Clara
Aprieto mis ojos molesta, mi celular no para de sonar en la mesa de luz, abro mis ojos de mala gana y observó las millones de notificaciones que tengo, etiquetas, mensajes, llamadas de mi familia.
— Mierda – otra notificación llega y la abro – Mierda, doble mierda, triple mierda. – niego – No puede estar pasándome esto – claro que puede, te pasa por imprudente.
Pasó las manos por mi rostro y pelo, la desesperación invade mi cuerpo, salto para caer con mis dos pies en el piso, mis manos recorren mi cabello, desordenándolo y arreglándolo, no pensé, no medite lo que hacía, solo quería sacarme a ese idiota de encima y actúe, nunca creí que.
— Ahhh, era un puto desfile, invitaste periodistas imbécil – me regaño.
Grito bajito y salgo disparada a la habitación de Hilary, básicamente corro, sin importar que sean metros lo que nos separan, abro la puerta de un golpe, gritando su nombre y saltó sobre la cama sacudiendo los cuerpo de ambos. Jared parpadea y ella se sobresalta mientras tapa sus pechos desnudos.
Le restó importancia mientras mi móvil no para de sonar, tengo los minutos contados antes del caos que se avecina en casa, antes de tener que dar explicaciones que no tengo, antes de decir alguna cosa que me salve el pellejo momentáneamente.
— ¡Clara! – muevo la mano.
— No puedes gritar, yo estoy en crisis – gritó de nuevo.
— Estaba durmiendo – me recrimina.
— Esto es importante – el castaño se ríe y niega.
— Buenos días Clara – tapa su rostro con el brazo.
— Jared, buenos son los músculos que se te ven – bromeo y Hil me golpea – Auch.
— Estoy desnuda – ruedo los ojos.
— Ya te he visto las tetas. – le recuerdo – Tú me las has visto a mí – remarco lo obvio – Hasta les pusimos nombres – Jared nos mira.
— ¿Les pusieron nombres a sus pechos? – afirmó.
— Sí, los de Hil se llaman… - me interrumpe.
— ¡Clara! – grita mi prima.
— ¡Hil! – respondo.
— Estoy desnuda – suspiro – Él está desnudo – lo señala.
— Y su anaconda dormida y oculta – Jared me mira y Hil jadea – Sí, hablamos de esas cosas, no te espantes – elevo la mano para su lado – Choque los cinco – Hil me la baja de un manotazo.
— Clara, no… - vuelve a vibrar mi móvil.
— Cállate es importante – se lo muestro – Esto está en todos lados. – hablo mientras ella ve la imagen.
— Joder – me mira. - ¿Él es? – afirmó – Pero me dijiste que fue algo inocente – parpadea. – Un toque de labios – pasa las fotos – Acá parece que le estas sacando las amígdalas – le muestra a Jared.
— Bueno, hubo un poco de lengua – murmuró – Poquitín – hago la seña con mis dedos.
— Clara – suspiro – Eso no parece un poco.
— Esta revista me odia – mira el nombre de la reportera.
— Ella te odia – señala lo obvio.
— No le hice nada – muevo la mano.
— Le dijiste insulsa - me recuerda.
— Solo porque ella me dijo roba novios – le recuerdo en mi defensa.
— Su novio la dejó porque estaba enamorado de ti – dice de nuevo.
— Pero yo no salí con él, no lo conocía, no tengo idea de quién es – me defiendo – Y ella en venganza, hizo esa nota donde salgo con amigos y tomando. – cruzó los brazos. – Donde por cierto tengo muy mal aspecto.
— Entonces tú la llamaste zorra en televisión – Jared carcajea y mi móvil suena – Joder es tú papá y mamá – hago una mueca.
— Deben estar en camino – digo y Jared se sienta.
— No hay mucho tiempo – Hil pasa la mano por su cabello y chasqueo la lengua.
