-Te quiero, Alfon- confieso cuando me dejó ir y siento que ella se viene conmigo.
No la dejo responder. No se si estoy preparado para escuchar lo que siente, porque es pronto para que ella se sienta como yo. Doy besos suaves en sus labios mientras trato de acompasar mi respiración y los latidos de mi corazón.
Sus músculos siguen palpitando a mi alrededor recordándome que aún seguimos siendo uno solo
Me aferro a su cuerpo y nos giro para quedar al revés, ella controlando todo como lo hace conmigo desde que la conocí. La yema de su dedo índice, hace formas encima de mi corazón al raz de mi pecho. Sus piernas caen laxas a mis lados y me niego a soltar sus caderas anchas. Solo aparto una mano para jugar con su cabello desparramado encima de los dos, peinandolo con mis dedos como lo desee desde que la vi con él suelto.
Por un momento pierdo ritmo y la orientación del mundo. El cosquilleo de su pelo en mi costado y sus besos, me despiertan alerta para todo.
-Nos dormimos como una hora, Martín.- informa con voz somnolienta.
-Ya me voy, bonita- medio aviso cuando me mira.
-No te estoy corriendo- sonríe disfrutando del crecimiento de mi barba en la palma de su mano ahuecando mi mentón.
-¿No?- inquiero.
Niega con su cabeza y toma mis mandíbulas para acercarme a su boca.
Dos segundos demora en besarme e inmiscuir su lengua en mi boca y ya tiene todo como quiere.
Tomo sus senos para jugar con ellos y su búsqueda de contacto da resultados cuando se encuentra con mi m*****o listo para fundirse en ella. Tiene el completo dominio de la situación y me dejo hacer. El cabello se desparrama en el contorno de su rostro. Trata de hacérselo para atrás, pero su movimiento de caderas y la suavidad de este lo regresan a donde estaba acompañando la danza de sus caderas.
Con una mano lo atraigo hacia un lado y con la otra cuido que no se regrese. Alfonsina rota sus caderas para todos lados y trato de aguantar todo lo que puedo, porque me siento dominado por las sensaciones. Esos movimientos ya me tendrían vaciándome en ella y me niego. Necesito más. Quiero más tiempo con ella, de ella.
Se sienta sobre mi ingle, se impulsa con las manos en mi vientre y sube y baja por todo mi m*****o tan lento como lo hice con ella, que no se como hice para durar tanto.
-Me enloqueces, bonita- murmuro cuando aumenta la velocidad.
-¿Te gusta lento?- inquiere y asiento vehementemente cuando sube muy lento y baja de la misma manera- ¿O más rápido?
Vuelvo a asentir del mismo modo.
No importa como fuera. Quería todo lo que ella representara y no tardamos en dejarnos ir y dormirnos abrazados después de una ducha que pretendía ser rápida y se demoró un poco más.
El sonido de su alarma me despierta y sé que debo apresurarme a ir a casa porque no tengo nada para la U.
Su silueta de reloj de arena cubierta por la fina frazada, me recibe.
-Bonita- recorro su columna a punta de besos- Vamos, loquilla que hay que estudiar.
-Mmmm- se queja y trata de esconderse bajo la manta.- Un poco más ¿si?
-Oh, no, mi loquilla- comienzo a hacerle cosquillas en sus costillas- Hay que levantarse, vamos.
Sus carcajadas desmedidas, sus ojos brillantes de la alegría del momento, las mejillas sonrosadas y su cuerpo retorciéndose para evitar mis dedos, terminan en una lucha de poder donde nuestros gemidos ahogados, nuestros besos y nuestra actividad final en la orilla de la cama, son los victoriosos.
Una ducha rápida después, nos encaminamos a su cocina con su bolso listo. Nos reciben las remeras que volaron la noche anterior y las tomo para guardarlas juntas.
-¡Oye! Esa es mía, Tin- reclama a las risas
-¿Cómo me llamaste?- juego con ella mientras le enseño su prenda lejos de su alcance.
-¿Tin?- pregunta seria.
Presiono mis labios para no reírme, pero su cara de 'Metí la pata' me puede más.
-Ja ja. Muy chistoso- se resiente- Por chistoso te quedas sin desayuno.
