III

1374 Words
El dolor era casi inexplicable. Un lenta tortura oscura que poco a poco estaba carcomiéndome. Quemándome. ¿Estaba siendo asesinado lentamente?. Mi respiración ya había empezado a fallar, el aire a mi alrededor era algo venenoso, imposible de respirar. Cerré mis parpados con gran fuerza mientras aullaba entrecortadamente, pedía ayuda, rogaba para que parase, pero sabia que nadie vendría a salvarme, sabia que esto no iba a detenerse pronto. —P-por.. favor...- Mis huesos, los huesos de mis patas estaban, estaban siendo trituradas. El crujido era inconfundible. "¡Por favor!" No lo soportaba, era demasiado. Iba a morir, un último aullido y... Todo a mi alrededor se alumbro, el humo desapareció al igual que la presión en todo mi cuerpo. Deje de sentir aquella intensa tortura. Lentamente comencé a abrí los ojos, mi lobo se había ido, solo quedaba mi maltratado cuerpo humano sobre la tierra. Estaba temblando, no podía dejar de hacerlo, todavía sentía dolor. Y con lentitud mi visión dejó de verse borrosa, dejándome ver a aquel ser. Él se encontraba inclinado frente a mi, mirándome con una despreciable sonrisa. Por instinto quise alejarme, pero mi cuerpo no me respondió, y dudo que lo haga pronto. —No solo acabo de romper los huesos de tus piernas, sino que algunos de todo tu cuerpo— Me explicó con simpleza y sin borrar aquella sádica sonrisa de su rostro. Min lágrimas no dudaron en mostrarse y al parecer le hice enojar otra vez, ya que su pie no tardo en ubicarse en mi cabeza, aplastándome. —No lo hagas— No tenía control de mi cuerpo, no ahora, por lo que no pude obedecerle, mis lágrimas un rumbo sin fin. La presión en mi cabeza se hizo mucho más fuerte. —Solo...- —¿Podrías hablar más alto?— "Solo mátame" —M-mátame...- —¿Matarte?... eso no pasara, al menos no pronto— Mi cabeza dejó de ser presionada contra la tierra, poco después ya me encontraba en sus brazos luego de que su mirada pasara por mi desnudo cuerpo lastimado. Desagradable. —Espero que esto te haya servido como lección, ¿bien?— No le respondí, estaba sintiéndome algo mareado —Responde, ahora— —Si...— tenía que responderle, el tono de su voz sonó muy amenazador. Pero... no estaba mintiéndole, no quería volver a pasar por lo mismo, por aquel terrible grado alto de dolor, no lo soportaría, no otra vez. Aunque preferiría mil veces esto a lo otro, se tomado por este hombre era lo peor. —Muy bien, solo ríndete desde ahora y tu sufrimiento será mucho más llevadero. No importa cuantas veces quieras alejarte de mí, simplemente no lo lograras, no te dejare irte. Ya eres mío— Debí dejar que mi manada me matara, hubiera sufrido menos... —Estamos de vuelta— No me moleste en mirar a mi alrededor, de todas formas ya no tenía fuerzas. —Te sentirás mejor— Quise mirar, pero ya me encontraba cayendo, hundiéndome en el agua. ¿Qué estaba ocurriendo? Quise nadar a la superficie, pero una sensación de paz recorrió todo mi cuerpo, el dolor de mis huesos rotos, de mi piel quemada, había desaparecido por arte de magia... Me sentía extremadamente bien, y ya podía mover mis extremidades. No tarde en subir a la superficie, di con una roca que se encontraba en el medio del lago con cascada, subí a ella y me dedique a examinar todo mi cuerpo, buscando algun rastro de dolor, de alguna quemadura, de algo. ¿Qué fue lo que pasó? —Es el agua, puede curarlo todo— Dijo aquel vampiro llamando mi atención, y no pude evitar mirarle de manera sorprendida. Este bosque esconde muchas cosas. —Vámonos— Asentí con la cabeza y me puse de pie en la roca, pero antes de salir de lago eche una rápida mirada a mi alrededor, todo era tan hermoso, es una lastima que estuviera gobernado por demonios de sangre fría. ... Estábamos de vuelta en "casa" y esta al parecer se encontraba vacía, no a la vista por lo menos. No pude mirar mucho, pues ya estaba en camino hacia esa habitación tras la tranquila orden. Por supuesto obedecí, al parecer iba a ser así de ahora en adelante. Con pasos lentos y dudosos ingresé a la habitación, era tan fría. Por ello fui rápido en cubrí mi desnudes con las sábanas en la cama. Minutos después la puerta se escuchó abrirse. Me hice a un lado, achicándome en mi lugar, estando muy al borde de la cama. Iba a caerme en cualquier momento. —No pienso dormir— Me tensé, tragué saliva y negué —N-no.. por favor...