Capítulo 4

1754 Words
A la mañana siguiente como es costumbre Paolo se despierta solo en su cama, despierta a Paola para que se bañe y él prepara el desayuno sin dejar de pensar en que su esposa está muy rara últimamente, no quiere pensar mal de ella pero todo apunta a que le está ocultando algo de lo que no sabe sí quiere o no saber pues ha descubierto tantas cosas de ella que sinceramente no está muy convencido de querer saber más además de que siente que se casó con una completa extraña pues con cada día que pasa ve facetas de ella que desconocía, facetas que como hombre no le gusta descubrir y sumado a ello está la desagradable sensación de que su pequeña Paola no es su hija, puede ser una niña grande pero para él siempre será su pequeñita.     La mañana se pasa volando luego de dejar a Paola en el colegio tras haber compartido juntos el desayuno en medio de preguntas dignas de una niña de su edad y que él no sabe cómo responder pues está en la edad en la que quiere saber sobre temas de su desarrollo y a veces él se siente torpe a la hora de hablar de ello y ni que decir cuando le pregunta sobre cómo se hacen los bebés, sabe que su hija solo es así con él y en el fondo eso lo enorgullece ya que a su ver eso significa que está haciendo bien las cosas con la niña pero en otras ocasiones siente que esa confianza debería de tenerla con su madre, con Antonia pero está se limita a centrarse en su trabajo más allá de cualquier otra cosa y en eso se clasifica su vida del hogar, no puede recordar ni una sola ocasión en la que la haya visto actuar como madre con Paola más que para regañarla.   Paolo decide buscar a Antonia para que juntos vayan a ver al abogado pues ese es un tema que no se debe postergar bajo ningún concepto tanto por el bien de Paola como por el de ellos dos pues esto significa muchas cosas entre ellas que la presencia de Piero será inminente en sus vidas si no actúan de una buena vez anticipándose a sus posibles ataques cuando lo más importante es la estabilidad de la niña, se sorprende al no encontrar a sus secretarias pero sigue su camino hasta la oficina de Antonia, escucha una voz de hombre del otro lado de la puerta cosa que no se le hace nada rara ya que su esposa suele trabajar con hombres y eso para él no representa ninguna amenaza; cree que tal vez es Franco que habla con ella de trabajo así que entra sin problema alguno pues siente la confianza suficiente para hacerlo pero se sorprende con lo que ve.   -¿Qué significa esto? - frunce el ceño hablando de una forma en que a la susodicha la pone a temblar mostrándole algo que no se esperaba - Antonia - ella se siente desfallecer y queda pálida al percatarse de la forma en que su marido la está mirando - ¿quién es él? ¿por qué te tiene abrazada? - su voz suena dura y sin emoción alguna, es como sí en el fondo hubiera estado esperando a que su mujer o esposa pues de lo primero hace tiempo que no lo es, hiciera algo como lo que está viendo.   -Es... - se aleja del hombre del que estaba peligrosamente cerca - yo te lo puedo explicar - intenta encontrar las palabras adecuadas para decir lo que está sucediendo sin tambalearse y sin que sus explicaciones se vean como lo que no son, de cierta forma ambos esperaban que algo como ello sucediera ya que era una bomba de tiempo que detonaría de alguna forma haciendo que la fragilidad de aquella unión se pusiera a prueba.     -Ya sé, por esté - mira a su rival tras cortar la explicación que Antonia estaba por darle pues empieza a sentir que en realidad ya ni eso le importa al menos viniendo de ella - es que no nos determinas ni a tu hija ni a mi - resopla mirando a aquel hombre quien parece disfrutar de cierta forma del numerito que está presenciando entre los esposos.     -Eso no es así - se levanta e intenta tocarlo buscando su cercanía y algo más que le permita ver que aún le importa a Paolo ya que desde su perspectiva la lejanía entre ambos tiene que ver con que él solo mira por los ojos de su hija y a ella la deja de lado la mayor cantidad de tiempo - tú eres mi esposo y te respeto - titubea al ver a Paolo cruzarse de brazos.     -Osea que si es verdad - no sabe muy bien que hacer ya que todo lo que pensaba acerca de los cambios de Antonia se empiezan a confirmar y eso es por la presencia de otro hombre en su vida - ustedes dos tienen algo - afirma y acto seguido le da un golpe a su contrincante ignorando a Antonia quien hace un intento para tocarlo y calmarlo - miserable, es una mujer casada - habla con amargura sintiendo una especie de dejavu o más bien de karma pues él hizo lo mismo cuando se metió con ella, parece ser que es algo en su forma de ser lo que lleva a la diseñadora a ser infiel a todos sus maridos cosa que le provoca amargura  - y tú - mira a Antonia moviendo la mano con aspereza y hasta dolor, uno que no va a admitir y menos en frente de su rival - quiero el ADN de Paola, - eso descoloca a la diseñado quien hasta el momento no esperaba algo como ello de su parte - aunque me duela por tú maldita culpa será lo mejor, no sabes cómo odio tener que humillar a la niña para comprobar sí soy su padre - niega con rotundidad mientras ajeno a los pensamientos de Antonia la comienza a lastimar con sus palabras - ya no sé ni con quien me case... debí hacer caso cuando me dijeron que me harías lo mismo que a Piero - es lo último que le dice a la pelinegra y luego sale de la oficina sintiéndose herido que nunca en su orgullo y dudando de su paternidad como nunca antes. -Antonia - dice Juan Pablo limpiándose la cara tras el golpe recibido por Paolo y haber presenciado aquella disputa entre esposos - ¿es tu esposo? - inquiere tras escuchar el sonido de la puerta al cerrarse; ella asiente tomando un par de hielos para que se los ponga actuando de forma mecánica - ¿sabe que tu y yo… - se muestra curioso ya que es como sí el pasado comenzará a acercarse a ellos de manera peligrosa.     -No - lo corta sin permitir que se atreva a insinuar aquello pues eso es algo que pertenece a su pasado y que ha guardado en lo más profundo de su corazón con gran recelo - no lo sabe, pero con todo esto debe sospechar - se deja caer en la silla con visible cansancio ante todo lo que se avecina pues lo presiente. -No te voy a mentir Antonia - se acerca a ella nuevamente después de hacer una pausa, la toma de la mano en lo que ella comienza a sentirse nerviosa por la forma en que Juan Pablo la está mirando, no es tonta y sabe que muy seguramente el ex sacerdote le dirá algo que pondrá su mundo a temblar pues en el fondo hay una parte de su vida amorosa de la adolescencia que aún no supera - yo deje el sacerdocio por ti, cuando te volví a ver supe que te quería de nuevo conmigo.   Antonia suspira confirmando sus sospechas pero también siente un doloroso escalofrío atravesando su espina dorsal por lo que siente, no es tonta y es una mujer a quien desde su iniciación en el sexo le ha gustado casi hasta el punto de sentir que sus deseos sexuales pueden ser como los de una ninfomana, pero Paolo desde hace mucho no la complace y eso comienza a ser mella, es una mujer moderna con lo cuál para ella el tema del sexo no es un tabú y tampoco lo es el aceptar que en su naturaleza está como en la de cualquier mujer sentir deseo, querer practicarlo hasta el cansancio y sí debe admitirlo la verdad es que Juan Pablo supo como iniciarla y ser uno de sus mejores amantes.   -Qué cosas dices - intenta restarle importancia al asunto ocultando tras el cruce de sus piernas aquella calor tan familiar que siente en el preludio del deseo s****l pero su cuerpo y su centro de placer se siente ansioso al sentir el aroma tan familiar que desprende el cuerpo de Juan Pablo, un aroma que le deja palpitando pero que intenta ocultar y apagar ya que él único con quien quiere calmar sus deseos más deliciosos ahora y siempre es su marido aunque esté crea todo lo contrario - soy una mujer casada - afirma como sí ello fuera un escudo para salvaguardarse de lo que su cuerpo recuerda de las noches de pasión que hace tanto no tiene. -Por lo que me contaste ya no, - responde ignorando todo lo que ella le dice pues al ser sacerdote y al ser Antonia la única mujer a quien ha tocado en su vida hay cosas que quiere experimentar con ella cosas tales como los deseos de la carne - menos viendo la reacción de ese hombre - ella traga saliva siendo consciente de la tensión s****l que se respira en el ambiente - además tienes una hija conmigo ¿acaso eso no importa? - la toma de la mano haciendo que entre ellos se genere una deliciosa descarga eléctrica. -Importa - suspira negándose a seguirle el juego a Juan Pablo pues lo más importante para ella en esos momentos es su marido - pero Paolo es mi esposo, no te lo voy a negar - parpadea sintiendo la mirada de él sobre el escote de su blusa  - tú eres importante para mi - mira sus manos recordando lo que siente al tener manos masculinas sobre adorable centro de placer - esto no tiene ni pies ni cabeza - se niega a seguir dando cabida a sus pensamientos más sexuales.
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