11.

928 Words
La peor llamada de mi vida, llego un poco después de que la abogada me dijera que la cantidad impuesta en la demanda, había sido acreditada, lo primero que pensé fue que podía hacer algo por mi hermana, lastimosamente no fue de esa manera. Al llegar al hospital, todo ocurrió demasiado rápido, solo recuerdo que me dijeron que mi hermana había sufrido un infarto fulminante y que había muerto, mi mundo se hizo trizas en ese preciso momento, no podría explicar con palabras claras lo que sentí, solo que un día después me encontraba en una cama del mismo hospital. La impresión hizo que me vinieran las contracciones, y, como me desmaye, tuvieron que realizarme una cesárea. Una de las vecinas que resulto ser amiga de nosotros, fue quien estuvo allí en todo momento, me ayudo con los tramites de lo que tenía que ver con la funeraria, entre otras cosas. Dos días después, ya estaba en casa, sola con dos bebes, recién nacidos, mi sobrino había sido un niño fuerte, aunque de bajo peso, estaba adaptándose a la formula que le enviaron, y yo hice las veces de su madre, al igual que mi hija, lo amamantaba. El día que sepultamos a mi hermana, jure que tarde o temprano gritaría al mundo lo que fueron capaz de hacernos, como jugaron con nosotras, en el caso de mi querida Thais, no solo la uso, sino que también la humillo, y lo que es más p**o para que “el problema” desapareciera, eso fácilmente no se me irá de la mente, solo diré que tiempo al tiempo. […] Tome la resolución de que ocuparía de ese dinero que fue por la demanda, para poder emprender un negocio que me permitiera, darles a los niños comida, medicina, un hogar donde vivir, además de educación, me encantaría verlos triunfar, lo que no pudimos hacer mi hermana y yo. Entre las cosas que me propuse, fue irme del país donde vivía, ahora me radicaría en otro lugar, donde me tocaría empezar de cero, y para una joven de apenas 19 años con dos bebes, no sería nada fácil, pero conservaba la certeza de que las cosas saldrían bien para nosotros, no todo podría ser malo, quizá ya superé las pruebas más difíciles, y solo me quedaban unas pocas. ………… Ya en mi nuevo hogar, como le llamo a un pequeño apartamento, que logre comprar, nos instalamos, lo bueno de todo es que mis niños no son complicados, están en una edad en la que no son más que de dormir y comer, pues apenas tienen dos meses, eso representa algo bueno para mí, pues me da espacio para poder hacer más cosas. Cuando era pequeña, mi hermana me insto a que tomara un curso de costura gratuito que se ofrecía cerca de donde vivíamos en ese entonces, y como a raíz de lo que me sucedió, yo no deseaba salir de casa, ella me dijo que eso me ayudaría a distraerme, y efectivamente fue así, lo bueno de todo es que le cogí amor a ese oficio, y ahora planeo ponerme algún tipo de negocio donde pueda ejercer lo aprendido, o quizá empezar trabajando de dependiente, hasta que las personas me conozcan y poder hacerlo sola después. […] Hoy mis niños cumplen cuatro años de edad, ya los veo grandes, a Tyrone, todo un niño educado, que cuida mucho de su hermana, y mi querida Dania una niña hermosa, que roba las miradas de muchas personas, ya que la niña es el retrato al carbón de su padre Diego. De él, he visto algunas noticias en las r************* , aun sigue soltero, y es uno de los arquitectos más reconocidos a nivel de su país y también de otros más. Mi idea de emprendimiento tomo forma, tal como me lo había propuesto, entre a trabajar de ayudante de costura en una empresa, tiempo después pude independizarme, tenía mas de una clienta, quien hizo propaganda a mi trabajo y fueron llegando de a poco muchas más, haciendo que mi negocio prospere. De los hermanos Santillán, no he sabido nada, y por un lado es mejor así, solo vi en un noticiero que anunciaban el matrimonio de Jonás Santillán, con una joven mujer que es una modelo reconocida en la ciudad donde viven ellos. Al principio me llene de iras y desee que todos sus planes se vinieran abajo, por todo lo que le había hecho a mi hermana. […] La noticia La abogada que me siguió la demanda a Jonás, la que hice hace cuatro años, fue como un balde de agua fría, ella me dijo que no sabía como se había filtrado la información de que mi hermana había dado a luz un niño, y la familia de Jonás estaba requiriendo tener conocimiento del niño. Tal parece que la mamá, era la que había pedido aquello, pues era de esperarse que de parte de ese infeliz de Jonás no provenía aquello, pero igual me causaba mucho temor, todo se me puso de mil colores, pues al saber de mi príncipe, también verían a mi nena, y no quería que supieran de ella, no ahora que está muy pequeña para entender muchas cosas. Aunque nunca le he hablado mal de su padre, a ninguno de los dos en sí, igual era evidente que las cosas se me podrían salir de las manos de un momento a otro. Claro está, uno no siempre puede contra los designios del destino, quizá las cosas solo están un poco “más allá de ti”.
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