— Me sonrió de lado, y yo solo me removí asustado, luego me ordenó que me bajara de l cama y que fuera al piso. Asentí, lentamente baje de la suave superficie y me recosté en la alfombra de felpa color gris, esta estaba ubicada cerca de la ventana y al lado de la cama... justo del lado en el cual el vampiro dormía. Algo me resultó casi gracioso, recordé que no es mi primera vez en dormir desnudo en el piso, era un lobo, aquello pasaba todo el tiempo y por ello encontraba esto perfectamente cómodo. Pero había un algo que lo cambiaba todo, ahora estoy expuesto ante un cruel desconocido, que además es un vampiro. No me sentía para nada protegido, y mi incomodidad iba en aumento. Al poco tiempo la respiración del hombre se tranquilizo, ya estaba dormido, y yo solo no podía conciliar el sueño. Mi mente se encontraba divagando en recuerdos de hace solo unos días atrás, donde todo era diversión, sonrisas, paz y calidez. ¿Qué pasara conmigo de ahora en adelante? ¿Ya no me podre acoplar? ¿Nunca conoceré a mí pareja predestinada? ¿Viviré atrapado en este bosque? Todas aquellas preguntas sin respuestas, no, si tenían respuestas, pero estoy bastante seguro de que no serán de mi agrado. Aun así... La noche había sido muy fría, pero no logro enfriarme del todo. Como lobo estaba acostumbrado a temperaturas mucho más bajas, nuestra sangre era caliente. Nacimos con calidez interna. Aun así me resultó dificultoso relajarme y dormir, y cuando ocurrio, había durado muy poco tiempo. Tal vez solo pude descansar unas tres horas, ahora me encontraba ocupando un de las esquinas cerca de la ventana, cubierto por una de las sabanas que se habían caído de la cama. Él todavía dormía, estaba acostado boca arriba, recorrí su rostro. Se veía tan inocente, tan diferente, no parecía ser aquel demonio que me torturaba, él simplemente se veía angelical. Piel pálida, cabellos negros y mandíbula firme. Por un momento me perdí en su rostro, por lo que salte del susto cuando se removió en su lugar para luego despertar de manera lenta y muy tranquila. Fue de manera rápida que volví a dirigir mi mirada hacia el exterior, dándole la espalda, no quería ver su verdadero ser, no quería ver esos profundos ojos negros. —Date la vuelta, ahora— Su voz me hizo temblar, era más grave. Obedecí de inmediato. —Deja de temblar, me molesta— Eso, eso es algo que definitivamente no podía controlar, por lo tanto se enfado y con su velocidad sobrehumana ya me tenía del cuello mientras me acercaba más a él. Vi a ojo aquello ojos negros cambiar a rojo intenso, señal de algo malo. Dejó de presionar mi cuello y posicionó su mano en mis cabellos. ¿Cómo es que puede cambiar tanto? Hace solo unos momentos estaba tranquilamente dormido, ahora, ahora había sed de sangre en su mirada. Sus colmillos se hicieron visibles, y la punzada en mi cuello me estremeció. Por suerte esta vez me tuvo un poco de piedad, él bebió muy poco de mí lambiendo la zona mordida luego, seguramente limpiando las gotas de sangre que se habían escapado de sus labios. Su gentileza se termino muy pronto, ya que sin aviso fue lanzado de regreso a la alfombra. Minutos después ya no estaba en la habitación. Nuevamente abrace mis piernas a mi pecho y me quede en posición fetal mientras lagrimeaba. Quería irme. Quiero irme. Pero era no pasara...
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