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1019 Words
Lista para el trabajo, después de pasar por unos días terribles en el hospital con su hermana, y saliendo del mismo con recomendaciones médicas, pues debía mantenerse sin altibajos, para no tener ninguna recaída. La razón por la cual Thais había tenido esa recaída, y posterior descompensación, nada más y nada menos que ver a Jonás, con una nueva novia, una joven evidentemente del mismo status social que él, y pues eso mantenía sufriendo a la delicada mujer. Inmediatamente se le vino a la mente, el hombre hermoso que había visto hace días, un perfecto ejemplar, inalcanzable, pero sin duda alguna un perfecto ejemplar. […] Ya en la oficina, siendo instruida en lo que tenía que realizar, ella estaba dispuesta a cumplir con todos los requisitos para realizar el trabajo, tal cual lo solicitaban, pues estaba ansiosa por salir de las necesidades económicas y por eso haría lo que fuera, se convertiría en la mejor, se lo había propuesto.   Días posteriores, se llevo una gran sorpresa, pues el ángel de ojos hermosos y perfecto ejemplar, estaría por las instalaciones de la boutique, un día menos pensado habían puesto algunas publicidades con la cara de él. Habría un desfile de prendas exclusivas de caballero, por esa razón estaría allí, el gerente del almacén dijo que tal joven estaría personalmente a presentar la colección, eso sin duda alguna causó revuelo entre el personal del local. Dayana tenía ya dos meses laborando en la boutique, y más de una vez las chicas hablaban del “joven Diego”, decían que era un poco complicado, que era muy amable, pero que siempre estaba alejado de las personas, y cuando llegaba solo se encerraba en la oficina, su mamá, era prácticamente la que lo obligaba a ayudarla con los desfiles. Después de un día cansado, pues las ventas habían sido buenas, y por ende el almacén estaba hecho un caos, Dayana que estaba en el área de mantenimiento, tuvo una gran cantidad de trabajo, pero sin darse por vencida lo termino, y luego de eso se marcho a casa. Su hermana Thais, se encontraba un poco más animada, justo cuando Dayana estaba en casa, a Thais le dio por preguntar como le estaba yendo, y también a mostrar el disgusto que la venia recorriendo desde que supo que ahora Dayana estaría en un trabajo pesado a causa de la falta de ingresos, y más aún ahora que ella estaba enferma. En la conversación Dayana le comento sobre lo que pasaba en su trabajo, y también de lo que se les avecinaba, además de que les habían dicho que todo el personal estaba invitado a disfrutar del desfile, a lo que Thais le dijo que sería bueno que ella saliera y se divirtiera, pues es muy joven. Para Dayana, el hablar de diversión, de chicos o de relaciones, no era un tema que le agradara, pues ella vio claramente lo que le había ocurrido a su hermana, y cual era la causa de su sufrimiento. -Mi querida Dayi, ya no eres una niña, y mereces salir y disfrutar de la vida, no esclava y de paso cuidando de una enferma - hablo Thais. -En primer lugar, no estoy cuidando de una enferma cualquiera, es a mi hermana, que muchas veces dio todo por mí, y, en segundo lugar, todo eso de diversión y las cosas que eso conlleva, no son de mi agrado y lo sabes, yo no soy como tú – replico Dayana. -Claro que no eres como yo, tu eres una chica noble y de corazón fuerte, y también estas dando tu juventud en mí, me gustaría verte feliz, en todo sentido, no quisiera irme y que estes sola – contesto ­-No lo digas, tu estarás conmigo siempre – dijo Dayana con los ojos llenándose de lágrimas. -Mi niña, sabes que es la única verdad en nuestras vidas: la muerte, y mucho más con la enfermedad que tengo – hablo Thais melancólica. -Por favor déjame soñar que nunca te me iras – dijo Dayana con lágrimas rodando en sus mejillas.   Thais sintió que hablar de esa manera, hizo que su hermana sufriera antes de tiempo, pero lo único que ella quería era hacerle saber a su hermana el deseo que tenia de verla feliz, que fuera feliz, que no se estancara, y también viviera su juventud. […] Dayana se había quedado pensando por algunas ocasiones en la persona que le traía vuelta un ocho sus pensamientos, y eso que no lo conocía en persona, solamente lo había visto por medio de carteles, pero pensar en él la hacia sonrojar, y no sabía que sucedería el día que el estuviera en la boutique, y lo viera cara a cara. Tenia claro que él ni siquiera la miraría a ver, pero más, sin embargo, ella se conformaría con solo verlo de lejos, aunque sea solo un instante, unos minutos, consideraba que eso sería como un regalo atrasado de cumpleaños, pues no tenia más que tres meses de haber cumplido su mayoría de edad. En su mente estaba la idea de que apenas las cosas se pusieran bien, ella iría a la universidad, estudiaría una carrera que siempre le gustó, solo esperaba que fuera posible, pues su vida estaba plagada de carencias y como principalmente estaba enfocada con ayudar a su hermana con las medicinas y con las atenciones médicas. Estaba preocupada porque a pesar de que su hermana no le decía nada, ella estaba consciente de que seguía teniendo altibajos en la salud, que estaba deprimida, pero por no verla triste no le dice nada. Cada día se concentraba el odio hacia Jonás, pues sabía que él, y su actuar causaron la recaída que la tiene así, y no sabía como ayudarla para que se repusiera, y volviera a ser en algo la misma Thais de antes, la que sonreía, pues gracias a la decepción dejo de hacerlo. Recordar todo eso, hizo que Dayana de pronto tuviera sus mejillas llenas de lágrimas, esas que ella intentaba esconder de su hermana, pero como no la tenia cerca se dejo llevar por ellas.        
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