Victor pierde el auto en su apuesta y todo se va en picada.
Como no tiene en que moverse, la mayoría de las veces no tiene ganas de salir. Le he ofrecido pasar por él, pero no le pega la gana que una mujer maneje y yo no puedo prestar un vehículo que no es mío.
Eso si. Si me ve cerca de Martín, se le vuela la cabeza y está alerta para iniciar una nueva discusión ya sea connigo o con el si lo encuentra solo. Como ahora, que lo busqué en el patio de la universidad y es con lo primero que me ataca, queriendo saber todo al respecto.
-Fue a mirar películas a casa, porque Noemí lo invitó, no yo. ¿Te cuesta entender eso?
-Ese raro está enamorado de vos, linda ¡El sujeto te mira durante horas y ni cuenta te das!- grita exasperado con sus brazos hacia atrás y todo su torso hacia mi.
-Será porque no me interesa cuanto me mire o me deje de mirar, Victor- le sigo la corriente para que lo deje simplemente en eso y modero mi tono de voz.
-¿Qué pasa si yo estoy cerca de una chica que está interesada en mí?- continúa.
-No es lo mismo y lo sabes. Yo no le correspondo.
-No. No lo sé. Dime porque no lo corres de tu casa, entonces- hace un ademán con su mano y se cruza de brazos- Te escucho, linda.
La verdad, me hace sentir incómoda con su interrogatorio. Es como si no me tuviera confianza. Siempre que comento al pasar que lo tuve que ver en casa, termina armando una escena de celos como esta. Es cansador escuchar y repetir lo mismo cada vez que sucede y el modo en el que me enfrenta no me gusta. Más bien, comienza a darme miedo.
-Dime, Alfonsina. Si me lo dejas a la imaginación, puedo pensar que te gusta su atención o directamente que te acuestas con ese nerd.
-¿Pero qué te pasa?- pregunto indignada de sus palabras, nunca me había hablado así- No estás ni frío si piensas eso.
-No sé si estoy frío o caliente- cruza sus brazos y se apoya en el muro- Lo que sé, es que ese- señala dentro de la u- entra a tu casa y se ha quedado hasta la madrugada allí, en cambio a mi, desde que tu amiga dejó de salir con Samuel, no me invitas ni al café.
-¿Cómo sabes eso?- levanta un hombro y trazo posibilidades- Estoy segura que jamás te lo dije. ¿Me sigues?
-Te seguí si- reconoce muy campante- Quería saber porque tanto misterio a tu alrededor, Alfonsina- lanza los brazos al aire y deja una mano enfrente de mí- No me dejas manejar tu auto, no me invitas a tu casa y menos a dormir contigo y encima de todo interactúas con ese nerd en tu casa y en clases.
-Es el colmo que me reclames por esas cosas, Victor. Es imposible que me niegue a interactuar en clase, cuando es la profesora quien asigna las tareas y los compañeros y te recuerdo que tú, hace tres días ni venias a clase.
-Podrías hacerlo sola o simplemente no hacerla y de paso él también pierde su nota.
-Si nos asignaron un equipo debemos trabajar juntos así no me caiga bien y si hace la tarea, yo ¡no aprendo nada!
-Eso lo solucionamos el año que viene, juntos, linda- trata de disuadirme nuevamente.
-No estoy en condiciones de perder ninguna materia, sino chau beca- hago el gesto de adiós con la mano.
-¿Tienes una beca?' inquiere con las cejas juntas.
-No me escuchas cuando hablo- afirmo.- Te dije lo de la beca y también sobre el carro y demás. No me corresponde.
-En tu casa, tú tomas las decisiones, amor- se acerca a abrazarme al ver que no doy el brazo a torcer.- Anda, invítame a dormir contigo el fin de semana. Que tu amiga se junte con el raro en otro lado.
-Sigues sin escucharme amor.- me quejo entre gemidos por sus besos en mi cuello- Si Noe no te invita, yo no puedo hacerlo. Está en SU casa- pongo enfásis en el su.
-Eso no lo habías dicho, linda- gruñe en mi oído por la exitación.- Vayamos a un hotel que ya no me aguanto las ganas de enterrarme en ti muy profundo.
Medito sus palabras. La verdad, entre la pelea con mi amiga y esta nueva con él, no me quedan muchas energías.
-Hoy no tengo ganas. Tengo que hacer algo importante, Vic.
-¿Y eso?
- Peleé con mi amiga y fui grosera con ella. Quiero tratar de disculparme.
-Ve- se separa de mí- Me avisas cuando te sobre tiempo para estar conmigo.
Se da media vuelta y se va. No se despide y encima se ofende. Demasiado por hoy como para perder la cabeza con sus locuras.
Cruzo la calle e ingreso por la puerta de la cafetería que frecuenta con Martín antes de ir a la oficina. Si las estrellas estan alineadas, voy a tener suerte y se va a desaparecer en cuanto me acerque, como si lo intimidara, Pobre idiota.
Tomo asiento como Juan por su casa y saludo en tono neutral. Lo que no me espero por nada del mundo, es que ella se disculpe primero.
-Quiero aprovechar para disculparme por lo que pasó ayer, Alfon.- toma la mano que dejé sobre la mesa y la rodea con las de ella- Sé que actué mal y te pido perdón de verdad.
Medito sus palabras y debo reconocer que yo fui más perra. Le eché en cara la atención de mi padre con su caso, que no es nada sencillo y encima no le había dicho de la mujer, porque si, después me di cuenta de quién se trataba.
-No hay problema. Solo intenta no volver a hacerlo, realmente me sentí mal- me paro y la abrazo.
-Pueden actualizar para entrar en contexto, si gustan- menciona Martín.
La verdad me había olvidado que estaba aquí. Si fuera por mi, lo dejo con la duda, pero Noe, siendo Noe, le cuenta lo que pasó. Al escucharla hablar, solo se me ocurre una palabra.
-Celos- digo y siento el eco de mi voz.
Se ruboriza cuando se da cuenta de que decimos lo mismo, pero desvío la atención a la charla. Escuchar a mi amiga en plan celosa es para admirar en palco y obviamente no pierdo la oportunidad de provocarla un poco a ver si le cae el veinte y reconoce lo que siente.
Por supuesto que no voy a reconocer que la conocí ayer, cuando el nerd dice que pueden ser amigos y mi amiga no tarda en ofenderse. Como si me interesara ser su amiga.
Me mofo de ella un poco, claro que si. Ella es y va a ser siempre mi única amiga. Me puede caer bien la muchacha, pero de ahí a ser su amiga, es una distancia muy grande.
-Muy graciosos ambos- habla sarcástica y ofendida.
-Oh, si que es gracioso- tomo agua y levanto el dedo para señalar al raro- Es gracioso que lo digas, cuando le cuentas todo a él.
-Oye, a mi no me metas- se queja como si tuviera ¿qué? ¿cinco años?
-Oh, si que te meto. Yo tuve que esperar a que el guiso estuviera a punto de hervir para enterarme de lo que pasaba.- recuerdo como a él le contó todo enseguida y me cabreo un poco- A ti te lo contó todo a los dos días de conocerte. A mi me conocía de toda la vida y me hizo esperar.- finalizo, reconociendo que ha sido injusta.
-Tus comparaciones son muy chistosas ¿Sabías?- me ¿halaga?
Si eso trata de ser un piropo, está lejísimo de llamar mi atención. Encima ni puede disimular. Las palabras de Victor vienen a mi mente y decido volver al tema principal. Lo que menos quiero es darle alas y menos viendo que mi amiga se aprovecha de nuestro intercambio