— Exacto, a vestirse, que no creo que tarden en llegar – tomo mi celular y salgo.
— Arruina mañaneros – me grita.
Todavía estoy en mi cuarto cuando el timbre suena enérgicamente, sé que Jared está en el comedor y Hilary seguro que también, no es cómo si no supieran que ellos duermen juntos, George lo dejo en casa la otra vez, hicieron una apuesta de eso, claramente mi tío no participó, ninguno de los hombres, solo las mujeres, ellos no querían saber eso y era entendible.
Aunque nadie ganó, la peor apuesta de mi vida, todos apostamos lo mismo, todos y como Hil y Jared son muy buenos y les gusta complacer a la familia, follaron esa misma noche.
— ¡Clara Hamilton! – el grito de Emily retumbó
— ¡Clara! – papá la acompaña – Espero que tengas una muy buena excusa – muerdo mi labio.
Tome aire al menos unas tres veces antes de salir de mi cuarto y caminar por el pasillo, Hil me mira desde el otro lado junto a Jared que permanece impasible. Se que no van a opinar, ni siquiera captar la atención de ellos, porque no quieren desviar el tema para su lado, mucho menos atraer opiniones sobre que hacen juntos un día sábado tan temprano en la mañana, la respuesta en este caso seria, sexo nocturno y mañanero interrumpido por ustedes, pero sobre todo por mí.
Observé a mi padres, papá parecía echar humo por la nariz y orejas mientras centraba su mirada en mí.
Siempre pasó desapercibida, excepto por aquella nota que hizo aquella bendita reportera que por supuesto no es la misma que mi tía adora.
Esta era una nueva, con la que en verdad no tenía nada que ver, no conocía a su novio, ni siquiera sabía quién era cuando me lo nombro, no me metí en ninguna relación y tampoco me interesaba, mis motivaciones eran otras, por ejemplo, mi puesto en la empresa.
Mamá por su parte parecía más calmada, miraba a mi padre y le decía que respire o me deje hablar mientras él balbucea alguna cosa que no comprendo, porque mi cabeza está en otro lado en este momento, justo en las dos personas que tengo frente a mí, mis tíos, esos que están igual de enojados que mi padre.
Emily me observaba, sus ojos manifestaban decepción y enojo, llevaba un jean oscuro con una blusa suelta.
Nathan simplemente me observaba, no había rastro de nada en su mirada, solo brazos cruzados, mentón rígido y gesto impasible.
— ¿Por qué tanto grito? – bostezo, todavía no había cambiado mi pijama.
— ¿Ese hijo de puta está aquí? – parpade con las palabras de mi padre.
— ¿Qué? ¿De qué hablas? – me hago la desentendida.
— De esto – ponen la revista en la mesa del comedor y la miro. – De la relación que aparentemente tiene mi hija y de la que no sabíamos nada – aprieto mis dientes.
— Glaam y sus portadas – murmuró recordando a la reportera desgraciada.
— ¿Qué es eso? – consulta mi padre.
— Una revista – respondo tranquila.
— Clara – mamá súplica con sus palabras, las peleas con papá nos llevaban, a ambos, a un sarcasmo extremo.
— No me había dado cuenta – el sarcasmo tiñe su voz, genial, comenzamos - ¿Qué hay en la portada?
— Una foto – respondo igual de sarcástica.
— ¿Quién está en la foto? – observó.
— Un hombre – sale bien el desgraciado – Y esa es una mujer – observó sus curvas – Que se parece a mí, pero no soy yo – mamá se golpea la frente.
— ¿No? ¿Estás segura? – afirmó – Es el mismo vestido, los mismos zapatos y el mismo hotel de ayer – chasqueo la lengua.
— Pueden haber montado esto – cruzo mis brazos – Claramente tengo mejor trasero, ni hablar de los pechos, los míos son un poco más grande – esa foto parecía modificada para dejarme mal, tenía mejor cuerpo, joder.
