19 Martín.

1515 Words
-Estoy completamente segura, Martín.- murmura después de observarme durante unos minutos- Quiero cruzar la línea. Sus palabras son música para mis oídos. La extrañé como loco esta semana que estuvo fuera. No tenía sus risas. No estaba su risa en casa, provocada por las bromas de mi abuela. Simplemente quedé suspendido en el tiempo, esperando un mensaje de su parte para no abrumarla. Ella siempre fue consciente de lo que despierta en mi y yo accedí a ser su amigo, por lo que si se interesa en algo más, el primer paso sería de su parte. Ahora la tengo tan cerca que su aliento y el mío se hacen uno solo, tratando de buscar la verdad en sus palabras. No me deja ni pensar lo que sería de mí si esto no funciona, simplemente se acerca y posa sus labios en los míos con un suave toque. Sabe a vainilla. Se siente suave, húmeda y caliente. Son toques delicados que me tienen en lo más alto. Mi mano libre va a su quijada cuando pasa la lengua por mi labio inferior, para mantenerla ahí, mientras ella se impulsa más arriba y recarga sus manos en mi pecho. Si es un sueño no me quiero despertar. Quiero morirme así, con mi castaña entre mis brazos. Justo como nos colocamos ahora. Ella sentada en sus talones y sus dos manos acariciando mis mejillas y enredando la punta en mi cabello con la punta de sus dedos, yo sentado con las piernas flexionadas, rodeando con una mano su cintura y la otra corriendo su cabello para atrás de su oreja como siempre quise hacer. Con su boca prendida a la mía y nuestras lenguas descubriendo que hay más allá en el otro. Con este corrientazo en mi espina dorsal que me dice que ella es todo lo que esta bien en la vida y la necesidad de pegarla cada vez más a mi cuerpo. Con sus suspiros y los míos cuando nos vamos deteniendo por la falta de aire y su rostro en mi pecho cuando logramos separar nuestras bocas. Y con el silencio tranquilo que se hace cuando se cuela entre mis piernas para sentarse a mirar el paisaje, recargando su cabeza en mi hombro y su espalda en mi torso. -Besas increíble, Martín.- eleva su rostro para mirarme. Dejo un pico en su boca deliciosa. -¿Pensaste que no sabía besar?- me hago el ofendido a modo de juego. -Nunca dije eso, pero bueno- deja la frase en el aire un momento mientras mira y toca mis pectorales con su mano izquierda- Nunca hablas de esas cosas y no se. -No hablo de esas cosas, porque no es de caballeros hacerlo, pero no te preocupes que no estas con ningún principiante tampoco- le advierto. -No puedo asegurar eso, aun- retruca Se arrodilla frente a mi, pasa las manos por encima de mis hombros y se incorpora quedando a mi altura. Sus ojos estudian mi rostro. El suyo, ahora libre de maquillaje, me muestra el color de los tres lunares que tiene de color marrón oscuro como su cabello. Uno al lado de su ojo, otro en el borde del mentón y el último pegado a su labio en el lado izquierdo, donde me atrevo a dejarle un beso en cada lugar. Su respiración cambia cuando soy osado de pasar la punta de la lengua donde se ubica el último. No me permite separarme. Sus antebrazos presionan mi cara, su mano derecha se prende de mis pelos ya secos, y la izquierda baja a mis omóplatos. El beso comienza lento y con prontitud, se vuelve necesitado. Sus piernas aprisionan las mías cuando las mueve a los lados y se sienta en mi pelvis. Bendito todo lo que existe porque tiene una calza y no un vestido, porque juraría que me fundiría en ella con deportivo y todo en ese meneo de caderas que tiene y despierta todo mi ser. Mis manos la sostienen pegada a mi pecho. Una en su nuca y la otra casi al inicio de su columna en el otro extremo. No la dejo escapar. Todo lo contrario. Suelto sus labios y poso besos húmedos en su cuello y justo debajo del lóbulo de su oreja. -Si, que no eres principiante- afirma entre gemidos que acallo en mi boca. Presiono su pelvis hacia abajo, haciendo que note mi erección. Retengo su labio inferior con mi dientes y lo suelto lento, tan lento como es posible, viendo la profundidad de esos ojos miel volverse más oscuros. -¿Te quedan dudas? Niega con su cabeza, tragando grueso. -Dime que no me vas a dejar así.