-Estaba jugando, bonita.- la sigo a la heladera para descubrir que no tiene leche para ella ni para sus panqueques. - Si no te molesta ir a casa, le pregunto a mamá si ya preparó el desayuno.
-Capaz que se ofende- opina.
-¿Por?
-Y no se- abre los ojos grande- Porque su bebé no llegó a dormir pero lleva arrimada para el desayuno, por ejemplo.
-No va a decir nada por dos cosas.- aclaro.
-¿Serían?- curiosea de brazos cruzados.
-Antes que eso, tengo una pregunta para ti- logro formular lo que para mi es un echo pero para ella no sé y me atemoriza que se niegue.- Alfonsina ¿Quieres ser mi novia?
-¿Enserio?- asiento incapaz de volverlo a repetir del nudo que tengo- ¿Novios de mano, conocer a los padres y toda la cosa?
-Yo conozco a tus padres y tu a la mía y a nana- la abrazo por la cintura y ella apoya sus manos en mis hombros- Solo es decirle a tu padre cuando lo pueda llamar y presentarlos a ambos y esta listo.
Sonríe mordiendo su labio y asiente una y otra vez con los ojos cristalizados. Necesito escucharla decirlo.
-Necesito palabras, bonita. ¿aceptas ser mi novia?- repito.
-Si- besa mis labios levemente- Si acepto ser tu novia, guapo.
-Bien, entonces, le escribo a mamá porque no me va a decir nada porque voy con mi novia y luego porque ya te conocen. ¿Estas de acuerdo?
-Va.
-¿Nos vamos en la camioneta o quieres irte sola?- negocio volviendo a besar sus dulces labios sabor vainilla.
-Mejor en tu camioneta y después le pido a Noe que me traiga.
-No, no. Yo te llevo, yo te traigo.- aviso sacando mi celular y con la confirmación de mamá de que nos espera, tomo su bolso.
-Bueno- accede cuando ya estamos en la puerta.
Camino a casa, vamos hablando de lo que esperamos de ahora en más. Yo espero mucho tiempo con ella y ya le avisé que voy a llamar a su padre y hablaremos por teléfono ahora y luego personalmente, cuando vengan.
Estaciono y doy la vuelta para abrirle. Se que es ansiosa y por eso coloco el seguro, sino se bajaría sola.
-Te vino fallada por dentro- la miro con las cejas juntas cuando lo dice- La camioneta. No abre por dentro.
-No está fallada, bonita. La tranco con el mando para que no te bajes antes de que llegue a la puerta.
-¿Porque?- inquiere riendo.
-Porque me arranco la cabeza si tienes la paciencia de esperar que te abra la puerta como te lo mereces.
Introduzco la llave en la puerta y entramos.
-Hola nana. Tenemos visitas- le cuento dejando un beso en su frente.
-Hola, mija. ¿Cómo se porta mi nieto?- le pregunta cuando la tiene enfrente ya que la traigo de la mano.
-Se porta bien, nana. No se preocupe.- le da un beso y se ruboriza.
-Voy a saludar a mamá ¿Vienes?- asiente suavemente- Ya venimos a desayunar, nana.
Ingreso a la cocina y veo a mamá haciendo el café, tostadas y disponiendo mermeladas y dulce en sus potes.
-Ma- beso su frente- Vinimos. Gracias por esto.
-Buenos días, hijo- saluda a mi novia- ¿Te disgusta algo de eso?
-Buenos días Fanny. Esta bien para mi.
-Para ella capuchino, por favor, mamá- solicito y miro a mi chica- Yo me voy a bañar. ¿Te quedas por acá o subes conmigo?
Mira hacia mi madre que sigue concentrada en lo suyo, frunce la nariz, mueve su cabeza sonriendo y cuando queda roja, adivino lo que quiere.
-Te sigo así me muestras tu cuarto.
-Ok- recuerdo que tiene razón porque nunca lo vio- Mamá, me baño y bajo enseguida ¿Va?
-No se demore que le queda poco tiempo y sino desayunan corriendo. - aconseja como siempre. - Vallan que están en su casa.
Con la mochila que llevé ayer y mi novia de la mano, comienzo a subir a mi cuarto.
Me vuelvo a duchar agradecido con esta nueva oportunidad. Glorioso de que al fin me dio la oportunidad de demostrarle que la quiero y que puedo hacer que se enamoré de mi.