I

2110 Words
Infinito: "Descuida. Los días grises también tienen sentimientos y no todos tienen el gusto de abrazarlos". Esta mañana desperté con demasiada sed. Sentia la boca muy seca y mis ojos ardian. Camine hasta el baño y frente a mi, el reflejo que estaba en el espejo transmitía la idea de estar desanimado. Tome mis manos y las coloque sobre mis mejillas. Obligue a mi rostro a irradiar sonrisas fingidas, mis dientes aparecieron y mis labios se curvearon con la fuerza de mis dedos. Me arregle por completo, puse un poco de musica. Mi mundo estaba de cabeza y si le daba mas vuelta, seguro que terminaría viendo estrellas tambalearse dentro de mi. Brandon: ¿Estas? Yo: ¡Estoy! Brandon: Necesito verte... Yo: Si quisiera agendar una cita contigo, pero la verdad es que estoy muy ocupado hoy. Brandon: ¡Andale! No seas mamón. Tengo que hablarte de algo importante. Yo: Voy a la escuela... Después de que salí del sanitario la noche anterior, todo el mundo parecía mirarme como oferta de centro comercial. Me miraban y no les alcanzaba. —¿Quieres que te lleve a casa? —pregunto Brandon. Él llevaba una botella de agua en la mano derecha y parecía que sus ojos giraban de forma suave e hipnótica con el efecto del alcohol que había ingerido. Asentí con una risa borracha. Senti su brazo pasar por mi espalda y su mano me sujeto por la cadera. Yo pase mi brazo por su cuello y caminamos hasta el auto. Él quiso pedir un Uber. Me recosté en el asiento y todo parecía ser una realidad confusa para mi cuerpo. —Es aquí —le dije y baje del auto con dificultad. Brandon insistió en llevarme hasta mi habitación. ¡Pero nel! Le dije que era momento de que yo enfrentara las posibles consecuencias de mis actos de aquella noche. Con mucho cuidado y decisión entre a mi casa, mis padres estaban viendo una película y no me prestaron atención. ¡Que alivio! Me quite los zapatos, cepille mis dientes y me metí en la cama sin necesidad de andar contando los hechos. —¡Lamento todo esto! —dije entre mis sueños. —Descuida. No es tu culpa. La luz de mi habitación era tenue. Brandon se había sentado en mi cama, casi encima de mis piernas, sus ojos eran curiosos y su barba era como un arbusto que daba sombra en tiempos de sequía. ¿Como había logrado entrar a mi habitación? La ventana de mi cuarto se había corrido para poder abrirle el paso. —No entiendo como es que alguien tan descabellado puede enamorarse de mi. ¿Mi corazón es un imán de gente descabellada? ¡Gracias por traerme a casa! Me siento como si pudiera volar. Su mano derecha me acarició la mejilla izquierda y sentí una sensación confusa recorrer todo mi cuerpo hasta llegar al corazón. ¿Que estaba pasando conmigo? —Tu corazón es lo que un imán hace, atrae. Simplemente atrae a quererte. ¿Y que si eso era cierto? Nada, absolutamente nada en todo este tiempo me hacia sentir bien. Me incorpore, me sente en la cama y aproxime mis manos al rostro de Brandon. ¿Que estábamos haciendo? ¿Que pasaba por nuestros pensamientos? —¿Tú me quieres? —pregunte mirándole directamente a los ojos. Mi mareo comenzaba a disminuir y mi respiración ya no era tan agitada como cuando estábamos en el bar. Acerque mis dedos a sus mejillas y los deslice hasta sus orejas, justo ahí tome sus miedos y se los quite. Él no me habia respondido aún, pero yo ya estaba tratando de descifrar sus latidos. Coloque mis anteojos sobre el buró, los acomode junto a mi lampara de dormir y el alcohol me estaba haciendo perder el buen juicio en mis pensamientos. Brandon me miraba atento, la luz que se escurría por la ventana hacía que sus ojos brillaran de forma atractiva. —Es muy tarde para que vuelvas hasta tu casa. Anda. Duerme aqui. Es lo menos que puedo hacer para agradecer el cuidado que me has dado esta noche. No quiero que