- suplica dejando caer su frente en mi pecho. Largo una carcajada por las ocurrencias que tiene y se ofende golpeando suavemente mi abdomen. -Es en serio- objeta son mirar mi cara- Luego me frustro y me pongo de mal humor. -Entonces la mayoría del tiempo vivías frustrada, loquilla, porque te cargas un humor de aquellos, eh. -Algunas veces- reconoce con una mueca y ahora si hace contacto visual- Pero tenerte cerca era más fuerte que yo. -¿Por qué?- indago. -Tu lo dijiste una vez, Martín- apoya su frente en mi mentón y continúo esperando algo mas- Jamás me di el tiempo de conocerte. -Ahora lo harás de verdad ¿cierto?- consulto acomodando sus cabellos para poder observar su rostro. Con las manos, recorre mi pecho por debajo de la remera estremeciéndome al paso. -Ahora quiero conocer todo de ti- ronronea.- Y déjame decirte que lo que he conocido hasta ahora, me tiene enloquecida. -Tu me tienes loco, Alfonsina.- confieso sujetando su rostro con delicadeza, besando su mentón, observando sus ojos- Desde que te vi la primera vez, me tienes ahí. -Lo sé- afirma- Y me disculpo desde el fondo de mi alma por haberte lastimado con mis palabras en el pasado, Martín. Los faroles mieles que me miran, me hablan con la verdad. Decido que voy a confiar y voy a entregar todo lo que tengo, todo lo que soy para que me siga eligiendo para el resto de su vida. -Con qué no se repita, es suficiente, loquilla. -Lo prometo- levanta su mano izquierda.- Dime porque loquilla. -¿Te parece ofensivo?- niega sonriendo, señal de que le gusta- Ángel con las ocurrencias que tienes cada dos por tres, no puedo decirte. Para no llamarte demonio, sos mi loquilla. Mueve su rostro a los lados y arruga su nariz, donde deposito un beso antes de que comience a reír porque sabe que tengo razón. Nos volvemos a besar una y otra vez hasta que el sol comienza a ocultarse y es momento de marcharnos. Juntamos las cosas, nos abrigamos y emprendemos camino a casa. Seguimos hablando trivialidades, contando anécdotas de cuando éramos chicos. Me pregunta sobre mi cicatriz y le cuento el golpe que me dí por tomar la bicicleta de mi padre, ocasionando una caída en el parque, donde justo había un cordón. Le pregunté si tenía alguna y me contestó que sí la celulitis en sus muslos contaban como tal y lo desestimo en el acto. Hablamos de lo bueno que era mi padre, las horas que pasábamos juntos en la biblioteca y cuando fue a buscarme al colegio la primera vez que pelee porque me llamaron nerd cuatro ojos. En esa época usaba lentes de descanso. Ahora tienen un mínimo de aumento por el astigmatismo. Ella me contó porque se fueron a otro país, el no tener recuerdos con su padre y como Mauricio se convirtió en el pilar de su familia. Estaciono en su entrada y bajo a abrirle. Nuestra amiga debe de estar con nuestro jefe, porque la casa está desolada. -Te invito a un café, Tincho ¿Quieres?- ofrece. -Te lo acepto con gusto, loquilla. Ingresamos a su casa y me avisa que primero va al baño. Prendo la luz de la mesada de la cocina y busco las cápsulas que cada uno toma. Me parece irreal estar viviendo esto. Lo creí imposible, pero está sucediendo. -Regresé- avisa tocando mi espalda baja- Lo podía preparar yo ¿Sabes? -También puedo y no se me cae nada- enseño mis manos haciéndola reír. Nos instalamos en la isla de la cocina para terminar el café. A cada sorbo de café descubro algo nuevo de ella y le permito conocer más de mi. Siempre le mostré mi lado tranquilo, ese que conocen mis conocidos, el que soy frente al publico que quiere saber de mi, pero ahora, Alfonsina puede comenzar a descubrir al hombre detrás de las gafas, quien en verdad soy cuando estoy frente a una mujer que me gusta y me importa. A la mala he aprendido que es malo dar a conocer todo de ti a la primera aunque con ella no funciona la intención de medirme. Arranca la tasa de mis manos cuando ve mi intención de lavarla cuando terminamos nuestros cafés. -Usted quieto ahí.- me señala. Hago caso y me quedo viendo como mueve sus manos por el lugar, dejando todo como si nunca se hubiera usado nada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD