Los últimos días hasta hoy, son un poco complicados de resumir, pero mientras vamos en su camioneta rumbo a ese lugar tan mágico, según sus palabras, haré el intento.
Primero que nada, nos comenzamos a juntar en casa bastante más seguido, los cuatro o solo Martín y yo para estudiar o pasar el rato. He averiguado mucho de su vida. Le gusta el café n***o y amargo, Ama hacer ruta y por eso quiere una camioneta, prefiere una película de medicina que la ciencia ficción y trabaja más por gusto que por necesidad. Es atento a las personas que le importan y siempre está dispuesto a ayudar.
Martín y Matías se pusieron a hacer apuestas de quien ganaba a la play, pagaba la próxima barbacoa.
Por supuesto que Martín lo dejó en ridículo. ¿Quién en su sano juicio compite contra un programador? Matías se debe de haber quedado sin neuronas o Noemí se las aniquila.
Noemí quería pizza caseras y competencia de play. Yo insistí un poco con que no teníamos que unirnos a sus planes, pero mi amiga no estuvo de acuerdo.
Según sus palabras, somos un buen grupo de amigos y colegas en la oficina y fuera de ella.
Justo ahora, descubro otra cosa de Martín.
-Yo no se hacer la masa, Noemí- me quejo cuando insiste en hacer todo en casa.
-Hola chicas. Yo me ofrezco a amasar- comenta Martín entrando a la cocina.
-No sabía que amasabas- pienso en vos alta.
-Emm si. Vendí pizzas caseras en una cafetería para colaborar con mi educación.- cuenta rascando su cabeza incómodo.
No lo dejo solo en su vergüenza cuando Noe abre su boca por el nuevo dato que nos proporciona.
-Que genial. A mi se me plasta la masa.- me quejo realmente.
-Si quieres te puedo enseñar. Está todo en el amasado- se ofrece.
-Es buena idea- concuerdo- Nunca esta de más aprender algo nuevo y menos a hacer pizza.
Saco los recipientes y comienzo a agregar ingredientes de a poco. Harina, sal y un poquito de azúcar. En otro recipiente, preparamos la levadura para que se active.
-Verifica que no esté demasiado caliente el agua, Alfon. Sino se quema- indica hundiendo su dedo.
-¿Está muy caliente?- cuestiono y ya no sé si hablo del agua o de él.
Tengo que reconocer, que su cercanía más que molestarme o inquietarme, me prende.
-Está perfecta.
Asiento a su indicación y continuo haciendo lo mío. Cuando agrego el agua con todo y arranco a incorporar la harina, me detiene con su mano.
-No. Espera. Tienes que hacerlo más suave- coloca su cuerpo perpendicular al mio y entrelaza nuestros dedos en la mezcla- Incorporas así- dice en mi oído moviendo nuestras manos juntas.
Todo el calor se acentúa en dos partes de mi cuerpo. Mi rostro y mi vientre.
Comienzo a mover las manos como me dijo.
-Comprendí- giro mi rostro para verlo y tengo el suyo prácticamente pegado al mio.
Sus ojos se ven de verde intenso. Su cabello tiene un movimiento que por más que los peine, se van hacia arriba porque se niega a usar gel. Su rostro está libre de barba y apenas tiene una sombra como señal de que si no se rasura, es mullida. Su piel es extremadamente clara y tiene una pequeña cicatriz al lado de su ojo.
La tensión en el aire está ahí. Esperando para ser extinguida. Mi falta de actividad íntima, no ayuda para nada.
-Disculpa. No quería molestarte- murmura tan afectado como yo.
-No te preucupes- le sonreí cuando se aleja apenas un paso.
No es el único incidente que nos pone en un aprieto, claro que no.
Nosotros tuvimos que regresar a casa por unos estudios de Noe que dieron mal y se desató el caos.
Caos y más caos. El Crakeen surgió con sus estudios, aquellos que dejaron con la boca abierta a un par y a Martín como el primer culpable por haberse quedado en casa.
-Te dejé quedarte en mi casa y embarazaste a mi hija- y lanza una piña contra Martín que lo deja en el suelo en un instante.
-¿¡Qué te pasa, tío!? - voy a ayudarlo y levanto sus lentes del piso, yo llevo hasta la biblioteca y me dispongo a curarlo.
-Siéntate ahí- señalo la silla, abro el botiquín de primeros auxilios y me meto entre sus piernas para poder desinfectar el corte en el tabique de su nariz.
-No es necesario, Alfonsina.- murmura cuando levanta su cabeza.
-Por supuesto que si. Mira si te lastimaba en ojo o algo así- exteriorizo las posibilidades
Sus ojos hacen contacto con los míos cuando toco su rostro. Mi piel se estremece y desvío mi vista a sus labios cuando cierra los ojos suspirando.
La tentación por probar su sabor está ahí, pero hay demasiada gente en casa y desisto.
Luego de curarlo con delicadeza, sintiendo el calor de su cuerpo ahí, vino mamá a ayudarlo con sus lentes.
Al ingresar al comedor, mi amiga estaba socorriendo a su novio, hasta que dijo toda la verdad y a mi tío no le quedó más remedio que escuchar.
Papá como siempre, en plan conciliador y dejando a más de uno avergonzado con sus respuestas.
-Si viene a mi casa un tipo como ese- señala a Matias - que respeta a mi hija en todo lo que decida, aunque piense que este mal, que me hace frente, que ha venido desde abajo, es humilde y encima de todo me hace abuelo, no amigo. No lo acepto. - sonríe sabedor - Le hago una lápida y me lo llevo a vivir a mi casa.
-No hablas enserio Mauricio- reclama mi tio
-Oh si que hablo enserio. -afirma.
-¿Y si te digo que me gusta Martín?- Comento bromeando y no tanto, como para tirarle un flotador a mi amiga y redirigir la atención que le dan al tema.
-Ya te llevo para que te cases con él ¿Viste como te mira, muñeca?
Esa vez, cuando mi padre me hizo ver como me miraba, todo fue como más claro para mi.
El martes de esa semana, nos regresamos en el avión privado que consiguió papá por lo de Noe.
Aun con el poco trato que han tenido con Martín, mis padres no dejan de hablar del buen muchacho que es.
Durante los días por fuera, les conté que conocí a su madre y a su abuela.
-Si educaron a ese chico para que aún teniendo dinero, prefiera trabajar para pagar sus estudios por sus propios medios, deben de ser buenas personas, tesoro.- comentó mamá antes de agregar que las quería conocer.
-Mamá, solo somos amigos. No le veo el sentido.
-Estoy de acuerdo con tu madre, muñeca.- mi padre siempre del lado de ella- Tienes que prometernos dos cosas Alfonsina.
-Lo que quieras.- levanto mi mano para que vea que voy enserio.
-Si llegan a algo más que solo amigos, nos vas a avisar y nos vas a presentar con su familia aunque no quiera, - presiona sus dientes enfadado- no como el otro patán que nunca se animó.
-Creo que si pasara, sería el primero en escribirles porque es bastante anticuado- reconozco con una mueca.
-Anticuado no es malo, Alfonsina- interviene mamá y la observo sonreirme- Solo diferente.
-Lo otro que tienes que prometer, muñeca- regreso la vista a mi padre que permanece serio- es que no vas a permitir que te lastimé ni tu lo vas a lastimar a él.
-No se como podría lastimarlo. Creo que es más probable que pase al revés.
-No lo creo.- difiere mamá- Ví como te vio en casa de tus tíos y tu eres como yo, hija.
-Lo prometo.
Pasé toda la semana en el campo, respirando el olor de la tierra y bromeando con mis hermanos.
Una tarde, sentada viendo las flores del diente de león bañando los prados, me recordó que Martín me iba a llevar al campo de tulipanes y le escribí.
'Hola ¿Cómo vas?' Yo
'Bien, disfrutando de las vacaciones ¿Tu?' Tincho, adjunta una foto de la playa
'Igual' tomo una foto del campo y se la envió con la leyenda 'Viendo esto porque no hay tulipanes'
'(carita riendo) Cuando regreses, te puedo llevar (dedos cruzados)'
'Llego el viernes. Que sea el domingo' propongo.
'Te veo el domingo, entonces (carita con beso)
Mi corazón comienza a latir con fuerza ante la idea de ir a ese paseo con él. No puedo negar que ahora me parece atractiva la idea de pasar el rato juntos porque es un sujeto agradable. Siempre estamos riendo o incomodandonos mutuamente y es agradable sentir que tengo cierto poder sobre él. Parece no importarle las cosas que dije antes, porque no se niega si le propongo una partida de play, películas en casa o salir a caminar por el barrio.