Con el desenlace de sus problemas en manos de un excelente abogado, como lo es papá, muchas cosas han cambiado. Otras no.
Sigo viendo a Victor. Samuel se nos ha unido y Noemí también. Creo que prácticamente obligada, pero lo hizo y es lo importante.
Solemos salir a bailar o divertirnos como chicos de nuestra edad, disfrutando el no tener responsabilidades.
En una de las materias, la profesora propuso hacer una actividad en duplas mixtas. Mi novio y yo somos un equipo en todos los sentidos, asique no lo dudé. No se con quien lo hizo ella.
Victor tuvo que viajar el día que papá llegó de viaje. Quedará para otra oportunidad. Papá sabe que salgo con alguien así que no me molesta.
Todos los días le paso los pendientes a Noemí, durante la semana que decide ausentarse, para que no se pierda el rumbo de las clases. Por suerte nos fue bien en los exámenes, pero no debemos descuidarnos porque la carga va a ser complicada.
La oficina es otro completo caos. Mónica se retira con licencia maternal y no tienes planes de reintegrarse. El jefe parece un trapo y el movimiento en la bolsa nos tiene en alerta constante. Mi amiga, está formulado estrategias para que el jefe la deje tranquila y se le ocurrió la brillante idea de salir con Samuel. Después de una discusión, hicieron las pases y se presentaron en otra de las actividades en duplas, como si nunca se hubieran conocido. Parecían un par de tontos. Ahora salen como algo más. Se que lo usa y no me parece correcto. Ella pide lealtad y es lo que obtendrá.
Resulta que una de esas estrategias, consiste en hacerse amiga del chico raro. Cada dos por tres, nos los encontramos en la cafetería. No quiero alejarme de mi amiga, entonces me lo tengo que fumar obligada. Se el nombre y con suerte. La mayoría de las veces, en lugar del suyo, le digo por el nombre de mi jefe. No podría importarme menos.
-Escúchame, linda- me dice mi novio, apartándome de la mesa que elegimos para tomar el café- No me gusta como te mira el nerd.
-No le des importancia, cariño. Está con nosotros porque mi amiga anda mal.- desestimo para que se quede tranquilo.
-Te mira raro, Alfon. No me gusta que esté todo el tiempo detrás de ti.
- No se que quieres que haga, Victor- inquiero en un bramido- A Noe le cae bien.
-Que te apartes de él, Alfonsina. -exige- No dejes que vaya a tu casa.
Paso las manos por mi pelo frustrada. No puedo pedirle eso. No es mi casa. Si mi amiga lo invita, no le puedo negar la entrada.
-Mira, si no quieres que estemos en los mismos lugares que él, podemos sentarnos separados o irnos a otro lado. No puedo decidir por mi amiga.
-Lo quiero lejos, Alfonsina. Si se pasa de listo lo voy a agarrar del cogote y le voy a volver a romper la cara- toma mis caderas y me pega a su cuerpo- Te mira todo el tiempo, linda y soy muy celoso.
-No te preocupes que no me llama la atención- lo tranquilizo.
-¿Nada nadita nada?- insiste besando mi cuello.
-Nada de nada. Solo tengo ojos para ti.
Los días siguientes, nos mantenemos apartados de ellos. A lo primero, solo tomábamos las cosas y nos íbamos para afuera. Se dieron cuenta o encontraron mejores cosas que hacer, porque de un momento a otro, comenzaron a almorzar en la cafetería de enfrente.
Papá regresa mañana para finiquitar el tema de Noe, asique como estaba previsto, le digo a Victor.
-Amor.
-Dime, linda- murmura con los ojos en su celular.
-Mañana viene mi padre.- sus ojos vuelan a mi rostro- Como es algo del día, vamos a almorzar en el aeropuerto. ¿Quieres acompañarme?
-Para mañana quedé en ir a buscar unos repuestos para el carro que estamos preparando, linda.
-¿Sigues con el mismo carro?- asiente suavemente- Te ha costado más de lo que has ganado con esa chatarra, Victor. ¿Por qué no lo vendes?
No entiendo a los hombres en esas cosas. Tiene un volkswagen gol, con tantas nanas que seguro suplica que lo remolquen a la línea de llegada. Le han ofrecido dinero a cambio, pero se niega a venderlo.
-Por que no tengo el dinero suficiente para la entrega. No puedo quedarme sin auto, linda- se escusa- A menos que tu me lo prestes, voy a tener que seguir invirtiendo.
-Yo no tengo ese capital, amor. Sino te lo prestaba sin dudas.- pienso en una solución- ¿Tus padres?
-No le puedo pedir plata para eso. No están de acuerdo. Ya te lo había dicho, Alfonsina. A menos que- deja la frase en el aire.
-¿A menos qué?- presiono.
-No, no. Olvídalo linda.- pide besando mis labios.
-Dale, dime- ruego y nos meso en el lugar donde nos paramos.
-No vale la pena - entrecierro mis ojos para que vea que no lo voy a dejar en paz. Comienza a reír suavemente- Enserio. No insistas. Es una locura.
Recuerdo todas las veces que nos hemos ido a la pista, las de veces que hemos huido cuando las sirenas de los policías se escuchan cerca, cada vez que me sienta a horcajadas en su asiento o directamente en el capó de mi auto a la orilla de la playa y pienso que no nos quedan locuras para cometer. Con esa idea en mente, vuelvo a insistir.
-Hemos echo muchas. Dímelo y yo evalúo si es una locura o no.
-Sin presiones- accede tocando mi nariz con su dedo.
-Sin presiones- pacto besando sus labios.
Me estudia unos segundos, nos mese otro poco y me besa recorriendo mi cavidad bucal con su lengua.
-A menos que- chupa el lóbulo de mi oreja- mi linda y preciosa chica- presiona mis glúteos- tenga ganas de ser mi socia.
-¿Enserio?- pregunto encantada con la propuesta y con su lengua en mi cuello- ¿Cómo haríamos eso?
-Mi chica me da su auto, lo modificamos y luego ganamos todas las carreras a las que vayamos- explica haciendo el gesto con una mano.
Busco la broma, espero que se retracte de lo que dijo, algo, pero nada.
-No puedo darte el auto ni aunque quisiera, amor- comunico con honestidad.
Si en realidad fuera la dueña, lo consideraría. Su mirada se vuelve de tierna a inquisidora. Analiza cada rasgo de mi cuerpo y me comienza a hacer sentir incómoda.
-¿Por? ¿No confías en mi?- apremia cuando no acoto nada.- Le vamos a sacar buen dinero.
-El auto es de mi tío Brandon, Victor. No corresponde.
-¿Por eso te negabas a dejar que lo conduzca?- cuestiona apartándose de mí y cruzando los brazos sobre su pecho.
-Tu lo has dicho. No puedo prestar algo que no es mío, amor. No te enojes.
-No me enojé. Pensé que teníamos confianza. Nunca lo habías dicho.
Luego de esa charla, terminamos con besos candentes en un hotel y su cuerpo sobre el mío, o el mío sobre el suyo, ya no lo recuerdo.
Esa semana en especial, la voy a recordar para siempre, por ser uno de los momentos que me tiene acá.
En casa, me encontré a mi amiga haciendo tareas con el rarito. No hice nada por disimular que me cae de la patada. Si ella no lo hace con mi novio, yo no lo voy a hacer con el nerd.
Mis hermosos tíos tuvieron la oportunidad de conocerlo. Lo elogiaron hasta por como se presentó. No se dejó intimidar, se comportó respetuosamente y lo más importante, se concentró en los estudios como corresponde.
Victor tiene razón, es un nerd.