te vaya a pasar algún accidente por que ya es muy tarde. ¿De verdad era tarde? ¿Por qué de pronto sentía una preocupación por Brandon? ¿Que sería de nuestra amistad? Brandon asintió con una sonrisa. Abrí las cobijas y él se quito los zapatos. Dejo sus llaves en mi buro y se acomodo en mi cama. Sentí su calor rozar mi cuerpo y todo esto era de forma inocente. Ambos mirábamos el techo de mi habitación, nuestras respiraciones estaban coordinadas de forma perfecta y entonces deje de estar despierto. —¡Buenas noches! —me dijo él y su voz me sirvió para poder descansar de forma agradable. ¿Como se supone que debe ser alguien normal? ¿Está mal querer sentirse ordinario? Y me refiero a la normalidad de ser humano, de ser un corazón simple; el humano que es feliz es envidiado por mi, te lo puedo asegurar. Hoy no fui a la escuela, es de noche y me encuentro recargado contra la pared. Me sente en el suelo y apague las luces. Conecte una serie de luces led y la regue por el piso de mi habitación para tomarme algunas fotografías con intento Tumblr. —¿Como puedes aguantar todo el sufrimiento que te abraza? —su pregunta me hizo pensar. Empaque la mayoría de mis cosas, mamá estuvo hoy en casa y papá, él no es mas que una espina que me hizo sangrar por algunos minutos esta tarde. ¿Que hizo? ¡Ojalá algunas cosas fueran fáciles de explicar! —¿Como te sientes? Brandon estaba sentado junto a mi. Su pierna se unía a la mía mientras viajábamos en el autobús. Yo llevaba mi uniforme puesto y él me miraba como si le doliera algo. —¡Estoy mal! —le dije sin miedo. Y por una vez en la vida atrape el sentimiento de querer rendirme. Quien te haga sentir como nada en este mundo no merece verte florecer. Era como si la luz que atraviesa el cristal de la ventanilla del metrobus me alumbrará para pensar en todo lo que mi corazón comenzaba a no soportar. —¿Que pasa? Y en ese momento agradecí que el bus pasajero estuviera prácticamente vacío. Le conté todo lo que me estaba doliendo, mi pasado y como es que yo, un chico aparentemente estable navegaba por el mar de la depresión y la soledad. —¿Quieres ayudarme a aguantar? —pregunte. —¿Que tienes en realidad?—pregunto mirándome muy frágil—. ¿De verdad te sientes así por todo lo que..? Y comencé a pensar en la posibilidad de poder crecer sin amor. Que el amor era algo que yo no podía permitir en mi vida porqué todo siempre se tornaba sucio y banal en mi alma. —Si bueno… a veces me siento como una perra jodida y luego aunque no lo parezca, esta sonrisa que llevo en la cara es solo una fachada de todo lo que he tenido que estar aguantando. Fue con Brandon cuando decidí abrir mi corazón de forma completa. Literalmente me desahogue de todo y sin miedo alguno porque realmente confiaba en él. ¡Brandon comenzaba a hacerme sentir de forma especial! Así que le dije sobre mi primer beso, sobre el acoso, el abuso s****l y en cómo es que hasta la fecha de hoy todavía hay personas que solo me ven como un simple juguete. Mis palabras salieron de forma directa, sin miedo y con ganas de ser escuchadas. ¡Le di mi parte frágil a Brandon! Su mano se aproximó por mi cuello y en un movimiento rápido me abrazo por detrás del cuello y me hizo recargarme en su hombro. ¡Esto estaba pasando! —Toma mi vida y úsala para curarte. Cicatriza con mi cuerpo y sanate con mi cariño. ¡Yo te ayudo! Y me abrazo. Me abrazo con todas sus fuerzas pá equilibrar mi tempestad. ¡Me hizo sentir que podría curarme de esta enfermedad! Pasado: Necesito hablarte. Quiero arreglar las cosas contigo y explicarte mis motivos. ¡Por favor dame la oportunidad de ser sincero contigo! —Siento una gran montaña que aplasta mi ser y tú eres el superman que intentara salvarme de mis pesares, no mereces sentir lo que yo duelo. Creo que no sería