10.

664 Words
Entre decisión y decisión, se fueron dando cada vez más cosas, Thais se empezó a poner cada vez peor, ya lo que ganaba en mis trabajos no me alcanzaba para todo lo que debía cubrir, no deseaba que mi hermana muriera por no tener para medicamentos. En el séptimo mes de gestación, todo se salió de control, tuve que recurrir a internarla en el hospital, el bebé se encontraba bien, pero con problemas de peso, más sin embargo, se podía hacer mucho por él. No era el mismo caso de mi hermana quién, estaba cada vez peor, según el médico no era mucho lo que se podía hacer a menos que se realizará una operación de carácter urgente, evidentemente yo no tenía los recursos para hacerla y eso me resultaba frustrante. Una de las vecinas que tenemos que además es nuestra amiga, me dijo que lo mejor sería que haga conocer la situación al padre del bebé de Thais, quien debía responsabilizarse, pues era parte de la situación. Lo pensé muchas veces, no deseaba que mi hermana muriera, quería hacer lo posible por ayudarle y que estuviera a lado de su hijo. Me arme de valor y fui hasta la boutique de la familia de Jonás, se encontraba una de las asistentes, ella me supo decir que los señores se encontraban de viaje por el matrimonio de el mayor de los jóvenes, en este caso era precisamente a quien yo buscaba, no pude evitar llorar, mi hermana se encontraba entre la vida y la muerte, por desear traer al mundo al hijo del hombre que estaba en esos precisos momentos estaba uniendo su vida a otra mujer. Tal como entre, salí del lugar, con la cabeza en alto, me dirigí un juzgado, puse una denuncia dirigida a Jonás, sabía que eso me llevaría tiempo, pero estaba decidida, que si perdía a mi hermana, al menos mi sobrino no sufriría carencias. Inmediatamente una persona estuvo dispuesta a ayudarme, inclusive me brindó algo de tomar, me escuchó, y procedió con los papeleos. Saliendo del lugar, recibí una llamada que cambió completamente mi vida, era del hospital, para decirme que debían hacer la cesárea de mi hermana de inmediato, pues tuvo una recaída fuerte. Sentía que mi corazón se hacía trizas en ese preciso momento, así que fui de inmediato al lugar. [...] La cesárea se llevó a cabo, nació un hermoso varón, aunque bajo de peso, pero con muchos bríos, la doctora que lo recibió me dijo que, lo del peso no es problema por que con una buena alimentación y vitaminas pronto estará en el peso adecuado. Me sentía terrible, después de nacer mi sobrino, mi hermana tuvo que ser inducida al coma, para darme un poquito más de tiempo para conseguir. No dejaba de pensar que sería mi vida sin ella con la responsabilidad de ser la madre para su pequeño, y como haría para arreglarmelas con dos pequeñas personitas en casa, porque gracias a mi noche de tragos, yo también llevaba un ser en mi vientre, hijo de Diego, el único hombre con el que yo había estado. [...] Cómo llegó la noticia de la denuncia en contra de Jonás a los medios de comunicación, no tengo la menor idea, pero él fue hasta la casa, según me comentó mi vecina, nos buscaba en medio de gritos e improperios en nuestra contra, además de amenazas. Yo no abandone el hospital desde que sucedió todo, además debía cuidar de mi sobrino, y también me encontraba próxima a alumbrar a mi niña. Una de las abogadas, quien me había ayudado con todo lo referente a la denuncia, me llamó para decirme que el implicado, iba a   pagar una cantidad razonable para que su nombre no se vea envuelto en esas cosas, que sí deseaba tomarlo o seguíamos debatiendo, claro está, que no tenía deseos de seguir con nada de eso, así que decidí aceptar. Sin saber que por ello mi vida se volvía un caos.
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