— No me digas – aprieto mis dientes.
— ¿Qué quieren? – los tres me miran. - ¿Por qué están acá?
— Queremos que nos expliques eso – señalan y no sé qué quieren oír, tampoco sé que decir.
— No hay nada que explicar. – subo mis hombros.
Emily se queja y me da la espalda, está furiosa y la entiendo, eso está por toda la ciudad, toda la puta ciudad. Pero era una simple foto, de una revista de chimento barata, no importaba lo que dijera, esto no podía afectarme, no como cualquier otro escándalo, solo nos estábamos mirando por todos los santos.
— Una cosa te pedimos – comienza molesta mientras levanta un dedo – No te metas en problemas, no generes chismes y aquí estás tú, en todas las portadas dos días antes de asumir la presidencia, dos días antes – enfatiza con sus dedos la mujer, le gustaba usar las manos – Te dije que no lo hicieras, quiero irme tranquila, quiero dejar todo esto y descansar con mis hijos y familia – niega – Hiciste un gran trabajo, lo tenías todo asegurado y haces esto – señala la mesa – Es increíble, eres increíble.
— Te dijimos que los inversionistas no quieren este perfil, te rechazaron, no quieren darte el puesto, no podrás tomar el lugar – Nathan es ahora quién habla. – Ya enviaron un comunicado.
— No, me niego, eso es una mierda – me quejo – Es una estupidez, es una foto, solo nos estamos viendo. – señaló - ¿Qué diablos les pasa? ¿Van a permitir eso?
— ¿No qué no eras tú? – papá habla y lo fulmino.
— Ahora no Hamilton – sentenció molesta y el timbre suena.
Mientras mi madre abre la puerta, Emily abre la revistas, mis ojos no se despegan de las hojas donde aparecen más imágenes, de los dos sonriendo, el beso, Gao Lin con cara de enojo, me cacheteo mentalmente mientras recuerdo lo que hice, de acá salieron las benditas fotos de las redes.
Estaba el hijo de nuestro inversionista, dije delante de él que era mi novio.
— De todos los imbéciles del mundo, justo con él te vienes a involucrar – Emily eleva la voz – Un mujeriego de primera que no hace más que ponerte en el foco de la tormenta.
— Están exagerando. – muevo la mano – No tienen pruebas de eso.
Parpadean, parecía que lo estaba defendiendo y puede que, si lo hiciera, no porque me importara ese hombre, nada de él me interesaba. Pero, ese hombre, su nombre, lo que hacía o dejaba de hacer, ahora repercutía en mi vida y no lo podía permitir, no cuando quería salvar mi pellejo.
Además, nadie lo había visto con ninguna mujer, nunca lo habían fotografiado con ninguna hasta hoy, o mejor dicho ayer, que le sacaron fotos conmigo y llenaron la web de ambos como si fuéramos el plato principal del momento.
— Te dijimos que no podías salir en ningún escándalo, te quieren fuera – Nathan suspira cansado.
Mi pecho se comprime con sus palabras, el pánico me invade por completo cuando caigo en la cuenta de todo lo que estaba perdiendo por hacer lo que hice, por jugar ese juego de beso a cualquiera, aunque no fue cualquiera, sabía perfectamente a quién estaba besando.
— ¡Que no es un chimento! – grito molesta – No tiene por qué importarles mi vida privada, hice bien mi trabajo, no tengo porque decir si estoy o no con alguien.
Las palabras salen de mi boca sin pensar mucho en ellas, está mal, se supone que no debería hacer esto, mucho menos mentir, pero me parece absurdo que se fijen en mi vida en vez de mi trabajo, soy buena en lo que hago.
— ¿Qué dijiste? – mamá balbucea.
— Que no es un chisme – mantengo la mentira.
— ¿Qué es? – insiste.
— Mi novio, estamos saliendo desde hace unos meses – miro a Hill que parece atragantarse. – No tenía por qué decir nada, estábamos viendo como nos llevábamos, me fue a ver, me olvide, de los paparazis, solo lo salude.
— Te lleva más de diez años – dice mi padre y cruzo mis brazos.
— ¿En serio? - era el colmo. – Te recuerdo la edad de ambos – los señalo.
— Es verdad, hemos salido los cuatros juntos – Hilary interfiere y mira a Jared.
— Llevan un tiempo saliendo – responde.
— Sí claro – Oliver niega – Y tus guardias no lo van a saber – no pensé en ello.
— Soy muy cuidadosa con mi vida privada y no, no lo saben porque nos hemos reunido fuera de mi casa y no hemos ido a la suya – cruzo mis brazos – No tengo porque explicar con quién salgo o dejo de salir.
— Clara – mamá se acerca y Nathan levanta la mano.
— ¿Es tú pareja? – mis ojos van a los de mi hermana, que ahora se encuentra en la sala.
— ¿Cuándo llegaste? – consulté y ella me miró.
— Hace unos minutos – moví mi rostro.
— Quiero hablar con él – papá me vuelve a mi realidad.
— ¿Qué? – lo miró desconcertada.
— Quiero conocer a tu supuesto novio.
— Es mi novio – reafirmó.
— En ese caso hablaras con la junta, explicando la relación que tienes con él – Nathan hablo – Si es tu novio, puede ir a la reunión, es lo más conveniente, es una forma de demostrar que tienen algo serio – maldije internamente.
— Buenísimo, mañana él no puede tiene una reunión – conmigo, para arreglar este desastre – Pero pasado ya puede – sonreí.
— Pasado mañana entonces – Emily me observo – Espero ver a tu novio sin falta – joder, en que me había metido.
— Ahí estará
Todos se fueron para nada convencidos por mi parte me senté en el sillón a soltar el aire mientras Jared y Hilary me observaban esperando que dijera algo, pero yo solo podía decir nada de nada, era como si las palabras se me hubieran quedado en la boca mientras leía los titulares.
“Cazador, cazado”, pase las hojas hasta llegar a la nota donde aparecemos los dos. “Ayer fue el octogésimo aniversario de la empresa Astracán textil y el glamour no fue lo único que nos acompañó, sino que también logramos corroborar que dos de los solteros más codiciados del ambiente, son nada más y nada menos que parejas.
Sí leyó bien, pareja.
Varios testigos y esta humilde reportera - sí, claro - fuimos espectadores de uno de los momentos más hot y esperados, pues Clara Hamilton quién estaba como la presentadora oficial de ese desfile, no solo deslumbró con su outfit, cautivando como siempre la mirada de todos los hombres.
Además, se llevó la mirada y el corazón de nada más y nada menos que Andrew Miller, el hijo del joyero más prestigioso de la ciudad, quién estuvo en todo el desfile y luego se apartó para esperar a su chica, quien lo recibió con un caluroso beso.
Los presentes dicen que se los vio muy acaramelados, con sonrisas y risas de por medio, todos esperaban un beso de despedida, algo que no llegó ya que la hija de Oliver Hamilton volvió con sus invitados”
“Recordemos que el señor Miller es reconocido por su gran repertorio de mujeres, hay muchas que dicen haberse acostado con él, pero ninguna tiene una prueba factible de que el hecho en cuestión haya sucedido, no hay rastros de nada, no hay fotos y siempre que se lo ve, está solo, con socios o su familia.”
