Narrador omnisciente
Con el paso de los días, la salud de Thais fue de mal en peor, aunque las cosas estaban lejos de mejorar, más bien tendían a ponerse mucho peor, cada día tenía que hacer un esfuerzo sobrenatural por mantenerse en pie.
Dayana trabajaba lo más que podía para mantener al día las medicinas de su hermana, no quería que las cosas empeoraran para ellas. También procuraba que tuviera una alimentación un poco mejor, gracias a su buen desempeño en el trabajo, le habían subido un poco más el sueldo, y podía con los gastos de su hermana.
[…]
Un día de esos en los que parecía que las cosas estaban muy bien, Thais le contó a Dayana que Jonás había ido a visitarla, que le pidió disculpas por lo pasado, que deseaba cuidar de ella, que le diera una nueva oportunidad, eso fue como un balde de agua fría para Dayana, pues este individuo no le daba buena espina, además sabía que su hermana cada día estaba más enferma, más sin embargo no dijo nada, y solo se limito a sonreír de medio lado.
Dayana estaba segura que su hermana era quien amaba sin condición a ese hombre, más no él, sin duda alguna, solo la quería como pasatiempo. La ilusión en el rostro de Thais no dejaba que Dayana dijera algo negativo de Jonás.
La menor de las hermanas Duarte sabía que una nueva tristeza podría costarle la vida a su querida hermana, así que no sería ella quien la hiciera poner triste, tan solo esperaba que el tipo ese no le volviera a jugar sucio.
También hacia mucho tiempo que no había vuelto a ver a Diego, asumía que la infinidad de labores que tenía dicho caballero lo mantenían ocupado, pues era lo que se comentaba en los pasillos de la boutique, pues en la misma el joven tenía una infinidad de admiradoras.
[…]
Era una noche cualquiera y justamente Dayana estaba en compañía de Thais en un bonito Bar a las afueras de la ciudad, pues tanto había sido la insistencia de Thais, de que salieran que hasta medio chantajeo a Dayana que esta termino cediendo. La promesa era no beber ninguna gota de licor, pues Thais tomaba medicamentos y Dayana no gustaba de esas bebidas.
La música era muy pegajosa y bonita, que una eufórica Thais, con fuerzas de quien sabe dónde estaba pidiendo a Dayana, que bailaran esas músicas propias de su tierra natal, recordando lo bonito de allá, además de la alegría que se reflejaba en sus padres cuando las escuchaban.
………
En otro lado del bar estaban Diego y Jonás, tomándose una copa de un costoso whisky, y observando por la ventana a las hermosas mujeres que estaban en el bar aquella noche, para su asombro enfocaron su mirada en dos jóvenes que bailaban muy bien la música que sonaba en ese momento.
Cuando ellas estuvieron de frente al lugar desde se encontraban los hombres que las observaban, estos tuvieron la oportunidad de saber de quien se trataban. En el caso de Jonás bajo inmediatamente a hacerle “compañía” a Thais, y para sorpresa de la misma Dayana, Diego estaba en el mismo lugar.
Dayana
Me deje llevar por Thais, mi querida hermana prácticamente me rogo que fuéramos a bailar a un bar, que prometía que no probaríamos alcohol, además que estaríamos temprano en casa, pues yo tenia trabajo al día siguiente. Así que efectivamente fue lo que hicimos, nos arreglamos, con nuestras mejores fachas para disfrutar de nuestra noche de hermanas.
En el bar las cosas estaban bien, pedimos unas sodas para el calor, pues de tanto bailar estábamos sudando, me daba temor de que Thais se fuera a sentir mal por el gran esfuerzo que conllevaba estar bailando de la manera en la que ella lo estaba haciendo, pero ella me dijo que se sentía bien el día de hoy, por esa razón deseaba disfrutarlo en gran manera.
Al cabo de unas dos horas, un hombre se nos acercó, más bien a Thais, y fue allí donde me di cuenta de que el hombre que me cargaba un poco volada se encontraba en el mismo lugar que yo.
Resultó que Diego y Jonás son hermanos, un poco diferentes en el físico mas que todo, por ese motivo nunca los llegaría a asociar si no los vería juntos.
Se nos unieron en el baile, y después de un rato, no me di cuenta en qué momento mi hermana ya no se encontraba conmigo, sino que se había ido con su supuesto novio, claro algo que de verdad me ponía de muy mal genio.
Tiempo después me daría cuenta de que siempre tuve la razón en dudar de ese hombre.