muy justo de mi parte el usar tus fuerzas para intentar encontrar calma. Mis brazos estaban tan fríos, los pétalos cubrían mi cabeza y tú tan solo eras una sombra. Te acababa de sepultar, te acababa de desechar... te intentaba olvidar, aunque me fuera un tormento el tener que olvidarte, debes saber que simplemente no podía dejarte ir. Mis pies intentaban no tambalearse mientras la lluvia se presentaba como un día gris. Se me hizo irónico que la lluvia se hiciera presente mientras tú te marchabas de lo presente. ¿Por que te marchabas? ¿Por que me habías abandonado? ¿Por que te habías rendido? No lo se, no lo se, no lo se... realmente no sabía el porqué fue que decidiste quitarte la vida. "Quería soltar mil maldiciones sobre ti y arrepentirme mil veces sobre tu lápida. Quería llorar cien veces y no intentar culparte mil veces por mi soledad. Quería correr al bosque y encerrarme en la oscuridad, intentar no sentirme débil mientras tú solo te reías de mí al quitarme las ganas de seguir amando esta vida". Olías a niebla y azúcar, estabas en la lluvia y me abrazabas, recorrías mi piel lentamente mientras todo era realidad, tus labios se convirtieron en mil rosas que cortarían los jardineros, tu cabello se tornaba en nubes grises, y tú, tú te habías vuelto mil atardeceres en mi corazón. Intente sonreír bajo tu abrazo, porque eso era lo que intentabas decirme, que sonriera bajo la lluvia mientras tú me mojabas el alma y te perdías en mi piel. Aquellos sentimientos tan sorprendentes se aparecieron en mi y en ti, en un día gris, cuando la lluvia era fresca, cuando el sol no brillaba y la tempestad se calmaba. Cuando tú ya no estabas... ¡Cuando ya no te amaba! "Tarde o temprano la lluvia acaba y el amor se apaga, pero entonces las nubes bajaran a abrazarte y demostrarte que los días grises pueden ser los mejores para sentirte dichoso, porque la dicha es amor y la dicha es el infinito al que quiero pertenecer junto a ti. Porque el amor eras tú y tú eras yo, y yo era lluvia y la lluvia era tormenta mientras todos bailaban enamorados bajo los relámpagos de este amor que ahora murió con tu ausencia." Supongo que ahora, no puedo sentirme triste y feliz, no puedo sentir amor y dejar de pensar en sentirlo porque tú me habías enseñado que el amor sabe bien cuando el sabor a chocolate y bombones se presentan con cariño en mil sensaciones sobre nuestros corazones. Gracias a ti, había aprendido a amar y ahora estaba listo para no intentar llorar. ¡Ojalá mi querida Sandra no hubiese muerto! ¡Ojalá el suicidio no fuese la salida rápida de nuestros problemas! —¿Como se supone que debe ser el amor? —le pregunté a Raúl. Él sostenía una botella de vino en la mano y después de haber degustado un poco, se digno a darme una respuesta. —¡El amor es un maldito oportunista! Mejor que no intentes dárselo a alguien, no todos son capaces de devolver lo que damos con toda alma. Eso sonaba a despecho y desamor. ¿Que era en realidad? —¿Te rompieron el corazón? —le pregunté de forma directa. —Ahora soy yo quien les rompe el alma a todas esas perras casquivanas. Se empinó la botella de vino, Raúl era un chico que aparentemente gustaba de cosas sofisticadas. ¡Él era un narcisista en pleno apogeo! —¿Perras casquivanas? Sus ojos me hicieron sentir en confianza. —¡Como tú! Se que la vida te ha tratado de la patada, pero se que eres más que una simple perra. ¡Eres la perra! —¿Lo soy? —Solo deja de auto compadecerte a ti mismo y verás tú realidad. ¡Que se jodan todos los que nos han hecho sentir como basura! Su sonrisa me hizo sonreír. ¡Él tenía razón! —¡Que se jodan! —¿Quieres un poco de vino? ¡Vayamos al infinito! Vamos ese lugar donde los sentimientos son lo que nos mantiene con vida.
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