“Clara Hamilton por otro lado siempre está con su prima o amigos, por lo general trata de salir completamente camuflada y más de algunas fotos ebria en algún antro por la noche no tenemos”
“Cabe destacar que los Hamilton son fieles clientes de las joyerías de los Miller, siendo Clara la encargada de hacer las alianzas completamente personalizadas de su familia, estamos seguros que fue ahí cuando nació el amor entre nuestros dos protagonistas”
“Es la primera vez que se los ve a ambos en compañía del otro, ninguno ha presentado pareja oficial en el ambiente y esperamos de todo corazón que sea la primera y última que lo hagan, porque se ven divinos juntas, aunque con la fama de nuestro protagonista, no podemos sorprendernos si la pequeña Hamilton sale con el corazón roto”
— Hija de puta – siseó – Pequeña Hamilton, pequeña la tiene tu novio – miro la revista – Ops, lo siento, te dejo – tiró la revista en la mesa y los dos se ríen.
— ¿Qué planeas hacer? – Hilary me mira y yo a ella.
— Llevar a mi novio a la junta – muerdo mi labio – Solo espero que acepte, ya lo bese sin su permiso, ahora lo hice mi novio… - murmuró.
— Falta que lo hagas tu marido y la terminas por arruinar – sonrió – No, no, tienes la cara, no hagas esa cara, casarte no Clara, es mucho, no puedes – carcajeo.
— No me voy a casar – muevo la mano – Puede estar jodidamente bueno el condenado, pero no me engatusa, no a mí.
Mi móvil suena con un número que no tengo agendado, junto mis cejas y lo observo, no había querido atender ninguna llamada, si sigo hablando lo arruinare, sobre todo porque mi versión no tiene la parte importante, el novio.
Atiendo a regañadientes, cuando vuelven a insistir.
— Hola – mi voz es dura.
— Amor, que bueno que contestas, te he estado llamando toda la mañana – su voz ronca llena mis oídos.
— Cariño – respondí sarcástica – Toda la mañana no, solo tres veces, ¿no crees que eres un poco exagerado?
— Cuando se trata de ti, no – hablo en todo seductor.
— Sigo pensando que aquello no te puede funcionar con las mujeres, es muy trillado y repetitivo – chasqueo la lengua.
— Lo bueno es, que contigo no tuve que hacer nada – rodé los ojos y carcajeo – Ahora dime pequeña… - apreté mis dientes - ¿Qué vamos a hacer con el lio en el que nos has metido? – respiré profundo.
— Primero, no me digas pequeña – Hil comenzó a reír.
— Pero eres pequeña – repite.
— Pequeño es lo que tienes entre las piernas – siseo y mi prima y su novio comienzan a reír.
— Eso es grande nena, puedes verlo cuando quieras – ruedo mis ojos.
— No lo quiero ver – corto - ¿Puedes reunirte mañana conmigo? – se queda en silencio.
— Podemos hacerlo ahora mismo si quieres, resulta que tú me has metido en más problemas de los que imaginas – elevo mis cejas.
— ¿Tus amantes se volvieron locas? – consulte divertida.
— Se manejar las hormonas femeninas cariño, lo que no pude manejar es a mis padres – aprieto mis dientes.
— ¿Dónde nos podemos ver? – me apresuro.
— A las afueras de la ciudad hay un restaurante, se llama “caramella dolce” – tomó una lapicera y anoto la dirección que me da – Nos vemos en una hora y media.
— Ok, nos vemos ahí – se queda en silencio. – ¿Andrew?
— Nos vemos preciosa – vuelvo a rodar mis ojos.
— Eres un grano en el trasero. – murmuró.
— No puedes hablarle así a tu novio cariño – abro la boca - Nos vemos bonita – cuelga.
— ¡Me corto! – miro el móvil – Hijo de…
— Me agrada – Hil suelta aquello y la fulmine con mi mirada. - ¿Qué harás ahora?
— Me juntaré con él en un restaurante a las afueras de la ciudad – miro el móvil – Necesito que me ayudes a escapar.
— Vente en el auto conmigo, luego te tomas un taxi hasta allá, debemos distraerlos – piensa – La universidad, si vamos todos juntos enviaran a un grupo, puedes salir por atrás y desde ahí tienes menos kilómetros hasta llegar.
— Genial, iré a cambiarme