que Caryl se alejaba en el coche abierto, al lado del señor Buxton. ¿En qué terminaría todo aquello? Cary